Las buenas noticias

Mi ahijada me preguntó que por qué solo salían malas noticias en el periódico, y me cogió de sorpresa. Tanto, que tuve que pensar un poco la respuesta. Le dije que no era cierto, que también salían las buenas, solo que, salvo que fuese un premio importante de la lotería o algo así, no le dábamos importancia. No estaba muy convencida de mi argumento, así que repasé la edición de Santiago publicada ayer y constaté que, en efecto, las buenas noticias ocupaban importantes espacios en sus páginas. Un premio para la unidad de cardiología del CHUS por sus avances en la detección precoz en mujeres con cáncer de mama, mejoras en tratamientos de cronicidad y envejecimiento que se darán a conocer en un congreso de fisioterapia, un reconocimiento para la farmacia del Clínico, un programa educativo sobre la brecha de género, un informe de la USC sobre la satisfacción de los alumnos extranjeros, una feria de oportunidades, el festival Amal, nuevas aceras en Frades... Y sin embargo, sospecho que los lectores se habrán quedado con el juicio a la mujer acusada de matar a dos ancianos en Arzúa que, si bien es una tragedia, solo afecta directamente a su entorno, mientras que la mayoría de las buenas noticias antes enumeradas benefician a una buena parte de la población de la comarca. En realidad, ocurre lo mismo que en nuestro día a día, cargado de pequeñas buenas cosas a las que no les damos importancia hasta que un día un traspié las pone en valor. Por cierto, que mi ahijada participó en un concurso televisivo y se llevó un buen pellizco. No salió en el periódico.