La opera prima de las 180.000 reproducciones en Spotify

Tras haber publicado este mismo año su primera novela, Lembranzas dun mestre subversivo, obra en la que se percibe la presencia de su bisabuelo Filgueira Valverde, Xacobe Medina (Pontevedra, 2000) se adentra en nuevo campo artístico que, en todo caso, no le es desconocido: la música. A fin de cuentas, «hice Conservatorio de violín y de viola, acabe el profesional y el componente musical siempre estuvo ahí. Creo que en la mente de cualquiera que hace diez años de Conservatorio, se dedique a lo que se dedique, el componente de músico va a estar ahí», reconoce, precisando que «llevaba tiempo pensando en hacer una canción con un productor. Me gusta el tema de componer y además quería que esa composición sonase bien».

Y es que Medina tiene claro que, «si no lo haces con un productor, es prácticamente imposible que suene bien». Es por ello que, nada más componer el tema, se puso a buscar a la persona idónea con el hándicap de que «no tenía dinero para pagarlo. Llamé a un montón de gente de O Sanatorio, a gente del mundo de la música y acabe llamando a Fina Casalderrey. Ella había trabajado con Néstor Blanco y me puso en contacto con él. Le mandé una especie de demo, de maqueta de lo que quería hacer y me dijo que para adelante», recuerda.

En un primer momento, el pontevedrés grabó la parte de piano, mientras que Néstor Blanco metió las guitarras para, posteriormente, grabar la parte vocal. En este punto, Xacobe Medina matiza que, como no llegaba a la parte más aguda de la canción, contactaron con Rosalía Arias.

Si bien apunta que «quedé muy contento con el resultado» porque, entre otras cosas, «me representaba de alguna forma porque uno puede llevar a cabo un proyecto y luego decir que no se parece mucho a lo que tenía en la cabeza», confiesa que «no me esperaba que tuviese tanto éxito, que tenga semejante número de escuchas algo que no es comercial, de poner en una discoteca de las que frecuento yo». Y es que en el momento de realizar este reportaje, la plataforma Spotify, una suerte de Biblia musical para este tipo de cuestiones, recoge que Tan largo el amor suma más de 180.100 reproducciones... Y subiendo.

«No es reggaeton, no es trap», sostiene este licenciado en Filosofía por la Universidade de Santiago de Compostela antes de definir su tema como «una balada rock típica, como haría Bryan Adams o Bon Jovi. En términos más particulares, es una canción sentimental o romántica que trata el tema del amor desde una perspectiva de distanciamiento o de ruptura y de como una persona, a veces, tiene que aceptar que la forma de amar al otro de manera completa es darle la total libertad de elegir a donde dirigirse».

El pontevedrés, que firma la canción como Xaco Medida, precisa que siempre buscó que la letra «se sostuviese por sí misma», esto es, que «contase algo, que tuviese una narrativa, que no fuese solo un conjunto de frases más o menos entrelazadas y creo que, más o menos, está logrado». Y todo con el objetivo de que la persona que lo escuche concluya que «aquí hay una autenticidad, que cada uno que lo vea como quiera, pero hay una autenticidad», añade.

Influencia de redes sociales

Tiene claro que la expansión de las redes sociales y plataformas como Spotify contribuyen a dar a conocer el trabajo de los nuevos músicos y llegar a la gante, pero, como contrapartida, «también, de alguna forma, lo dificulta porque hay mucho ruido». A esto se suma su convencimiento de que «un discurso, a veces un poco más serio, es complicado de integrar» en determinadas redes sociales debido a la edad de sus potenciales usuarios. En todo caso, y con respecto al tema de las reproducciones, se muestra con los pies en el suelo: «Tengo compañeros que se jactan de tener más visualizaciones en Spotify que Michael Jackson. Michael Jackson vendió, por así decirlo, cien millones de copias sin que hubiese redes sociales y tú estás teniendo cien millones de visualizaciones o lo que sea, pero con redes sociales. Imagínate conseguirlo sin redes sociales. Es algo impensable hoy en día».

Asimismo, sostiene que «tampoco buscamos llegar a muchísima gente, ni nada. Simplemente teníamos el objetivo de hacer las cosas bien, de hacer las cosas como teníamos pensadas en nuestra cabeza y si a las personas que lo escuchan no les gusta, pues es el juicio personal, no te puedes meter en eso».

Cuando se le pregunta a Xacobe Media por cuál será su siguiente paso, su respuesta tira de retranca: «Conquistar el mundo entero». Ya más en serio, señala que le «gustaría hacer una canción que se pudiese bailar en una discoteca, pero que se distanciase de lo absolutamente comercial, que tuviese un discurso intimista, pero que, a la vez, tuviese un ritmo y una melodía que se pudiese bailar en una discoteca. Sería, de alguna forma, simplificar un poco la estructura de nuestra música, pero tampoco sería cometer un fraude con nosotros mismos. No nos estaríamos pasando al otro lado», acota antes de indicar que le gustaría tocar Tan largo el amor en directo.

En relación con esta posibilidad, apunta a que «estuve tocando mucho con una compañera que llegó a cuartos de final de La Voz, Noemí Fernández, y cantamos en directo mucho, bolos y conciertos que surgieron por ahí, y me gustaría que este año un poco más profesional todo. Ella ha tenido su recorrido, yo el mío y, a lo mejor, nos merecemos un concierto en las Peregrinas o donde pueda ser, pero con buenos medios y que tenga la visualización que, a lo mejor, nos merecemos. Eso sería magnifico».