Impresora 3D, la nueva hormigonera
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El uso de las tecnologías digitales orientadas a la autoconstrucción y la edificación sostenible centran la feria Construmat en Barcelona
21 May 2015. Actualizado a las 05:00 h.
¿Puede uno descargarse una casa de Internet? ¿Bajarse los planos, adaptarlos a sus necesidades, imprimir cada una de las piezas y luego ensamblarlas? Este es uno de los posibles futuros de la vivienda que estos días se ensaya en Barcelona en el marco de la feria Construmat, el Salón Internacional de la Construcción, una amplia panorámica del sector donde se puede ver desde algo tan minúsculo como una luz LED a una casa casi completa. El encuentro confirma el peso cada vez mayor de la tecnología digital como una herramienta eficaz para conseguir una edificación más limpia, sencilla y sostenible.
Impresoras 3D
Pieza a pieza. La impresora 3D está llamada a ser la nueva hormigonera. El mortero se prepara en una cubeta y la impresora replica el diseño que se ha dibujado previamente en el ordenador, lo que une dos conceptos aparentemente antagónicos: la fabricación en serie con el nivel de personalización del artesano. No es la única mención al alfarero: un nuevo programa permitirá modelar con las manos y una red de sensores lo reproduce en dos y tres dimensiones en un entorno digital. Desde las piezas más pequeñas en resina a otras mayores en mortero, las impresoras 3D cada vez están más presentes y accesibles en el proceso de edificación.
La wikicasa
Hogar libre. Wikihouse es un proyecto que aplica el concepto del software libre al hogar. Uno puede descargarse unos planos base con licencia Creative Commons, personalizarlos mediante un programa, Sketchup, e imprimir cada una de las partes en una impresora 3D. Luego, con la ayuda de familiares y amigos, las ensambla. Fue lo que hicieron en Construmat varios de sus impulsores, afanados en armar una estructura «impresa» en tablero tipo OSB -oriented strand board, formado por varias capas de virutas o astillas de madera orientadas en una misma dirección- en una acción que recordaba nítidamente a los miembros del Gatepac (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea) catalán montando a comienzos del siglo pasado su casa portátil de reposo.
Autosuficiencia
Casas que producen energía. Quienes ya habían ensamblado su casa eran los representantes de Sebastiá, un aserradero leridano dedicado al mecanizado y prefabricado de estructuras para la construcción sostenible y que también construye viviendas en madera que no solo no consumen energía, sino que la producen hasta resultar autosuficientes o poder enchufar a ella un coche eléctrico. Gracias al aislamiento y las placas fotovoltaicas se consigue una vivienda que no necesita ni calefacción ni aire acondicionado. Según Álex Zaldívar, construyen unas cinco al año, aunque en lo que va de este 2015 ya llevan cuatro.
Adobe reinventado
Materiales de siempre, nuevos usos. Javier Rodríguez vive en una casa tradicional de adobe en un pueblo cercano a Alba de Tormes (Salamanca) y con Ecoclay ha adaptado este sistema tradicional a nuevos tiempos. Con estructuras de madera, aislamientos de paja compactada, placas de arcilla y yute y morteros de este mismo material, disponibles en una veintena de colores, construyen unas casas que cada vez tienen más adeptos. En Construmat se pueden ver otros tipos de aislantes ecológicos, desde algodón reciclado a cáñamo, todos orientados a conseguir una reducción del consumo energético en la vivienda y por tanto, de la factura mensual.
Domótica
De las viviendas a los hoteles. La incorporación de la informática también tiene unos claros objetivos de eficiencia energética, tanto en hogares como en edificios de la complejidad de un hotel. Para estos David Batlle, de Domoticus, prefiere hablar de inmótica. Ya han instalado un sistema en un establecimiento de Terrasa que, entre otras funciones, preclimatiza la habitación del cliente en el momento que el programa de gestión cierra la reserva. A la vez, la domótica doméstica cada vez es más accesible: Domoticus forma a instaladores externos para que puedan dotar una vivienda de un sistema básico de este tipo desde mil euros.
Experimental
La energía del musgo. Muchas de las aplicaciones que se están introduciendo en hogares comenzaron en una fase experimental, similar a la que se encuentran hoy algunas propuestas presentes en Construmat. Por ejemplo, un sistema de celosías que acogen musgo, cuya fotosíntesis se utiliza para producir energía eléctrica. O la casa Fablab, que no solo es autosuficiente, sino que produce el doble de la energía que necesita. Paneles fotovoltaicos orientables, piezas con sensibilidad térmica que dicta su comportamiento o materiales híbridos de fibra de vidrio, acero y nailon quizá lleguen pronto a la construcción, donde ya se utilizan drones para, por ejemplo, vigilar una obra con un perímetro de varios kilómetros.