Maite Isla: «Una vez que conoces la causa saharaui, si tienes sangre no la puedes dejar»
Pontevedra
Lleva 30 años luchando por el programa de acogida Vacacións en Paz
14 Jun 2022. Actualizado a las 20:41 h.
Maite Isla transmite motivación, en una conversación desprende un magnetismo que invita a ser positivo. Ella lo es. No entiende su vida de otra forma. Fue empresaria, es madre de cinco hijos y abuela en España y en el Sáhara, donde tiene la otra mitad de su corazón desde hace más de treinta años. «Yo tengo tres pueblos, Mondariz, en el que nací; Ponteareas, donde vivo, y el Sáhara, que me da la vida». Con esta frase bastaría para entender a esta mujer vitalista y presidenta de la Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps), pero tiene mucho más. Esconde una voluntad de hierro desde que se levanta hasta que se acuesta para poder poner en marcha Vacacións en paz.
Este año les ha costado un poco más reunir a las familias. La pandemia también afectó a la solidaridad y obligó a suspender las visitas los dos últimos veranos. «Tenemos ya casi todas las familias acogedoras, este año recibiremos a niños y niñas que nacieron en el 2014 y que es la primera vez que van a venir a España. También las familias son casi todas nuevas», dice, con una felicidad desbordante de haber cumplido con su faceta.
Son 160 familias de toda Galicia las que esperan pequeños desde el campamento del Sáhara. Y recuerda cuando ella acogió por primera vez a niños. De eso han pasado ya treinta años, pero si pudiera se echaría encima otros treinta más. «Ya tengo nietos», señala con cariño sobre los hijos de algunos de los once niños que tuvo en acogida durante toda una vida implicada en la asociación que fundaron Pio Moa, Sesé Obelleiro y José Pena. No quiere dejar de nombrar a los que la pusieron en marcha y de los que «aprendí mucho». Y añade: «Fíjate que uno de los que venían en acogida a Galicia fue después ministro de Juventud allí, en el Sáhara».
Maite Isla tenía negocios, pero dio su vida por la causa saharaui, en la que se embarcó hace tres décadas. «Empecé a relacionarme con la causa cuando fui a una charla en Vigo sobre el Sáhara y Palestina y en 1992 acogí al primer niño», explica Isla. A partir de ahí ya no se pudo desvincular nunca más. «Una vez que conoces esta causa y tienes sangre y dignidad, como es la del pueblo saharaui, no la puedes dejar. Estoy en una causa que creo que es justa, voy varias veces al año a los campamentos y cada vez que lo hago, me lleno de fuerza, me impulsa a seguir», recalca después de haber dedicado todo el día a cerrar algunos de los trámites que conlleva poner en marcha Vacacións en Paz. «Sogaps o los servicios sociales de los concellos ven la idoneidad de la familia y una vez que están todos los expedientes van a Menores, de la Xunta», explica la presidenta. En estos años ha conseguido junto a su equipo que Galicia sea la tercera comunidad con más familias acogedoras. Por delante solo están Andalucía y Cataluña.
Llegan en julio
Maite Isla está tan feliz de haber logrado tantas familias como niños podían venir en acogida este verano que ya está deseando que llegue julio para tenerlos aquí. Además sabe que cuando vienen tan pequeños (tendrán siete u ocho años) podrán seguir haciéndolo varios veranos hasta que cumplan los 13. «Es una relación que nunca desaparece, después organizamos viajes para que las familias puedan ir a verlos y a conocer a los padres o abuelos de los niños. El pueblo saharaui es como el gallego, muy familiar, con valores como los nuestros. Allí la figura de los abuelos es muy respetada», reconoce Isla. Cerca ya de los 70 años, Maite tiene la vitalidad de una joven. «Estoy medio jubilada, fui presidenta del Anpa del colegio de mis hijos y ahora llevo la comisión de fiestas de Mondariz, que me hace muchísima ilusión, así que invito a todo el mundo a que venga a vivirlas en agosto», anima esta mujer incasable, que reconoce que estar activa es la única receta para tener la cabeza ocupada: «No hace falta tiempo libre, la actividad nos ayuda a estar vivos».
La presidenta Sogaps asegura que una de las claves para llegar a todo es rodearse de gente joven para seguir aprendiendo. «Los jóvenes y adolescentes son gente extraordinaria y se aprende mucho a su lado, la pena es que no tengan las oportunidades que se merecen», señala esta defensora de la juventud y a la que es muy difícil enfadar. Cuando no está en su oficina de la asociación, ni con la comisión de fiestas, disfruta de los momentos en familia después de 46 años casada. «Tengo cinco hijos y sus parejas son para mí cinco hijos más», dice, además de sumar a ese núcleo familiar a todos los niños, ahora ya adultos, que pasaron algún verano en Galicia.
Es de las que apuesta por ver el vaso medio lleno porque «lo mejor está por venir». Una anécdota resume a la perfección esa bondad que la impulsa cada día a pelear por una causa solidaria. «A veces estás en Ponteareas tomando algo y los niños que están jugando al balón, te dan un balonazo sin querer. Yo les sonrío. El otro día me pasó y cuando me levanté para irme, dijeron ‘parad con el balón que pasa la señora buena’». Ese es el legado que dejará.
Maite Isla lleva treinta años en la Solidariedade Galega co Pobo Saharaui. Este año cuentan con 160 familias en toda Galicia para acoger a menores de Sáhara.
Desde que empezó en esta causa ha tenido once niños en acogida. Los interesados en participar en el programa de acogida en Galicia pueden ponerse en contacto con Sogap.