Sobrevive junto a 41 locales vacíos en el Mercado de Pontevedra: «Trabajo sin descanso para poder sacarme un sueldo, pero soy muy feliz»
Pontevedra ciudad

A Fervella es el único que resiste en el Mercado elaborando comida para llevar y con entrega a domiclio
01 Feb 2025. Actualizado a las 10:32 h.
En el Gastroespazo del Mercado de Pontevedra hay silencio. Las lonas rojas cubriendo los puestos cerrados no invitan a seguir caminando, pero como en la aldea gala de Aterix, hay una resistencia que lo mantiene vivo. En este caso tiene nombre y apellidos y una marca comercial. Marta Santiago y su marido Marcos están al frente de A Fervella. La vida en este puesto discurre a una velocidad muy distinta, su dueña se mueve a cámara rápida sin haber ingerido la pócima de Panoramix.
A ella sola la impulsan las ganas de salir adelante haciendo lo que más le gusta, cocinar. «Trabajo como una burra para poder sacarme un sueldo, pero soy muy feliz», apunta Marta, mientras no aparta los ojos de la tortilla de patatas que prepara. Se acaba de cocinar en la sartén que tiene al fuego. Pero junto a ella, hay tarteras llenas de esos platos tradicionales que la mantienen como la única superviviente de un espacio gastronómico que se abrió hace cuatro años con 42 puestos. «Un día normal puedo preparar más de 20 platos para llevar y siempre abro mediodía y noche», reconoce Santiago, que recalca: «No me arrepiento de haber montado en el Mercado, estuve 15 años en el Carrefour como reponedora y aunque esto es duro, tengo futuro».
Con Marta hay hasta tres repartidores llevando los pedidos a domicilio. Mientras cocina, envasa para hacer la entrega en Pontevedra. «Esta gente que está conmigo me da la vida. Se mueven en motos o patinetes eléctricos», añade Marta, que mira de reojo la máquina por la que le van avisando de los siguientes pedidos. Ella optó por lo seguro, por esos platos de toda la vida que gustan a la mayoría. Callos, fabada, lentejas, costilla al horno, lacón con grelos o empanada son parte de una carta a la que ha añadido platos nuevos. «Quise sacar alguno, pero fue imposible. Esto es lo que busca la gente y los tengo a unos precios económicos. A lo mejor con otro producto no funciona», puntualiza.
El bar A Fervella se abrió cuando el Gastroespazo se puso en marcha el 22 de agosto del 2019, seis meses antes de que nos confinasen en casa. Se impulsó bajo el paraguas del BNG, pero cambió de manos pronto pasando a ser gestionado por el PSOE. Ahora vuelve a ser Anabel Gulías la responsable de reflotarlo. «A mí la pandemia me ayudó. Salvo el tiempo que tuvimos que estar cerrados por obligación, el resto me hinché a trabajar al llevar la comida a albañiles o talleres que no tenían donde ir. Esa época me sirvió para hacer muchos clientes», reconoce esta cocinera.
Cierres escalonados
Después de unos primeros meses de ajetreo, los negocios fueron poco a poco echando el cierre. «El que tiene tienda debe atenderla, no podemos abrir solo cuando hay gente y eso es lo que fue pasando. Algunos empezaron cerrando al mediodía y más tarde pasaron a abrir solo el fin de semana», explica Marta.
Es de las que cree que hay que dar el servicio para que los clientes se vayan acostumbrando. A ella le gustaría ver ambiente a su alrededor, pero le bastan sus diez metros cuadrados para salir adelante. Y es crítica. «El pontevedrés aquí no viene, pero al turista le gusta mucho este ambiente, yo sigo abierta porque tengo a clientes fieles de fuera y de aquí», apunta. Marta reconoce que en las instalaciones hace frío y deja un Gastroespazo poco acogedor. No han sobrevivido ni los que hacían virguerías con la merluza, vendían productos ecológicos o centraban su fuerte en las piadas o el pulpo. En el mercadillo de Navidad estaba abierto el local de Unami Poké, que ayer reconocía que tenía el puesto del Mercado «cerrado temporalmente». Marta reconoce que volver a ese ajetreo y a ese ambiente de no dar abasto «sería una gozada». Aún así ella no descansa. Ya piensa en la cena que mañana tiene que preparar para 18 comensales.
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El Concello diseña un plan para revivir al espacio gatronómico del Mercado
Este verano se cumplió el cuarto año de vida del Gastroespazo, un proyecto impulsado por Anabel Gulías, que ahora volvió a recuperar después de estar en manos del grupo socialista desde su inauguración. La concejala de Promoción Económica trabaja para intentar revivir un espacio que se ha quedado prácticamente sin actividad. Desde el Concello de Pontevedra aseguran que se está trabajando en un proyecto para reactivarlo. Han empezado por organizar el Mercadillo de Nadal creativo, que se celebró entre el 27 y 31 de diciembre, además de las actividades de Ganapán. Fue solo una toma de contacto, pero Marta Santiago, la responsable de A Fervella, reconoce que después de meses de silencio, volvieron a disfrutar del barullo en la primera planta del Mercado.
El Concello está ahora centrado en la elaboración de una memoria técnica de necesidades y revisar el suministro eléctrico. A partir de ahí, sacará los puestos a licitación. No descarta que puedan coincidir más de uno con ofertas similares. Cuatro años después de su inauguración, la concejalía de Promoción Económica retoma la posibilidad de firmar un convenio con la escuela de hostelería del Carlos Oroza. La idea inicial era que el centro pudiese contar con hasta tres puestos propios en los que los alumnos pudiesen ofrecer sus elaboraciones. Esta posibilidad siempre estuvo sobre la mesa pero nunca llegó a materializarse. Parece que ahora vuelve a coger fuerza.
Los pasos han comenzado a darse y esperan que en el próximo verano el Gastroespazo vuelva a ser un punto de encuentro gastronómico.