La Voz de Galicia

Méndez Núñez pasa de héroe a olvidado

Pontevedra

MARTIÑO SUÁREZ CRÓNICA

29 Jun 2001. Actualizado a las 07:00 h.

será un militar, ou un ministro», aventura un jubilado, frente a la casa que perteneció a Méndez Núñez en Pontevedra, justo debajo de la placa que recuerda al marino. El almirante aparece aquí con la cabeza alargada y con sus patillas acolchadas. Tras los muros de la casa del arco murió, en 1869, tres años después de un desastre militar que lo convirtió en héroe. Mañana cumpliría 177 años: nació en Vigo un 1 de julio de 1824. «¿Méndez cuántos? No tengo ni idea de quién es el tío», se disculpa un chico en la plaza pontevedresa que lleva el nombre del almirante gallego. No es el único lugar de Galicia en el que se ensalza su dudoso heroísmo: en Vigo, una calle en plena zona vieja lleva su nombre; en A Coruña, se le dedican unos jardines al lado de los Cantóns, y en Santiago, en la Alameda, hay una estatua suya ordenando un bombardeo, siempre con sus apéndices de pelo electrizados hasta el extremo. Recreación teatral En el Museo Provincial sí conocen bien su figura: basta con preguntar por él para que lo dirijan a uno a una serie de salas en las que se reproducen, con un efecto de teatral realismo, el camarote del Numancia, con sus paredes abombadas y sus portulanos extendidos sobre la mesa, o la habitación en la que murió, repleta de libros y de recuerdos del Pacífico. Allí fraguó su leyenda: durante la Guerra del Pacífico, entre España y varios países latinoamericanos, el marino gallego bombardeó sin piedad y destruyó en mayo de 1866 Valparaíso (Chile), una ciudad desarmada. Arrepentido, no se le ocurrió nada mejor que incendiar la flota chilena y atacar El Callao (Perú), la ciudad más fortificada de la costa. Fracasó, aunque en España la batalla se tomase por triunfo, y quedó malherido. Lo persiguió con saña un antiguo marinero confederado estadounidense, contratado por Perú por vengarza. Méndez Núñez, el de la honra sin barcos, murió poco después en Pontevedra. Bajo el magnolio gigante que ocupa el centro de la finca de la casa de Méndez Núñez, una señora explica, por fin, quién es la figura con cuello duro y patillas a lo Elvis de los 70 que aparece en la placa. «Sí home, era un capitán de barco de hai douscentos anos».


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