El gordo de la Lotería de Navidad deja más de 14 millones de euros en Santiago, Teo y O Pino
Santiago
El primer premio deja 8,8 millones en Teo y 3,2 en una raxería de Santiago. La cafetería Reyva de Bembibre, un clásico de la fortuna, dio un quinto premio. Otro quinto premio dejó un pellizco de 6.000 euros tanto en Santiago como en Santa Comba
22 Dec 2018. Actualizado a las 20:52 h.
La suerte ha regresado a la zona de Santiago. Tras varios años en los que el gordo ha pasado de largo, el bombo sí ha repartido fortuna en este 2018.
Fue a las 12.30 horas, y de forma tardía, cuando se supo que el gordo del sorteo extraordinario de Navidad (dotado con 4.000.000 euros la serie) se vendió en Santiago, Teo y O Pino. En el concello teense fue la administración de la travesía do Montouto, número 22, la que repartió suerte. Despachó toda una serie y otros seis décimos del número 03347, en total, 6,4 millones de euros.
En el mismo concello teense, pero en la localidad de Pontevea, la administración de la calle Ignacio Varela, 17, vendió también seis décimos del gordo. En total se repartieron 2,4 millones de euros.
En la capital gallega, el primer premio estuvo repartido y dejó al menos 4 millones. Se vendió en cuatro administraciones aunque fue, sobre todo, en la de la avenida de San Marcos, 50, en la conocida raxería, donde se repartió más suerte. En total se vendieron ocho décimos del 03347, por lo que se repartieron un total de 3,2 millones.
Además, en otras tres administraciones (Castiñeiriño, 20; rúa da Rosa, 26; y Santiago de Chile, 14) se vendió un décimo en cada una de ellas.
Y, por último, en O Pino se compraron otros dos décimos del 03347, en Arca, concretamente en la rúa Muíño, 1. Desde la administración confirman que fueron ventas de última hora. Lo que sí se sabe es que fue la misma persona la que adquirió los dos décimos agraciados, por lo que esos 800.000 euros correspondientes alegrarán las Navidades en su casa.
El bar de la suerte de Bembibre
Además del gordo, en la zona próxima a la capital gallega fueron dos quintos premios (dotados con 60.000 euros a la serie, 6.000 euros el décimo) los que también repartieron suerte. Uno de los más madrugadores -salió hacia las nueve y media de la mañana- se vendió en la cafetería Reyva, en Bembibre, un bar que parece tocado por la mano de la diosa fortuna.
El establecimiento de Val Do Dubra vendió parte del 07568, un número que se vendió a través de máquina, como indican desde el negocio, en donde desde primera hora siguen la retransmisión de la lotería de Navidad por la televisión. Es por ello que aún no saben ni cuántos décimos vendieron ni a dónde han ido a parar, al menos hasta que reciban la llamada que despejará todas las dudas. Hacia las diez de la mañana, media hora después de saber que el sorteo extraordinario de Navidad había dejado un pellizco en el establecimiento, la fiebre habitual que rodea a este tipo de acontecimientos no se había desatado aún. «La gente aquí duerme a estas horas», explicaba el personal.
Se da la casualidad que en esta cafetería, donde hay también servicio de sellado de quinielas y expendeduría de tabaco, dio también el año pasado un quinto premio y vendió 15 décimos de otro. En el 2013, la lotería Primitiva dejó ahí más de seis millones de euros, que entonces ya suponía su tercer premio millonario en tan solo cuatro años.
Hacia las doce de la mañana se sabía que el repartidísimo octavo quinto premio, con el número 02308, dejó un pellizco en Santa Comba y Santiago, pues en cada uno de los municipios se vendió un décimo, dotado con 6.000 euros. En el primer caso, fue en la administración de loterías situada en la rúa Xosé Ferreiro, donde ya se repartió el año pasado un segundo. En la capital gallega, fue despachado en la céntrica casa de loterías que hay en la praza da Inmaculada, en pleno casco histórico. Se trata de una administración mixta, donde también se venden frutos secos y golosinas. Uno de sus responsables confirmaba que se vendió por máquina, porque solo se cuelgan en ventanilla combinaciones a partir del número 10000. «Es un número muy bajo. O lo pidió el cliente directamente o le salió automáticamente y lo cogió sin mirar», explicaban en el negocio compostelano.
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