La Voz de Galicia

Vilatuxe revivió a su demonio

Pontevedra

javier benito Lalín / la voz

La recreación histórica de la Feira dos Carballiños se centró en el personaje literario de Cela

14 May 2018. Actualizado a las 08:12 h.

«En Vilatuxe, en la provincia de Pontevedra, la guardia civil mató a tiros en el monte al demonio Astarot Concheiro, que corriendo era como una bala, se conoce que le tiraron a traición y no le dio tiempo de escapar». Si en la controvertida novela La cruz de San Andrés de Camilo José Cela el diablo pasaba a mejor vida, ayer regresaba de su retiro infernal para protagonizar la recreación histórica en la VIII Feira dos Carballiño promovida por los vecinos de esa parroquia de Lalín. 

El demo Concheiro acababa con la vida del alcoholizado Horacio para después repetir con el pobre Manoliño, mientras los más jóvenes del lugar acudían a avisar a los mayores del primer asesinato. Y todo ello sorprendiendo a sus víctimas deslizándose sin excesivo sigilo desde las ramas altas de un árbol. Lloros y humor retranqueiro tampoco faltaron en espera de la llegada de la Guardia Civil en un Jeep de época. Hasta cinco agentes disparando a diestro y siniestro para abatir al pobre diablo, que terminó entrecruzado con sus dos víctimas en el vehículo camino de la morgue. La divertida recreación hizo las delicias del público asistente a la romería, pese a algún desajuste con unas vacas traviesas que no querían tirar del carro.

Pero en la Feira dos Carballiños el viaje al pasado, a los años 60 y 70, incluyó otras muchas propuestas etnográficas y culturales. Desde cabezudos a cuentos de Celso Fernández subidos a un viejo autobús, desde la barraca de Barriga Verde con sus títeres de cachiporra a la quema de los monifates, con pequeño susto incluido por un petardo saltarín que rozó a una niña, lo barbería y al afilador. En Vilatuxe se respiraba un ambiente especial entre puestos con todo tipo de productos ecológicos y artesanos, múltiples actuaciones musicales y gastronomía a base de parrilladas y pulpo.

Los tejemanejes de los tratantes de ganado, camelados por la dueña para lograr las 25.000 pesetas que pedía por cada vaca, hicieron también las delicias del numeroso público asistente a la feria. Una jornada repleta de actividades lúdicas donde tampoco faltaron talleres para introducirse en el moldeado del barro o la confección de sombreros y cestos. Hasta el redivivo Astarot Concheiro quedó encantando pese a que las balas (de fogueo) le devolviesen al averno.


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