El menú de este restaurante de Celanova cuesta 12 euros y tiene primero, segundo, postre, bebida y café
Celanova

Hace dos años que la cocinera portuguesa Conchi Coelho y su marido, Roberto Sierra, se hicieron cargo del negocio de sus suegros, la parrillada Ponte Grande
17 Oct 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Conchi Coelho es un poco trotamundos y su última aventura la trajo a Celanova. Nació en Oporto y desde allí se marchó a Andorra, donde trabajó en el sector de la hostelería durante más de 25 años. Hace dos se trasladó a la provincia de Ourense, concretamente al pueblo natal de su marido, Roberto Sierra, y juntos decidieron ponerse al frente del negocio familia. Se trata de la parrillada Ponte Grande, un restaurante que abrieron los suegros de Conchi hace tres décadas. «Cogimos el relevo y quisimos hacerlo ampliando la carta», dice. En el Ponte Grande que recuerdan muchos celanovenses solo se comían dos cosas: churrasco y chuleta. «Añadimos todo tipo de platos de cocina casera. Al principio tenía miedo de arriesgar, pero aquí vienen muchos obreros a comer cada día y me pareció que era buena idea ofertarles opciones nuevas», explica Conchi. Por eso desde hace dos años en Ponte Grande, además de churrasco y chuleta, que no faltan, hay otras muchas opciones como lomo al ajillo, pechuga de pollo con salsa de champiñones, costilla asada, codillo, carrilleras, cabrito, flores de pulpitos, lentejas, fabada, calamares o callos.
El menú, que incluye primero, segundo, postre, bebida y café, cuesta 12 euros de lunes a sábado y los domingos sube a 15 porque entre las opciones hay ingredientes más selectos. «Es más elaborado. Solemos tener algo de marisco y bacalao a la portuguesa», cuenta. Este plato típico de su tierra es una de las nuevas especialidades de la casa. Lo hace también por encargo y, si se escoge dentro del menú, encarece un poco el precio, hasta los 17 euros. «No hay que ir a Portugal para comer un buen bacalao, aquí desde Celanova lo hacemos riquísimo», asegura Conchi. Esta portuguesa es una enamorada de su profesión. «Me encanta lo que hago. Llevo muchos años en hostelería y me gusta muchísimo. Siempre trato de ponerme en el lugar del cliente, de ofrecerle lo que me gustaría a mí que me diesen», explica. «En Andorra estábamos acostumbrados a atender sobre todo a turistas, sin embargo en Ponte Grande tenemos clientes de todos los días, trabajadores de la zona y vecinos de la provincia», añade la hostelera, que está contenta con la decisión de haber apostado por el negocio familiar en Celanova. «La experiencia está siendo muy buena», termina. Abren todos los días menos los lunes.