Xosé Fortes y Amalia Bóveda, emocionados al recibir los certificados de reparación democrática: «Salimos estremecidos»
Pontevedra
El nieto del político galleguista asesinado en 1936 en A Caeira lamentó que los certificados estén emitidos por el Poder Ejecutivo que «non ten capacidade legal de anular sentenzas»
11 Dec 2024. Actualizado a las 20:10 h.
Transcurridas veinticuatro horas de la celebración de los actos del Día de Recuerdo y Homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura las emociones siguen muy vívidas en el caso de Xosé Fortes y Amalia Bóveda, quienes recogieron los certificados de reparación de manos del presidente Pedro Sánchez.
En el caso de está última, eso sí, con un sentimiento ciertamente agridulce. «Valorámolo moi positivamente. O acto estivo moi ben porque simbolicamente di moito», pero «tamén di moito, a súa vez, de que acabemos tendo un acto desto no 2024. Calquera entende que durante os cinco, dez, quince primeiros anos, dúas décadas imos estirar o tempo dando unha benevolencia ao Estado Español tremenda, pero case que cincuenta anos... Ten bemoles», remarcó Valentín García Bóveda, hijo de Amalia Bóveda y nieto del insigne galleguista asesinado en A Caeira en 1936.
«Foi un acto reconfortante», reconoció destacando el trato de Pedro Sánchez como del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres Pérez.
García Bóveda insistió en la idea de que «calquera pensaría que no 2024 a sociedade xa tería máis que recoñecida e anulada a condena» contra Alexandre Bóveda. En este punto, remarcó el hecho de que los certificados entregados este lunes están emitidos por el Poder Ejecutivo, que «non ten capacidade legal de anular sentenzas. Ten a capacidade legal de emitir documentos que simbolizan esa anulación. Aínda que o texto reflicte unha nulidade, non é tal. Quen debería anulalo e o Poder Xudicial e o Poder Lexislativo, a súa vez, acomodar unhas leis que permitan ao xudicial facelo, cousa que nin está, nin se lle espera, como Armada no golpe de Estado. Entón, neste sentido, a valoración é crítica».
Logros conseguidos
Valentín García Bóveda, a este respecto, asumió que, por un lado, «temos que ser conscientes dos logros conseguidos. Isto non se consigue sen unha turra constante de familiares, do movemento memorialista, de partidos políticos, como o BNG, que levou isto sempre». «Dos poderes políticos o que esperamos é lexislación. Non esperamos simbolismo. O simbolismo podémolo facer nós na casa. O que se lle espera a un político é a praxe política. Agardemos que vaia chegando como así o manifestou no propio acto o actual presidente do Goberno», añadió remarcando que el acto celebrado en Madrid está vinculado con los derechos humanos.
Lo cierto es que la reparación fue recibida con emoción por Amalia Bóveda, quien acudió portando la pulsera de pedida que le regaló Bóveda a Amalia Álvarez. De ahí que dijese, «eu recollo, pero aquí están os dous».
Espina clavada
«Sempre vai con unha espiña e así llo expresou a Pedro Sánchez: ‘Este documento tíñao que estar recollendo a miña nai, a viúva de Bóveda’. E dicir, Amalia Álvarez fina no 2001 sen que ninguén lle entregara un documento como o que se entregou agora, que diga que efectivamente ‘o seu marido foi fusilado cunha inxustiza absoluta’», apuntó García Bóveda señalando que su madre «está contenta e orgullosa, e é conscientes de que todo isto que durante anos pedíamos e que caía en caixóns rotos sen que ninguén fixera caso está chegando. Ogallá os avances vaian con máis celeridade do que van ata o de agora», acotó su hijo.
Los dardos de Valentín García también se dirigieron contra la Xunta: «Xa estamos afeitos a que o Executivo autonómico, que ostenta o poder en grande parte á débeda que ten con Bóveda non fixera nunca nin o máis mínimo acto de desagravio. Botamos de menos que o Executivo autonómico non dese un paso anos antes».
Sangre y apuros
Emoción fue también la palabra que escogió Xosé Fortes para describir sus sentimientos al recoger el documento de reparación en un acto que «exalta los valores de aquella gente que luchó por la democracia y que costó algo de sangre y apuros. Estoy muy orgulloso de que me invitaran».
Fortes no dudó en establecer una analogía simbólica con Alexandre Bóveda, quien «fue prácticamente el primer procesado y fusilado en 1936 y yo, el último o de los últimos represaliados por la dictadura franquista. Representamos el comienzo y el final de la guerra y la dictadura».
Tras precisar que «estaba todo abarrotado. Si no había mil y pico personas, no había nadie», subrayó que Pedro Sánchez «estuvo muy bien en la intervención, excepcionalmente bien», como también lo estuvo, pero «más didáctico», el ministro de Memoria Democrática. Incidió en que fue un evento «muy emotivo. Lo que pasa es que, a lo mejor, es que yo tengo ya 90 años y me emociono con cualquier cosa».
Xosé Fortes destacó que tuvo ocasión de departir, ya no solo con Amalia Bóveda, sino también con la nuera de Miguel Hernández, «mi poeta de la adolescencia rebelde», con el sobrino de Vicente Aleixandre o con la hermana de Enrique Ruano Casanova, el joven militante del Frente de Liberación Popular (FLP) a quien arrojaron desde un séptimo piso en enero de 1969.
Broma de Pedro Sánchez
«Todos salimos del acto estremecidos y nos dimos besos y abrazos de esos que hace tiempo que no daba», apuntó insistiendo en que el presidente del Gobierno se mostró «muy cercano y muy afectuoso. Esas cosas siempre se notan porque hay veces que el protocolo es tan rígido que parece frío».
Tal fue la cercanía con la que se mostró Pedro Sánchez que, incluso, «me gastó una broma. Creo que cumplir 90 años es fundamental porque, mientras eres más joven, eres un peligro, incluso, alguien piensa que le puedes quitar el puesto si vas de candidato. Pero con los 90, pues nada. Hasta en mi pueblo, un Ayuntamiento del PP, cosa que le honra, me hicieron un homenaje, me nombraron hijo predilecto. Y con los antecedentes de Antón Fraguas y Nélida Piñón, que no son mala compañía. Vengo un poco subido y, a lo mejor, me lo creo un poco de más», añadió concluyendo que «los nietos están encantados de tener un abuelo famoso, que habló con el presidente».