La Voz de Galicia

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Pontevedra

Eugenio Giráldez
Tere Abelleira, firmando autógrafos durante el homenaje que le rindió la ciudad de Pontevedra el pasado jueves

Tere Abelleira sitúa la trascendencia del título mundial conseguido hace una semana en que facilitará el camino «a un montón de niñas»

27 Aug 2023. Actualizado a las 05:00 h.

La sucesión de merecidos homenajes que está recibiendo Tere Abelleira, la futbolista pontevedresa que ha formado parte fundamental de la selección española que se proclamó campeona del mundo hace una semana, reflejan la auténtica esencia del logro conseguido. Es el sentir de los centenares de ciudadanos que han acudido a felicitarla en las diferentes celebraciones convocadas por la Federación Gallega de Fútbol, los ayuntamientos de Pontevedra y Poio, y la Diputación.

El cariño y admiración por Tere es el sincero reflejo de cómo han logrado conectar tanto ella, como sus 22 compañeras, con todo un país. Nos han emocionado. Vivimos como propia, toda la trayectoria de la selección hasta la victoria final frente a las inglesas. Como ya escribí hace un par de semanas, más allá de la gesta deportiva, la singladura de esta selección ha tenido un valor añadido: ha supuesto el espaldarazo definitivo a la puesta en valor del deporte femenino. Tanto o más de lo que supusieron en su momento, las victorias de tenistas como Arancha Sánchez Vicario o Conchita Martínez, de Carolina Marín en bádminton, de Ana Peleteiro en atletismo o Mireia Belmonte en natación.

El poder de convocatoria del fútbol, supera con creces a los demás deportes. Y los acontecimientos posteriores al pitido final del partido de hace una semana en Australia, especialmente por el bochornoso comportamiento del presidente de la Real Federación Española de Fútbol, me confirman en esa convicción. Lo que pudo haber sido un enorme nubarrón que eclipsase el éxito deportivo de estas mujeres, ha sido finalmente despejado por la corriente de aire fresco que se ha generado al abrir las ventanas de la selección y ventilar lo que había estado sucediendo durante tanto tiempo. Lo que pudo ser terrible, se ha convertido en una lección por la igualdad.

 

Legado

Las jugadoras españolas no solo han ganado el Campeonato del Mundo; han sido capaces de doblegar una situación de dominio y miedo que les condicionaba desde hace años como ellas mismas han admitido. Y eso, a los ojos de millones de mujeres y hombres tiene que servirnos para ser una sociedad mejor y más igualitaria.

De paso, reconocimientos como los que está recibiendo Tere por sus convecinos, contribuyen a resituar el foco en la trascendencia social que conlleva el éxito deportivo. Lo dijo la propia Tere aprovechando el altavoz social que se le brindaba. Con tanta sencillez como rotunda clarividencia dijo «hemos abierto la puerta a un montón de niñas». Del mismo modo que Vero Boquete y otras jugadoras anteriores derribaron muros para que Tere y otras niñas gallegas pudieran acceder a la Liga F, y en el caso de la pontevedresa fichar por el Deportivo de A Coruña; luego por el Real Madrid y finalmente entrar en las convocatorias de la selección.

En uno de estos homenajes a la campeona en Pontevedra, fue el presidente de la Federación Gallega quien reveló que actualmente hay 12.000 niñas federadas, jugando al fútbol en Galicia. Ejemplos como el de Tere, harán que se multipliquen las licencias. Sin duda, facilitar el acceso al fútbol a cientos, a miles de mujeres que ahora son niñas que admiran y aplauden a Tere y sus compañeras por toda España, es uno de los dos legados que nos tienen que quedar de la Copa del Mundo que izaron hace una semana.

 

Historia

El otro legado tiene que ver con la reacción social que se produjo a tenor de las reprobables conductas de Luis Rubiales. Finalmente, no ha llegado a emborronar la grandeza del éxito deportivo y social que ha supuesto el triunfo de la selección, sino que ha devenido en una moraleja, en positivo. La reacción de Jennifer Hermoso, víctima principal del infausto episodio del beso no consentido, pero también la solidaridad de sus 22 compañeras y de otras 50 futbolistas españolas que han participado en anteriores convocatorias de la selección, reprobando todas ellas lo que a todas luces fue una actuación impropia, nos demuestra una vez más que la unión hace la fuerza.

A mi juicio, las jugadoras tardaron en reaccionar y responder, pero cuando lo han hecho, la contestación ha sido tan rotunda como clara. Solo unas horas después de la comparecencia de Rubiales ante la asamblea de la RFEF en Las Rozas, la contundente respuesta de las jugadoras con ese comunicado conjunto, así como el comunicado personal de la propia Jenni y las opiniones de las demás jugadoras en sus redes sociales, han dejado al presidente de la federación en jaque mate. Sin ningún género de dudas, Tere Abelleira como las demás, han condenado la actuación de Rubiales. La pontevedresa fue diáfana: «La actitud de Rubiales fue intolerable y no representa la sociedad que queremos y debemos construir entre todos».

Cuando recordamos el Mundial de Sudáfrica, lo vinculamos al legendario gol de Iniesta. Y solo, de modo más trivial, también al beso consentido entre Iker Casillas y Sara Carbonero que visibilizó aquel romance entre el guardameta y la periodista. En un futuro, cuando rememoremos la enorme victoria de Tere y sus compañeras en este Mundial celebrado en Oceanía, recordaremos el golazo de Olga Carmona. Pero también lo asociaremos a un beso no consentido que fue la espoleta de una reacción social para reprobar a un todopoderoso dirigente deportivo.


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