Miles de personas acudieron a Lalín al Cocido del cincuenta aniversario
Pontevedra
Varios restaurantes hicieron más de un turno de comidas para atender la demanda
05 Feb 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Ni la nieve que pintó de blanco los tejados de madrugada, el frío o la amenaza de lluvia, impidieron a miles de visitantes rendir el tradicional tributo al cerdo. Y es que al mal tiempo, no hay cocido que se le resista. Lalín se despertó ayer estrenando un tenue traje blanco en una edición en la que la fiesta gastronómica cumplió su cincuentenario.
Las calles se llenaron con el color de las comparsas, las trabajadas carrozas etnográficas y la música de Os Dezas de Moneixas y Carballo da Manteiga. Pero donde verdaderamente reinó el cocido fue en la mesa. Los restaurantes estuvieron llenos, en varios hubo dos turnos, y en alguna mesa hasta cuatro o cinco, para dar abasto a la demanda de clientes hambrientos. Los más madrugadores a las 13.30 llenaban los locales y a las 19.00 horas había quien aún no acabara la sobremesa.
Los restauradores agradecieron que el desfile adelantase su conclusión y que los comensales llegasen con tiempo a las mesas. Entre la clientela, como cada año, reincidentes procedentes de la costa pontevedresa y de A Coruña fueron legión. A ellos se sumaron lucenses, asturianos y portugueses, entre otros muchos. Primerizos en la fiesta, veteranos y familias enteras que no quisieron perderse un cocido de Lalín. Un plato que reinó también en las casas, donde casi todo el mundo sumaba ayer decenas de invitados por hogar. Ahora le llegará un merecido descanso a las potas.
Freixanes pidió «por xustiza histórica» una mujer en 2019
Dudaba Víctor F. Freixanes de inicio si su pregón sería demasiado serio tras sumirse antes en una carpa «con tanta fartura, entre viandas, chourizos, pan de Lalín,..». Reconoció en voz alta que quizás debió optar por la «festa rachada» para defender después su alocución desde «o respecto e o cariño» y agradecer «o agasallo de participar na celebración destas vodas de ouro, cincuenta anos xuntando amigos arredor deste universo de emocións, sentimentos, amizade, sabores e aturuxos que evoca o Señor Cocido».
Con la compañía de unas gotas de agua, desplegándose los paraguas, Freixanes repasó la larga lista de pregoneros que abría Álvaro Cunqueiro para constatar que solo hubo 5 mujeres frente a 45 hombres: Victoria Prego, María Teresa Campos, María Castro, Mariló Montero y Susana Griso. «Cómpre corrixir esta desproporción, señor alcalde», recalcó entre los cabezazos de asentimiento de Rafael Cuíña. Y pidió para el 2019 una pregonera «aínda que só sexa por elemental razón de xustiza histórica: porque nas potas, nas cociñas, antes nas lareiras, mandaron e gobernaron elas».
Calificó Freixanes a la cocina como «unha das grandes catedrais da cultura galega» y al cocido como «a gran catedral da gastronomía galega, o noso primeiro prato nacional». Recordó a figuras destacadas de la historia de Lalín, como el sacerdote y astrónomo Ramón María Aller, de quien se cumplieron el sábado 140 años de su nacimiento; al matemático Xosé Rodríguez o el aviador Xoaquín Loriga, quien realizó en 1926 el primer vuelo directo entre Madrid y Manila.
«Arredor dun bo xantar afirmamos a amizade, mesmo por riba de lexítimas diferencias, e celebramos a vida, a nosa maneira de entender a vida que é a cultura», insistió el pregonero para recordar a Faustino Cordón, quien defendía que «o porco é o universo en si mesmo» o que «cun porco e unha escaleira, os galegos sobrevivides mesmo a unha terceira guerra mundial». Recordó Freixanes las 55 formas de nombrar al cerdo en gallego o los múltiples sabores de la «cachucha ou cacheira». Y contó curiosidades como el «cairo de marrán para escorrentar o meigallo» en las Rías Baixas antes de ensalzar el partido que «lle sacamos ao porquiño».
De la resurrección de Cunqueiro al dron de seguridad que no llegó a volar
Cada edición de la Feira do Cocido deja siempre alguna incidencia, alguna anécdota para el recuerdo. Pero en esta ocasión casi brillaron por su ausencia. En el primer caso, tan solo una señora mayor que se desorientó, atendida de inmediato por los servicios sanitarios. El puesto avanzado de la Axega apenas tuvo trabajo, junto con el resto del operativo de las fuerzas de seguridad, más allá de controlar el desfile y el paso de las autoridades. Eso sí, el dron de vigilancia que se iba a emplear por primera vez en la fiesta no llegó a volar.
Entre las anécdotas, de las más celebradas la resurrección de Álvaro Cunqueiro, pregonero de 1969, con el Dyane 6 con el que viajó a Lalín. Por cierto que al volante el chófer lucía en la gorra una pegatina reivindicativa sobre las demandas del personal de los juzgados gallegos.