«¿Vas al gimnasio? No, entreno con Renfe»: la broma en los trenes del Eje Atlántico que no gusta a los revisores
Pontevedra
Numerosos ferrocarriles llegan invertidos, es decir, con los vagones fuera del orden tradicional, y los usuarios corren para alcanzar su asiento. Los trabajadores piden que no se haga y explican cómo operan en estos casos
27 Dec 2023. Actualizado a las 18:34 h.
«¿Hoy vendrá el tren bien o al revés?». Esta pregunta se repite a diario en las estaciones de tren del Eje Atlántico. ¿Por qué? Porque nunca está claro si el ferrocarril arribará con el orden tradicional, es decir, con los vagones numerados del uno al que sea (bien hasta el cuatro bien hasta el ocho) o si la cabeza empezará por el último número y de ahí hacia atrás. ¿De qué depende? Renfe indica que es difícil predecir el orden que traerá cada tren, que depende de muchos factores. Indica que lo habitual y común es que lo haga por orden, del uno hacia adelante, pero son muchas las ocasiones en los que por fallos o por otras cuestiones los vagones acaban llegando invertidos. A veces a Renfe le da tiempo de mandar un correo a los usuarios del abono gratuito para avisarles de este cambio y en la mayoría de ocasiones no llega a comunicar nada. ¿Qué ocurre entonces? Como casi todos los viajeros habituales se colocan ya en el andén en la zona en la que creen que llegará su vagón, cuando se acerca el ferrocarril y los números vienen trastocados comienzas las carreras locas por la estación para subirse al lugar correcto y ocupar los asientos correspondientes. De ahí acaba surgiendo una broma ya clásica: «Yo no voy al gimnasio, ya entreno con Renfe», decía un joven esta misma mañana de martes tras pegarse una carrera para subir a su vagón en Vilagarcía. Porque el tren que pasó por la capital arousana a las 9.50, como tantas otras veces, venía al revés de lo habitual.
Son tantas las veces el tren llega invertido y hay tanta gente corriendo a pie de andén que los revisores han empezado a pedir calma. Unos y otros se bajan del tren e insisten a los usuarios que no hace falta que corran. Es más, les dicen que no deberían hacerlo para evitar posibles accidentes junto a las vías. Dicen en que ellos son siempre los últimos en subirse al tren y que, por tanto, esperan hasta que el último viajero ha alcanzado su vagón correspondiente, así que «no hay ningún motivo para correr». Esa es la misma idea en la que insisten fuentes oficiales de Renfe, que también invitan a que no se ande a la carrera.
Una alternativa a esa carrera, por la que optan muchos usuarios, es la de subirse en cualquier vagón y luego ir cambiando para llegar hasta el asiento correspondiente, pero hacerlo ya por el interior de tren, asegurándose así de que no se va a quedar en tierra. Pero esta opción tiene un problema. Hay ferrocarriles de doble composición (ocho vagones) en los que no existe comunicación entre los dos trenes enganchados. Por tanto, si un pasajero con asiento en el vagón siete se subió en el uno no va a poder llegar a él por el interior del ferrocarril. En este caso, es de bastante utilidad lo que dice Renfe y los revisores. Señalan que cuando los trenes van invertidos, conscientes de que alguna gente pudo no llegar a su asiento, no suelen ponerse faltas por haber reservado la plaza y no estar ocupándola. Por tanto, no pasaría nada si uno se queda en otro vagón, aunque lógicamente de debe intentar ir en el que corresponde. Pero se hace un llamamiento a la calma en ese sentido.
Lo de los trenes invertidos sin previo aviso, aunque es una cuestión menor, implica decenas de mensajes en algunos grupos de Whatsapp que comparten los usuarios del tren. Un día tras otro son muchos los que comparten información sobre si los vagones vienen en el orden habitual o no para prevenir a los demás viajeros. El cambio en el orden de los vagones molesta especialmente a quienes viajan a estaciones muy concurridas que son final de línea, como es el caso de Vigo. ¿Por qué? Porque en horas punta, como las de los primeros trenes del día, quienes llegan justos a trabajar suelen coger el vagón uno para evitar la aglomeración que se forma en la bajada y estar más cerca de la salida. Pero si el tren llega al revés pasan de viajar en la cabeza a estar en la cola, con lo que se ven atrapados en la marabunta y pierden unos minutos que, a esas horas, son de oro.