La Voz de Galicia

El presidente de la compañía EiDF Solar, para el que el fiscal pide cárcel: «No tengo miedo, llevo tiempo callado, pero estoy tranquilo»

Pontevedra

María Hermida Pontevedra / La Voz
Fernando Romero, presidente y consejero delegado de la compañía EiDF, con sede en el polígono pontevedrés de Barro.

Fernando Romero, al que la Fiscalía atribuye seis delitos contables y uno de falsedad en documento mercantil, dice que su compañía «está viva y coleando aunque la hayan dado por muerta mil veces»

21 Dec 2023. Actualizado a las 15:55 h.

Fernando Romero, presidente y consejero delegado de la compañía gallega EiDF Solar, especializada en la construcción de instalaciones de autoconsumo fotovoltaico en industrias, responde con un «estoy bien» cuando se le pregunta por su situación tras hacerse público que la Fiscalía pide para él dos penas de cárcel, amén de una sanción económica. El Ministerio Público le imputa un delito continuado de falsedad en documento mercantil, por el que le pide tres años de cárcel, así como otros seis ilícitos penales contables, por los que se instará a una condena de 36 meses. Romero matiza luego las palabras que pronunció: «Lógicamente, es una situación desagradable, pero estoy tranquilo. No hice nada ilegal y tengo la conciencia tranquila. Iré al juzgado [la cita judicial es el jueves] y espero que esto sea un trámite, nada más». 

Considerado uno de los millonarios más jóvenes de España, Fernando Romero, cuya empresa, con meteórico ascenso de facturación a lo largo de los años, tiene la sede en el polígono del municipio pontevedrés de Barro, prefiere no entrar en detalles sobre qué ocurrió para que el fiscal considere que «existió una cadena de facturación irregular» en sociedades vinculadas tanto a él como a los otros dos encausados. Porque a Fernando Romero lo acompañarán en el banquillo tanto su madre, María del Carmen Martínez, y Víctor Manuel Fontán Iglesias, director jurídico de la firma. 

Señala que no puede desvelar ciertos datos porque forman parte de su estrategia de defensa. Pero sí alude a una cuestión: «Esta es una historia de hace diez años. A nosotros nos hicieron una inspección de Hacienda y hace ya años que dejamos este tema solucionado. Se llegó a un acuerdo y se pagó una cantidad muy importante a Hacienda. Y, después de todo eso, después de haber abonado todo, apareció esto. Es algo bastante incomprensible, totalmente ilógico por nuestra parte». Acto seguido, y aunque en el escrito de acusación el fiscal insiste una y otra vez en que «Fernando Romero mantenía el control de hecho» de su empresa, de EiDF, él niega que así fuese: «Yo en aquel momento hacía labor de comercial, no llevaba la contabilidad ni la administración. No tengo miedo, no hice nada malo», señala. Al preguntarle si, tal y como él sostiene, pese a que él no estuviese en el día a día de esas labores considera que la compañía no cometió ilegalidades contables, añade: «Por supuesto que creo que se hicieron las cosas bien, somos un equipo. No hay motivos para que desconfíe de lo que se hizo o se dejó de hacer». 

Con esas frases da por zanjado este asunto, y señala que el jueves acudirá al juzgado con tranquilidad «porque no se hizo nada mal». Preguntado por su futuro empresarial en caso de una condena, señala: «Ni siquiera lo valoro, porque, insisto, no hice nada ilegal». Luego, alude a la situación de su compañía, que pasó de acaparar titulares por el ascenso enorme de su facturación, su imparable proceso de internacionalización y su carácter pionero en el sector de las energías renovable, a vivir una crisis de órdago en abril de este año, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV ) suspendió su cotización por «retención de información privilegiada». Romero habla en la misma línea en la que se pronunció EiDF a principios del mes de noviembre, cuando dio a conocer que había facturado 98 millones de euros en el primer semestre del 2023, un 16 % más en relación con el mismo período del 2022, y que la crisis estaba superada. Así, el empresario señala: «La compañía, aunque la hayan dado por muerta mil veces, sigue viva». Señaló que continúan contando con una plantilla de más de 200 personas y que «el único problema es que se cuenta lo que va mal, pero no lo que va bien. Yo llevo tiempo callado, nueve meses que han sido de una locura mediática terrible, pero estoy tranquilo. Hemos salido adelante». 


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