Julio se despide con sol, calor y playas abarrotadas en la ría de Pontevedra

Julio remata este lunes, día 31, y lo hace por todo lo alto, con una jornada de sol y calor que, como es habitual todo los veranos, llenó las playas de la ría de Pontevedra hasta la bandera. Si el fin de semana, especialmente el domingo, miles de pontevedreses y visitantes aprovecharon para disfrutar de una jornada soleada, tumbarse en la arena o darse un chapuzón, este lunes de adiós a julio no se quedó atrás. La previsión del sector turístico para el mes de agosto que empieza este martes es buena. Téngase en cuenta de que agosto es el mes más importante de la campaña estival, cuando Sanxenxo se convierte en la tercer ciudad de Galicia, al superar las cien mil personas. El Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS) manifestó en reiteradas ocasiones que espera un buen agosto, tras un mayo y un junio algo flojos si se les compara con el récord turístico del 2022, y un julio vacacional atípico por la convocatoria electoral, que vació el domingo del puente del día 25.

La oferta turística para la ría de Pontevedra es una de las principales de Galicia. Sanxenxo es la indiscutible capital turística de las Rías Baixas. Pontevedra dispone de uno de los mejores cascos históricos del noroeste de España, ejemplificado en su Museo, una de las instituciones de mayor prestigio de su categoría en España. Combarro es un monumento histórico artístico que lleva décadas representando a Galicia. Bueu dispone de Cabo Udra, Ponte Caldelas de la única playa con bandera fluvial de España, y Poio del bosque de secuoyas más grande de Europa. Otros atractivos están, por ejemplo, en las salinas do Ulló en Vilaboa; el lago de Castiñeiras en Marín; los balnearios de Caldas y Cuntis o el parque natural de Barosa, en Barro. Tanto si se escoge interior, como si se prefiere la costa, la comarca de Pontevedra tiene mucho que ofrecer, tanto para adultos como para niños. Y no se olviden de que aquí tienen cien playas y calas, urbanas, semiurbanas y salvajes, abiertas al mar o recogidas al fondo de la ría, de arena fina todas, algunas con dunas, y con un agua tan limpia que, en días como hoy, brilla como si fuese el Caribe.