El «reto del agua fría» deja sin agua a una isla irlandesa

El «ice bucket challenge» es ya un fenómeno imparable. Como ya ocurrió con el Legado do Tibu, la red se ha inundado de cientos y cientos de vídeos de gente tirándose agua por encima, e incluso famosos como Bill Gates, Mark Zuckenberg o George Martin han querido apuntarse a este solidario reto. Hasta tal punto que poca gente queda ya por mojarse. Los hay que han sido originales y también los que han dado una lección de estilo intentando acabar con la tontería de mojarse y realizar el verdadero propósito de este juego: donar dinero para la ELA. La iniciativa nació con propósitos filantrópicos al respecto de la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neuromuscular degenerativa en el que las neuronas asociadas al funcionamiento delos músculos pierden esta capacidad y, en consecuencia, llevan a la parálisis a una persona.

Y si bien el reto, como decíamos, ha ganado muchísima popularidad, del mismo modo ha sido criticado severamente, de entrada porque hace de la filantropía un espectáculo y, por otro lado, por algo mucho más obvio: el desperdicio de agua que representa. Mientras los famosos se apuntan a la moda del verano de tirarse agua por encima, en una gran parte de nuestro planeta es un bien preciado en el que hasta la última gota cuenta. Y esto no es una exageración ni un lamento: es la manera en que funciona nuestra realidad compartida. La opulencia de unos se consigue solo a costa de la pobreza de otros.

Para prueba de que este desperdicio se hace patente, están las medidas que tuvieron que tomar las autoridades de la isla escocesa de Colonsay luego de que el entusiasmo con que sus 135 habitantes emprendieron el ?ice bucket challenge? derivó en el agotamiento del agua potable del lugar.

Según informa The Indepedent, el sistema de agua local tuvo que cerrar el suministro después de que el fin de semana pasado se advirtiera que prácticamente todos los habitantes dela isla realizaban su propio reto del agua fría. En particular, según cuentan en este diario, la tarde del domingo el gasto fue mayor, hasta el punto de que el flujo de agua prácticamente se agotó, quedando solo en las reservas.

El hecho puede parecer mínimo, pero sin duda también revela el alcance de la viralización mediática como una forma de moda obligada que hay que seguir.