Hace 27 años: La Xunta pone orden para acampar en Ons

La acampada libre en la isla de Ons fue un privilegio que duró unas décadas del siglo XX, al que el Gobierno gallego puso fin en 1995 para impedir que el enclave buenense se saturase de visitas y se degradase. En aquella época, con el archipiélago ya traspasado por el Estado a la Xunta, el departamento autonómico tenía que insistir en cada período vacacional relevante que en Ons no estaba permitida la acampada en cualquier sitio, ni tampoco en cualquier época del año.

Así lo recordaba La Voz de Galicia hace exactamente 27 años. «La Xunta prohíbe acampar en Semana Santa en las islas Ons», rezaba el titular. Hoy esta actividad recreativa está regulada por el Plan Rector de Xestión e Usos del Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia (PRUX), que sí permite a los campistas disfrutar de Ons en Semana Santa, al igual que en el verano, pero limitando la instalación de sus tiendas a una ubicación concreta: el cámping autorizado en Chan da Pólvora.

En la justificación de los motivos esgrimidos en 1995 por la Consellería de Agricultura —responsable del parque en aquel entonces, ahora lo es Medio Ambiente—, se indicaba que se prohibía la acampada «con el fin de preservar el ecosistema de las islas». Semana Santa quedaba también excluida del único momento del año en que se permitía el uso del campamento insular, que iba del 1 de julio al 30 de septiembre. Es decir, solo dos meses.

La normativa en vigor hace 27 años resaltaba que los visitantes tenían que «solicitar un permiso previo, personal, intransferible y gratuito, que tendrá una duración máxima de siete días», sin opción a prórroga. Asimismo, se reiteraba que no se permitía hacer fuego en la zona, ni arrojar basura fuera de los contenedores, ni hacerlo a granel, sino en bolsas cerradas.

Curiosamente, otro 5 de abril, pero en esta ocasión del año 1985, La Voz de Galicia explicaba a sus lectores los problemas que podrían afrontar en el acceso de visitantes a Cíes durante la Semana Santa.

Hace 37 años el archipiélago vigués todavía estaba en manos del Gobierno central, cuya Dirección General de lo Forestal y del Medio Ambiente Natural, advertía de que «el acceso al parque natural de las islas Cíes [Parque Nacional desde el 2002] solo podrá realizarse por la zona norte de la playa de Rodas». Se precisaba en la información, además, que «el número de visitantes por día no podrá exceder en ningún caso la cifra de 2.200 personas».

Con la perspectiva que da el tiempo, la situación ha cambiado radicalmente, sobre todo desde que el Parque Nacional, que incluye tanto Ons como Cíes y que también incorpora Sálvora y Cortegada, se dotó del PRUX en febrero del 2019.

El cámping hoy

En la actualidad, la acampada en la isla buenense sigue limitada únicamente a Chan da Pólvora, entorno dotado de un moderno cámping de 8.700 metros cuadrados, donde se puede escoger entre las tiendas estándar y de glamping y las parcelas donde los visitantes pueden montar las suyas. El número máximo de personas que se puede alojar en el campamento de Ons asciende a 200, mientras que en Cíes se eleva a los 600 usuarios.

Las cuotas de visitantes que se aplicaron primero en Cíes y desde hace tres años se establecieron en Ons, permiten también regular el flujo de personas desplazadas al Parque Nacional. El número de autorizaciones para visitantes diarios a Cíes está fijado en los 1.800; a Ons, en 1.300; y a Sálvora y Cortegada, en 850. El volumen de permisos diarios lo decidió la Administración autonómica en base a las características de cada uno de los enclaves que conforman Illas Atlánticas.

El acceso a las islas, asimismo, se realiza de forma controlada por la Consellería de Medio Ambiente, ya que para asegurarse de que los cupos se cumplen, antes de comprar el billete en las navieras, es necesario hacer una reserva de las plazas en la página web oficial (www.autorizacionillasatlanticas.xunta.gal) para los visitantes a Cíes y a Ons. Esta reserva previa genera un código personal, que le llega al particular para que pueda, a continuación, proceder a la compra del billete del viaje con las navieras, o la reserva de su plaza en el cámping.

El objetivo de estas medidas restrictivas del plan rector es garantizar el disfrute público de las islas y, a la vez, salvaguardar sus valores naturales. En las islas hay ahora zonas vedadas, por razones de interés ecológico de la fauna o de la flora que los habitan. A los visitantes se les pide que sigan las rutas establecidas en sus desplazamientos por estos enclaves insulares de las Rías Baixas.