Piden prisión para los acusados de trapichear en el molino de O Gafos
Pontevedra
La policía constató que entre los «clientes» había menores en horario escolar
24 Apr 2021. Actualizado a las 05:00 h.
El 21 de octubre del 2016 fructificó la operación Itinere, un nuevo ejemplo de cooperación entre la Policía Local y el Grupo de Tráfico Medio de Estupefacientes de la Comisaría de Pontevedra, con el arresto de tres jóvenes de la ciudad que, supuestamente, trapicheaban con droga. Meses después, en enero, caía un cuarto sospechoso que, entre otros, tenía entre sus presuntos clientes a uno de los inicialmente arrestados. Todos ellos se sentarán este martes en el banquillo de la Audiencia, tres de ellos están acusados de tráfico de sustancias que no causan grave daño a la salud, por lo que sus penas se mueven entre los dos años y tres meses y los tres años de cárcel, mientras que el cuarto se enfrenta a una petición del fiscal de cuatro años y medio, y multa de 7.500 euros al estimar que, en su caso, es tráfico de sustancias que causan grave daño a la salud.
En su momento, la Policía Nacional destacó que, al margen de las tres detenciones, otras diez personas fueron denunciadas administrativas ante la Subdelegación del Gobierno de Pontevedra.
La operación Itinere fue consecuencia de las quejas vecinales alertando de que en la Rúa do Muíño, más concretamente en el entorno de un molino, «reuníanse numerosos mozos, tanto no horario de maña como de tarde, os cales se dedicaban a consumir sustancias estupefacientes e traficar, especialmente en horarios escolares». Esto determinó que agentes municipales, en septiembre, establecieran un dispositivo de vigilancia que constató un movimiento de personas anómalo, al tiempo que confirmaron la presencia de menores en horario lectivo. De hecho, alguno de ellos adquiría droga y la fumaba «con absoluta tranquilidade» sin importarle la presencia de terceras personas.
Citas por WhatsApp
El fiscal mantiene que los acusados «venían dedicándose de modo habitual a la venta al menudeo de sustancias estupefacientes, fundamentalmente hachís y marihuana, que en ocasiones se compraban entre ellos mismos para luego venderlas a terceras personas». Añade, asimismo, que «tanto para comprarse entre ellos las sustancias estupefacientes como para concertar ventas con otros consumidores, (...) se comunicaban en muchas ocasiones a través de mensajes telefónicos de WhatsApp y Telegram».
En cuanto al cuarto, en el escrito del fiscal consta que en su domicilio fueron intervenidos «198 gramos netos de marihuana; 7,454 gramos netos de hachís; 3,347 gramos de MDMA y 15,475 gramos netos de cocaína». Matiza que todas estas sustancias «las tenía destinadas a la venta a terceras personas, y algunas de ellas, parte de la cocaína y el MDMA, estaban ya introducidas en bolsitas de plástico termoselladas».
En su día, y en relación con los registros domiciliarios autorizados judicialmente, la policía reseñó que en una de las viviendas se localizaron 96 gramos de marihuana en cogollos, diez bellotas de hachís, 425 euros en efectivo y una pistola de aire comprimido, entre otros efectos, mientras que en un segundo piso se decomisaron 18 gramos de hachís, una báscula de precisión y cuatro navajas con restos de hachís, pero también seis móviles.