La Voz de Galicia

Tiempo de «vacappciones»

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Michael McLoughlin Colpisa

El móvil se ha convertido en una herramienta imprescindible para los viajeros del siglo XXI

25 Mar 2013. Actualizado a las 12:21 h.

A caballo entre la realidad y la leyenda urbana, todo el mundo tiene un amigo que conoce a alguien que encontró un billete low cost de última hora y se montó en un tiempo récord una escapada a una capital europea por dos duros. Internet creó, en su momento, un circuito turístico alternativo al conocido hasta ese momento en el que las agencias de viajes eran el epicentro y los casos del «yo me lo guiso, yo me lo como» eran, en comparación con la actualidad, una auténtica rareza, más allá de las expediciones familiares a la playa. Ahora, con la popularización de los smartphones, el teléfono móvil se está convirtiendo en una herramienta imprescindible para el turismo.

Si uno es un viajero de corte tradicional y lo que busca es un buen hotel cerca de Picadilly Circus en Londres o que esté bien comunicado con los principales puntos de interés en Ámsterdam o Roma hay aplicaciones como Blink, creada por un grupo de españoles, que ofrecen alojamiento exclusivo de manera asequible a última hora. Desde la plataforma, que ya cuenta con 800 establecimientos en ocho países, ofrecen los cuatro que mejor tarifa tengan en ese momento para que el usuario logre el mayor ahorro posible. Sin embargo, si lo de la media pensión resulta antediluviano, uno puede optar por AirBnb. Fundada en el 2008, permite a particulares arrendar desde una habitación de su casa hasta un campamento indio en una isla, una «casacueva» o un chalet con forma de zapato. «Se podía decir que permitimos a la gente crear su bed and breakfast del siglo XXI», asegura Jeroen Merchiers, responsable de la plataforma en España y Portugal, donde en poco más de un año han gestionado ya un millón de reservas y el tráfico móvil ya supone más del 35%.

AirBnb sirve al anfitrión -que puede ganar hasta 10.000 euros al año- para promocionar su espacio y, una vez, se pone de acuerdo paga una pequeña comisión. «No somos competencia de los hoteles, buscamos gente diferente», agrega Merchiers, quien incide en lo ecléctico de la comunidad. «Hay algunos que enseñan la casa y deja las llaves y hay quien busca amistad, te enseña la ciudad o cena contigo», matiza.

Las guías móviles también se han ganado su hueco. Editoriales como Lonely Planet ya han visto la oportunidad de negocio y se han adaptado al formato. Sin embargo, iniciativas nacionales como Mi Nube -que permite configurar un PDF con el destino y la información escogida- han experimentado un gran crecimiento en los últimos años gracias a los usuarios.

«La gente es mucho más independiente. Según nuestras estadísticas, ahora se hacen escapadas que se organizan cada uno y, por eso, recurren a este tipo de aplicaciones», asegura Javier Fernández Escribano, cofundador de TouristEye, un servicio que ya usan más de 300.000 personas en sus móviles. Permite consultar el contenido sin necesidad de conectarse a internet y localiza la posición gracias al GPS, evitando por tanto un golpe de flotación a las finanzas personales a final de mes por un inesperado cargo de roaming en la factura. «Creo que en apenas cinco años será posible viajar por Europa y otro lugares pudiendo utilizar la tarifa de datos a cambio de unos pocos euros o sin pagar nada adicional», augura Fernández Escribano.

Audioguías, conversores de divisas, mapas e incluso localizadores de puntos wifi gratuitos. Esos son algunas de las herramientas que uno puede encontrar en las tiendas de Apple, Android o Windows Phone. Para los menos duchos en los idiomas, hasta que se popularicen traductores instantáneos como el S Translator que Samsung incluirá en el Galaxy S4, aplicaciones como Wordlens permite traducir con la cámara pequeños textos. También puede acabarse el tener que rescatar una postal decente de un puesto de souvenirs con Touchnote, que permite personalizar fotos para enviar un recuerdo de las vacaciones a los familiares y amigos.


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