La Voz de Galicia

La mujer que hace sonreír a Moraña

Moraña

C. Pereiro Moraña / la voz

Desde 2006, Baia Fernández aprendió a hacer de la risa una forma de terapia y superación personal

24 Feb 2016. Actualizado a las 05:00 h.

El escritor Víctor Hugo afirmaba que la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano. Innegablemente, el gesto de reír es inherente a las personas. Reímos consciente e inconscientemente, a cualquier hora, en cualquier lugar. No es de extrañar pues, que algunas personas hayan encontrado en la risa una forma de terapia, y, en cierto modo, de vida. Baia Fernández de la Torre, es una de ellas.

«Eu aplico as gañas de vivir a todo o que fago. O primeiro que fixen foi ser perruqueira porque me viña de familia. Gústame ser creativa, dáme igual a materia prima. Pelo, papel, la... A min gústame crear», se define Baia. Además de gestionar su negocio de estética también ha hecho papeles de actriz, escribe poesía, relatos cortos y, desde hace unos años, realiza terapia a través de la risa. Desde el 2005, reside en Moraña.

«Creo que todo o que fago, fágoo para min. Non acostumo empezar unha cousa co afán de facela para distribuíla ou compartila, pero se vexo que está ben, dou ese seguinte paso de mostrala», habla la cuntiense cuando se le pregunta por el libro de poesía que ha conseguido publicar.

«Eu sempre me rin moito», confiesa. «Descubrín o tema da risa case de casualidade, por un curso en Cuntis. Empeceino e dende un primeiro momento dinme conta de que o que a min me pasaba, pasáballe a máis xente».

Baia define la risa como una incomprendida entre la niñez y la adolescencia. «Hai un momento, cando medramos, no que comezan a reprimircha. Enténdese a risa coma un divertimento ou como unha burla, e ten moitos outros aspectos. É unha maneira de desafogar, de eliminar tensións, de estar en contacto co teu lado positivo... O feito de ser capaz de afrontar unha situación dramática dende o sorriso faite evitar o estrés ou a angustia», narra Baia.

Se considera un poco revolucionaria porque nunca pudo parar de reír a lo largo de su vida, ni siquiera cuando la castigaban en su niñez, y la amenazaban con una doble reprimenda. Nada contenía su positivismo vital. En aquellos primeros cursos de risoterapia, Baia encontró una forma de espacio que no conocía. Comenzó en torno al año 2006 con ellos. Se formó en la materia, y ahora es ella quien los imparte y trata de sacar esa sonrisa interior. No confundir con hacer reír, o buscar humor. Son otros derroteros, no necesarios a la hora de este tipo de terapias individuales o grupales.

De la mezcla de disciplinas y trabajos de relajación, Baia crea el método ARI. Significa «Abrazar a Risa Interior». «Eu traballo coa risa como un elemento innato. De feito, os bebés xa rin no ventre materno. En tódalas culturas do mundo a risa significa o mesmo: alegría e satisfacción. É como o primeiro idioma que usas para comunicarte. Cando chegas a un país que non coñeces, o máis espontáneo que te sae ao tratar de falar con alguén é o sorriso. Menos en Noruega», bromea la cuntiense. Al igual que la música, Baia defiende que la risa también es universal, y a la hora de trabajar con ella, en vez de encontrarla en elementos externos, la busca en el interior de la persona.

Sobre todo este proceso, confiesa que es un trabajo completo y profundo. «Temos moitas capas protectoras que hai que quitar para chegar ata ese punto. Polo camiño, ademais, abrimos as portas a outras emocións. Non debemos agarrarnos á risa coma un traxe, iso non axuda».

Al parecer, el cerebro no diferencia entre una risa natural y una risa ejercitada si la haces con buena voluntad. Uno puede trabajar sus ganas de reír como si de un deporte se tratara. «Se nos colocamos o sorriso na cara, o cerebro detecta que estás rindo e vai facer que tódolos cambios químicos, moi positivos para o corpo, que provoca a risa, sucedan. Normalmente este proceso comeza ao revés. Vemos algo, e o cerebro dinos que hai que rir».

Recuerda la cuntiense una terapia en la que, junto a una compañera, río durante treinta minutos. No había ningún motivo propio, solo un contagio de emociones. Otras veces, hay que llorar antes de reír. Eso sí, todos sus «alumnos» salen con la sensación de sentirse mejor. «A tristeza está dentro, e se empezas a fuchicar pode tamén saír, pero non é malo, é natural».

Como las emociones, Baia también dice que las palabras tienen un doble sentido, que son ambiguas, de ahí que eligiera la poesía para expresarse literariamente también. Todo se relaciona en la vida de esta mujer que eligió la felicidad como camino. Extraño para algunos y envidiado por otros, pero a la cuntiense la sonrisa nunca le desaparece.


Comentar