La Voz de Galicia

El fiscal general del Estado impone la Cruz de Peñafort a Juan Carlos Aladro

Pontevedra

carmen garcía de burgos pontevedra / la voz
Torres-Dulce, a la derecha de la foto, destacó el futuro que le queda por delante a Aladro (centro).

Torres-Dulce dice que es un «legado» de los éxitos del pasado y «una advertencia de lo que queda por hacer en el futuro»

28 Jun 2014. Actualizado a las 07:00 h.

«Siempre preferí jugar a la sombra, dejar que sean otros quienes se lleven el protagonismo». Con esta idea, la de sentirse algo «abochornado» pero sin falsa modestia, recibió ayer el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, de manos del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce.

«Esto es un elogio, es un halago, es difícil de explicar, y además el otorgamiento por el fiscal general de Estado es especial», aseguró Aladro una vez finalizado el acto. Fue una de las partes más amables del evento, porque el discurso del homenajeado estuvo cargado de críticas: al anteproyecto de reforma de la Ley Orgánica de Justicia -que «genera controversia y no beneficia en nada»-, al nuevo Código Penal -por convertir «un sistema dinámico en una estructura anquilosada» y hacer «una clara omisión de nuestra institución»- y a la falta de medios con que cuentan, entre otras. Pero también hubo tiempo para las bondades: «Es una fiscalía que en muchos aspectos está muy bien. No es merito mío solo, aquí hay mucha gente y todas estas personas colaboran a que el sistema funcione. Se ha creado un equipo joven, muy ilusionado y esperanzador, y yo creo que estamos dando una cumplida respuesta a lo que se espera de nosotros».

Eduardo Torres-Dulce, por su parte, tuvo palabras de ánimo para el fiscal jefe de Pontevedra, a quien advirtió de que «hoy, aquí no termina nada; es un pequeño acto para que disfrutes de El tiempo de los regalos (en referencia a un libro de Patrick Leigh Fermor). Te queda un enorme camino por recorrer, y este reconocimiento es un legado de lo que has hecho bien, pero también una advertencia de lo que te queda por hacer en el futuro».


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