La casa turística de Cotobade en la que los huéspedes «alucinan» con su yacusi «enxebre» que funciona con leña
Cerdedo-Cotobade
Fernando Saborido mostrando su yacusi «enxebre» y su Casa Isabel, ubicada en Cotobade.
El recipiente lo inventó el dueño, Fernando, aprovechando un tonel de vino de mil litros: «Me preguntan dónde está el botón y yo les digo que metan otro tronco a la estufa»
20 Nov 2023. Actualizado a las 19:21 h.
Talento enxebre para un invento más enxebre todavía. Solo así se puede calificar la criatura que trajo al mundo Fernando Saborido, dueño de una vivienda turística de Cotobade llamada Casa Rústica Isabel. Este hombre reconvirtió un depósito de vino en un yacusi que funciona con leña y que enamora a los huéspedes, que no se acaban de creerse cómo va la cosa con el aparato: «Algunos clientes me preguntan dónde está el botón del yacusi para que caliente más o menos... y les digo, tú mete leña, que eso es lo que cuenta aquí».
Hace unos ocho años, Fernando pidió licencia para convertir una casa familiar que tenían en el lugar de Barbeitos, en la parroquia de San Xurxo de Sacos (Cotobade) en un alojamiento turístico. Fue entonces cuando empezó a echarle inventiva para dotar a su vivienda del mayor número posible de servicios. Quería tener un yacusi, pero buscaba que fuese económicamente asequible y que su mantenimiento no resultase demasiado costoso. Se aconsejó con algunos amigos y al final se le encendió la bombilla: «Cuando empiezas a buscar información sobre algo en Internet te van saliendo miles de cosas. Yo no dejaba de ver bañeras nórdicas y entonces se me ocurrió que podía adaptar un depósito de vino y crear ahí el yacusi. Mi idea es que funcionase con leña, porque en Cotobade es un recurso abundante. De tal modo que resultase lo más ecológico posible», explica. Así fue como acabó montando una bañera para cuatro en un tonel de plástico, de mil litros, que se calienta con el fuego que se hace dentro de una estufa situada en sus proximidad. De esa caldera de leña sale un serpentín de acero inoxidable que calienta el agua del barreño. Para rizar más el rizo, pensó en cómo saber más aprovechamiento de la estufa: «Y coloqué encima una especie de paellera que te permite cocinar a la vez que estás calentando el yacusi, es un dos por uno en toda regla. Para no despilfarrar calor», señala Fernando con sonrisa.
Baño con vistas de lujo
Puso todo ello en el jardín y el aparato comenzó a funcionar y a hacer la delicia de sus huéspedes. ¿Cuánto tarda en calentarse? Fernando explica que necesita un poco más de dos horas para coger temperatura. A partir de ahí todo va a depender de la cantidad de leña que se eche a la estufa. A veces, si se meten troncos contundentes, el agua tarda hasta tres días en enfriar. Para que sea un yacusi en toda regla, con sus imprescindibles burbujas, Fernando adaptó al depósito del vino una alfombra de hidromasaje que, esta sí, funciona con energía eléctrica. El propietario del alojamiento señala que los huéspedes se quedan de piedra cuando ven que es la estufa la que le da calor al yacusi: «Muchos alucinan y me preguntan cómo va todo el sistema», dice.
La mayoría, tras las preguntas de rigor, enseguida se quedan anonadados con el yacusi, porque está ubicado en un jardín escalonado con unas vistas de lujo. Desde ahí se visualiza en primer plano un castañal centenario y, como telón de fondo, ante los ojos del huésped aparece todo el valle de San Xurxo de Sacos.
El yacusi tiene capacidad para cuatro personas, pero a veces acaban bañándose seis, sobre todo si se trata de niños. En Casa Isabel, los pequeños también cuentan con un parque y una zona de escalada. Este negocio, que se suma a los numerosos establecimientos turísticos rurales que abraza Cotobade, en verano siempre cuelga el cartel de lleno con turistas de Madrid, Barcelona o en el País Vasco. En invierno cuesta llenarlo, pero Fernando se suma a todas las campañas posibles, como las que hace la Xunta para promocionar el turismo, para atraer clientela.