La Voz de Galicia

María Dolores de Cospedal se lía en Twitter

Ocio@

S.C.

La dirigente popular es la última de una larga lista de meteduras de pata cometidas por políticos incautos e inconscientes de los peligros de la red social

10 Nov 2014. Actualizado a las 17:15 h.

Muchos políticos todavía no han comprendido que Twitter es un arma de doble filo. Lo que podría ser una herramienta muy útil para llegar a la ciudadanía de forma eficaz, en muchas ocasiones se transforma en un peligroso invento, que, en manos inexpertas termina por servir para todo lo contrario. El que tiene boca se equivoca, reza el dicho popular y el mejor ejemplo de ello es el sinfín de meteduras de pata que han protagonizado nuestros representantes tras la irrupción de las redes sociales en el escenario político español. La última en subirse a este tren de despropósitos ha sido la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, a quien la sintáctica le jugaba una mala pasada. «No vamos a perder ni un minuto en luchar contra los que defraudan en la democracia #ConvenciónPP», era el polémico mensaje lanzado en la red de microblogging por la dirigente popular, un tuit que fue rápidamente eliminado tras comprobar el enorme revuelo que se armaba. Pero como tantas veces ocurre en un medio tan rápido e inmediato como es internet, el mal, ya estaba hecho. «Deberías releer este tuit porque lo de no saber escribir ha hecho que digas justo lo que piensas», eran algunas de las palabras que le dedicaban los más veloces internautas que detectaron el error antes incluso de que lo hicieran los propios consejeros de la presidenta manchega. Cospedal no es la primera, y probablemente tampoco será la última. Pero tampoco será la más agraviada y es que si por algo serán recordados candidatos como Elena Valenciano o Toni Canto es precisamente por sus antológicas meteduras de pata en Twitter. Para los anales de la historia de la red social de los 140 caracteres quedarán las polémicas palabras del miembro de UPyD, quien aseguró que «la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas. Y los fiscales no las persiguen». Tras el chaparrón de críticas que le cayó y un sinfín de disculpas después, Toni Cantó parecía no haber aprendido la lección, y una vez más olvidaba medir el alcance de la red social y volvía a liarla con una reprochable imitación de Mariano Rajoy: «No queríaish comparecencia? Puesh osh la voy a poner el día uno d agoshto, a ver como osh lo montáis con vuestras familias #GraciasMariano». Tan sonadas fueron las palabras de Cantó como las de Elena Valenciano, quien pareció olvidar por un minuto la repercusión que podían llegar a tener sus comentarios una vez publicados y pagó muy caro su descuido. «¿Habéis visto a un tío más feo que Ribery?», preguntaba la socialista durante el partido de cuartos de final de la Eurocopa entre España y Francia celebrado en el 2012. Con toda lógica, a Valenciano le dieron más de un tirón de orejas y hubo quién le recordó que el jugador francés había sufrido un grave accidente de tráfico cuando tenía dos años, lo que le había causado las cicatrices que tenía en el rostro. La socialista, en un intento de quitar hierro al asunto, optó por explicar que había sido una broma, una estrategia que rápidamente tuvo que cambiar pidiendo perdón por sus desafortunadas palabras: «Twitter es un territorio confuso para mí... La sensación de estar conectada a tanta gente amiga hace que, a veces, olvide que cuando digo algo, no lo dice Elena sino Elena, dirigente del PSOE». Dicen los que saben que las redes sociales son más peligrosas que un micrófono, y es que por lo menos este segundo no conlleva ningún riesgo ortográfico. Un repaso de los manuales más básicos de lengua castellana le habría venido sumamente bien al community manager de las Juventudes Socialistas de Zamora, quien en el año 2013 y en plena campaña contra la nueva ley educativa LOMCE, pegaba una llamativa patada al idioma con un tuit plagado de errores ortográficos: «Por desgracia @jiwert va ha hacer oidos sordos a la comunidad educativa aprovando una ley inviable y retrocesora #NOalaLomce». La inexperiencia y la poca conciencia de