Los niños del colegio de Maside prefieren las manzanas pink lady antes que las naranjas de la China
Maside
La madre de un alumno enseña a los escolares a diferenciar las frutas
25 Jan 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Ni granny smith, ni envy, ni tabardilla, a los escolares, por lo menos a los del concello de Maside, les gusta la pink lady. Una variedad de manzana que nació en los años 70 en Australia, a través del cruce entre las golden delicious y las lady williams. Lo saben porque desde hace unos meses la madre de uno de los alumnos del colegio Terras de Maside acude al centro para enseñarles diferentes tipos de fruta, de temporada y tropicales, para que los pequeños conozca todas las posibilidades que tienen a su alcance.
«Todo comezou cando o meu fillo pediume que viñera a ensinarlles ós seus compañeiros as froitas, porque moitos non coñecían as que el levaba para a merenda», explica Ana Rodríguez. Ella es la propietaria de dos tiendas de la Frutería Evaristo de O Carballiño y surte al comedor del centro educativo.
«Fun un día a mostrarllas e gustoulles tanto que repetín», apostilla. Y la cita quedó. Todos los miércoles, Ana y sus compañeras Sandra y Soraia acuden al centro educativo para que los pequeños aprendan no solo el nombre de los productos sino también cómo saben y de dónde vienen.
Este miércoles el patio del colegio se transformó en una tienda de frutas en la que degustar diversos tipos de manzanas, naranjas de la China, carambolas, fruta de la pasión, physalis, grosellas, aguacates, papayas, piñas e higos. En esta ocasión añadió también algunos tubérculos, que preparó al horno. «A vez anterior acerquei caquis e foi todo un descubrimento para eles. So un coñecía o que eran. Encantoulles», relata Ana.
La frutera, que hace esta actividad de forma altruista, espera que con el tiempo se convierta en un proyecto que exportar a más centros para que los pequeños vayan poco a poco familiarizándose con algo tan necesario como la fruta y que pierdan el miedo a probar cosas nuevas. «Sabemos que funciona porque despois das primeiras veces chamáronnos varios pais para preguntarnos polas froitas que dimos, porque os seus fillos querían desas», explica.
Ana Rodríguez organiza un juego con los pequeños, que en primer lugar deben adivinar el nombre de la fruta que tienen delante. Una vez que se desenmascara el misterio, las corta y se las da a probar. Todas y cada una. Este miércoles triunfó la pink lady, que todos quisieron repetir, y aunque se aventuraron a tomar las naranjas de la China (kumquat), sus caras eran todo un poema. Su sabor amargo unido a la naturalidad de los niños de siete años, convirtió la actividad en un juego de aspavientos. «Sorprende o que participan e que todos queiran probar, a pesar de que para eles algunhas das froitas, sobre todo as tropicais, resúltanlles raras», relata.
Al final siempre hay premio. En esta ocasión fue un ágape de fresas y cerezas.