La Voz de Galicia

Juan Manuel Rey, a su sucesor: «Que traballe arreo, haberá días moi bos e malos, como na vida»

Caldas de Reis

cristina barral caldas / la voz

El alcalde de Caldas se va satisfecho tras 18 años en el cargo

21 Dec 2024. Actualizado a las 10:36 h.

El socialista Juan Manuel Rey Rey (1954) se despidió públicamente este jueves como alcalde de Caldas de Reis después de 18 años en el cargo y de casi 30 años «máxicos» en política municipal. El acto empezó frío en el salón de plenos del Concello e incluso algo desorganizado. El todavía regidor —ya firmó su renuncia, pero habrá que esperar al pleno del lunes de toma en consideración— se sentó en una mesa y llamó a sus concejales. Los cuatro se situaron a ambos lados, detrás de él: Jacobo Pérez, su sucesor, Rocío Ferro, Juan Carlos Ortigueira y María del Carmen Torres. En la estancia había, además de periodistas, algunos funcionarios, miembros del partido, como el secretario xeral de la agrupación local, Juan José Arzúa, y algunos vecinos.

«10.787 días despois, grazas». Así empezó su intervención Juan Manuel Rey. Hubo tres momentos en los que su voz se entrecortó y el veterano político se emocionó. Ahí surgieron los aplausos, que caldearon un poco un desangelado salón de plenos. Dejó claro que los auténticos protagonistas de estos años son los vecinos de Caldas. Relató que llevaba un tiempo preparando e imaginando cómo sería este día: «Non é doado dicir adeus. Ser alcalde é unha licenza que me concedeu a vida». Ahí se emocionó. «Estou moi agradecido. Proveño dunha familia humilde».

Antes de enumerar los objetivos de este mandato, muchos de ellos, según él, conseguidos, expuso que diseñar el futuro de Caldas requiere de nuevos liderazgos. El mañana, aseguró, corresponde a otros. Ese otros lo encabezará su sustituto, Jacobo Pérez Gulín, que acabó el acto también conmovido.

 

Proyectos hechos o encauzados

Juan Manuel Rey quiso presentar su «folla de servizos» centrándose en este último medio mandato. Incidió en que este mes fue, sin duda, el mejor de los 354 que gobernó. Citó que la semana pasada se consiguió la cesión definitiva de la finca de Rabexe, diez hectáreas donde desarrollar nuevos equipamientos. También se presentó el proyecto de urbanización que cambiará el Campo da Torre; la clausura del taller de empleo Os Camiños que camiñan —que Caldas no podrá repetir «pola baixa taxa de paro»—; el proyecto para renovar el parque jardín y la carballeira; el anuncio de la reforma de la N-640; el desarrollo de la parcelaria de Bemil; la presentación, este domingo, de la ampliación del polígono de O Pousadoiro hacia Godos; o la inminente inauguración de la Praza das Palmeiras.

El regidor, que fue profesor de profesión, se va con la confirmación, por fin, del visto bueno del Sergas para la construcción del nuevo centro de salud: «O grupo de goberno foi capaz de furar esa pedra e o día 3 nunha reunión na Consellería de Sanidade confirmáronnos que tiñamos toda a documentación entregada correctamente e que a firma do convenio podía levarse a cabo xa».

Por todo ello, Juan Manuel Rey considera que la localidad vive una «auténtica idade de ouro». Algo que quizá muchos vecinos no verán así. «Quería cargar de simbolismo este final. Quería ter a sensación de habelo dado todo. Estou a gusto, satisfeito. Moitas grazas». Volvió a emocionarse. Y no sería la última vez. A preguntas de los periodistas, dijo que él no es de dar consejos. Pero al futuro regidor, Jacobo Pérez, le recomendó lo siguiente: «Que traballe arreo, haberá días moi bos e moi malos, como na vida». Insistió en que el servicio público es gratificante y le dio su propia receta: educación y sentido del humor. Las cuestiones técnicas, para los técnicos, le espetó.

 

Tres espinitas

En su trayectoria política hubo también espinitas clavadas. Aludió a tres. La más grave, las pozas de A Tafona, que aún no funcionan. Asumió toda la responsabilidad en primera persona. Dijo ser víctima de sus propias ilusiones y de pecar de un exceso de optimismo. Otra espinita, no haber conseguido retirar los coches del peatonal paseo de Román López. Prefirió evitar tener que recurrir a la Policía Local y a las multas. Y la tercera, no haber logrado que el Mercantil sea hoy una instalación pública del Ayuntamiento. La voz se le volvió a quebrar al recordar a los trabajadores municipales: «Despois de 30 anos non son funcionarios, son amigos».


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