Las nubes se apartan y respetan al pregonero en un feliz arranque de la Feira Franca, que vive este sábado su día grande
Pontevedra
Ambiente en las calles de la ciudad en las horas previas a regresar al medievo
07 Sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Hay Feira Franca. La frase es una obviedad este primer sábado de septiembre en Pontevedra, en el que la ciudad del Lérez mira al pasado para coger fuerza para el futuro. Porque no hay mejor manera de digerir la llegada del otoño que despidiéndose del verano con ropaje medieval y recordando que en el siglo XV hubo un rey ,Enrique IV, que permitió un mercado libre de impuestos en la urbe pontevedresa. Y, como lo que bien empieza mejor acaba, hay que destacar que las nubes, empeñadas en escupir agua en muchos momentos del viernes, se apartaron un poco y permitieron al pregonero a caballo dar cuenta de esa gran obviedad de septiembre en Galicia: que en Pontevedra hay Feira Franca.
Efectivamente, este viernes, meteorológicamente hablando, no estuvo para muchas florituras. Pero los pontevedreses, anfibios como todos los gallegos, se armaron de paraguas por lo que pudiese pasar y se encargaron de que el pregonero de la Feira Franca no pasease en solitario por la ciudad. Hubo ambiente junto a la vieja casa consistorial, en la calle Michelena, en A Ferrería y, por supuesto, ante las puertas de la Pontevedra medieval que este sábado lucirá con esplendor. Al cierre de esta edición se preveía que la noche del viernes terminase a lo grande con el espectáculo A historia de Xan da lus.
Hoy toca vivir, una vez más, el día grande de la celebración. Por la mañana, como manda la tradición, feria de oficios en A Ferrería, recreación de la llegada de vino de O Ribeiro y cantares de ciego. Luego, comidas pantagruélicas para dar color y animación a toda la ciudad. Y, por la tarde, lo que el cuerpo aguante y otro gran clásico: el vistoso torneo medieval en la plaza de toros.
El cielo vuelve a amenazar con lluvias. Pero, si en la inauguración respetó la Feira Franca, es probable que también lo haga cuando hoy esté en pleno apogeo. De lo contrario, abonarse a la retranca: se chove, que chova.