las consecuencias que puede tener tomarse las redes con la misma consideración que la barra de un bar también han jugado una mala pasada a los jóvenes del partido popular, que hasta en tres ocasiones consiguieron revolucionar la red social del pajarito con palabras desafortunadas o poco meditadas. A Luis Gutiérrez, secretario de Organización de Nuevas Generaciones de Majadahonda, el nervio le costó caro y tras publicar en su ya extinto perfil de Twitter unas polémicas declaraciones, el joven de 19 años se metió de lleno en un problema que traspasó las fronteras de la ley y los abogados de la protagonista del tuit anunciaron una querella criminal. «Lo de Pilar Manjón es infame. Cada día dudo más que el hijo de esa tipeja fuese el 11M en 1 tren? Deplorable su actitud». El joven rápidamente cambiaba sus palabras por una rectificación en la que desvinculaba al partido de cualquier responsabilidad. Y viéndose en estas, el cachorro popular decidió curarse en salud y cerró su cuenta para evitar futuras tentaciones. Su compañera Salomé Prego, secretaria de Comunicación en Nuevas Generaciones del PP de Asturias, no aprendió del error de Gutiérrez, y a pesar de presumir de poseer un título en redes sociales, a esta joven Twitter también le costó un buen disgusto. «En España no cabe un tonto más; regalamos 25 millones de euros para África! A nosotros no nos regalan nada para paliar nuestras necesidades». A golpe de comunicado, y advirtiendo haber sufrido «un robo de identidad», la joven se vio obligada a pedir perdón y a «explicar el contenido de sus palabras». «Dentro de 140 caracteres, uno no se puede explicar correctamente». Las supuestas suplantaciones de identidad son una de las excusas más habituales. Esto, combinado con el ingrediente de las «travesuras infantiles», se convirtió en la peor pesadilla tuitera de la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Y es que en plena comparecencia de Rajoy ante los medios para explicar los pormenores del polémico rescate bancario, el perfil de la ministra presumía de haber sido capaz de superar una puntuación en un conocido videojuego: «¡Obtuve 5390 puntos en Bubble Shooter Adventures! ¿Puedes mejorarlo?». Solo unas horas hicieron falta para que la titular de la cartera de empleo se diera cuenta de la gravedad del asunto y, una vez eliminadas las pruebas del delito, la ministra publicaba una disculpa en la que se desvinculaba del error: «El tuit anterior ha sido borrado por no pertenecer ni a la ministra, ni a su equipo. Una travesura infantil ha provocado que se genere el mensaje de forma automática en esta cuenta». Este capítulo no fue un hecho aislado, y las «travesuras infantiles» también le tendieron una trampa al presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, quien decidió cancelar su cuenta en Twitter tras haber sido también víctima de uno de estos inoportunos mensajes automáticos. Una mano negra también fue la supuesta culpable de la metedura de pata de la cuenta oficial de los socialistas. Y es que, en plena lucha sin cuartel por conseguir alzarse como líder del socialismo en España, unas desafortunadas palabras publicadas en el perfil oficial desenfocaron el interés de la batalla. Ninguno de los dos candidatos parecía satisfacer al community manager de los socialistas: «Con una candidata podemos ir a peor, y con el otro no vamos a ninguna parte». Las pericias de un hacker fueron la excusa perfecta para los del PSOE y alegando la existencia «de algún gracios@ con poca gracia», los socialistas aseguraron haber sido manipulados por una mano experta con el único objetivo de «atacar al PSOE». Todo un peligro para los más inexpertos Muchos dirigentes siguen sin caer en la cuenta de los peligros que puede traer consigo un mínimo error publicado en la red social por excelencia. Dicen los expertos que queda un largo camino por delante para concienciar a los políticos que a partir de ahora no solo la oratoria será importante en sus caminos hacia el éxito. El control de las redes sociales puede suponer un éxito rotundo. Pero su mala gestión, por el contrario, es sinónimo de ruina.
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