La Voz de Galicia

La provincia de A Coruña registra 99.932 empresas tras la disminución de 1.677 en un año

Santiago

Olimpio P. Arca Santiago de Compostela
La comarca de Santiago es la de mayor porcentaje de empresas de 10 a 49 trabajadores. En la imagen, el polígono industrial del Tambre

El 64 % de las firmas del último balance oficial son personas físicas

03 Jan 2022. Actualizado a las 23:55 h.

La provincia de A Coruña registró un total de 99.932 empresas con actividad en el 2020. La cifra reduce en 1.677 firmas, un -1,65 %, las 101.609 del ejercicio anterior, y es la mayor bajada en números absolutos y también en porcentaje de la comunidad gallega, que perdió 2.585 empresas (-1,04 %). En la provincia se mantuvieron 90.345 empresas, y la creación en un año de otras 9.587 no alcanzó para compensar la baja de cerca de otras 11.300. Son datos que acaba de hacer públicos el Instituto Galego de Estatística, que constatan el descenso de empresas en 16 comarcas de la provincia coruñesa, una tendencia que rompen únicamente las de Muros, que aumenta diez y suma 941 firmas, y Terra de Melide, que llega a 1.724 tras subir 13.

La comarca de Arzúa perdió 52 empresas, quedando en 1.940; Barbanza bajó 80, hasta 6.054; A Barcala descendió 14, a 996; Bergantiños restó 126, y pasó a 6.382; en Betanzos, 3.696 tras perder 20; la comarca de A Coruña registró 34.774 al descender 603; en el Eume se redujeron 22 firmas, con 2.055 en total; en Ferrol, se perdieron 198 y bajó a 9.642; Fisterra restó 8, para quedarse en 2.095; el -53 en Noia supuso pasar a 3.173; -124 en Ordes, para 4.215 en total; Ortegal registró 1.163 firmas, dos menos que un año antes; caída de 247 en la comarca de Santiago, con un total de 15.677; descenso de 59 en O Sar, con 1.364 en total; bajada de 29 firmas en Terra de Soneira, con 2.039 totales; y -63 en Xallas, con 2.002 en total.

El municipio de A Coruña inició el 2020 con 21.490 empresas con actividad, 497 por debajo del año anterior; en Santiago la cifra fue de 9.908, tras perder 137 en un año; Ferrol registró 3.866 firmas, 145 por debajo; en el municipio de Carballo se contabilizaban 2.987 empresas, tras haber perdido 21; y 2002 en Ribeira, 64 menos que en el ejercicio anterior.

En cuanto a la personalidad jurídica de las empresas, la provincia coruñesa presenta unos porcentajes análogos a la comunidad gallega. Destaca el hecho de que el 64,3 % de las empresas con actividad (64.314) se corresponden con personas físicas; en el sector primario (agricultura y pesca) el 87,5 % tienen esa configuración. En el extremo opuesto se encuentran las sociedades anónimas, que con 1.012 firmas, apenas superan el 1 % del total.

Por su parte, las sociedades limitadas alcanzan el 26,1 % de las empresas registradas, con 26.110, y las cooperativas se quedan únicamente en 444 sociedades; cabe apuntar, sin embargo, que es el único apartado que sube levemente, con diez más que en el año 2019; firmas agrupadas en otros epígrafes suman otras 8.052 en la provincia de A Coruña, señala el IGE.

Solo 624 compañías están por encima del medio centenar de trabajadores

La atomización empresarial que evidencian las 64.314 empresas que son personas físicas se refleja además en que frente a 86.022 firmas que registran de 0 a 2 asalariados, solo 624 empresas, el 0,62 % del total, tienen 50 o más trabajadores: 342 están en el tramo de 50 a 99 asalariados; 186 tienen de 100 a 249; y solo 96 tienen 250 o más. Las comarcas en torno a las tres grandes ciudades concentran estas grandes empresas por encima del medio centenar de empleados: son 304 en la de A Coruña, 127 en la de Santiago y 57 en la de Ferrol.

El apartado de servicios agrupa el mayor volumen de las empresas con actividad en la provincia coruñesa. El IGE recoge en su directorio a 1 de enero del 2020 un total de 67.380 firmas en este apartado; el comercio al detalle son 10.964, mientras la venta y reparación de vehículos de motor y motocicletas suman 2.211. En el sector primario aparece el total de 15.216 empresas: entre otros epígrafes, son 9.853 dedicadas a agricultura, ganadería, caza y servicios relacionados con ellas, mientras en pesca y acuicultura se incluyen 4.616. El apartado de construcción alcanza 12.011 empresas en total: entre otros apartados, 2.234 firmas de construcción de edificios. Por último, el total en industria son 5.325 empresas; dentro de ella, son 4.952 de industria manufacturera. Entre otras, con 852 de productos metálicos, 844 de alimentación y 407 de ropa de vestir.

Roberto Pereira es el presidente del Club Financiero de Santiago PACO RODRÍGUEZ

Roberto Pereira, presidente del Club Financiero: «Muchas empresas desaparecen por la jubilación de su titular»

Roberto Pereira, que preside el Club Financiero de Santiago y es asesor empresarial, establece una vinculación directa entre el «dato demoledor» de la desaparición de cerca de 11.300 empresas en un año en la provincia y la demografía. Porque subraya el enorme porcentaje de empresas de pequeño tamaño (él destaca que más del 96 % tienen menos de diez empleados, y el IGE puntualiza que el 86 % tienen de 0 a 2 asalariados) para señalar que «un porcentaje muy alto de esas bajas es por jubilación» del titular. Explica además por qué el número de firmas creadas es inferior a las que desaparecen, al apuntar que muchos de los titulados universitarios «salen con un chip e intencionalidad clara de que su principal objetivo es ser funcionario, no emprendedor. Y con esa intencionalidad es muy difícil que se pongan nuevas ideas en funcionamiento». Pereira cree que en estos momentos no hay cultura del emprendimiento «ni intención de que se produzca», lo que lleva a que la incorporación de titulados universitarios al tejido empresarial sea compleja.

El presidente del Club Financiero de Santiago comenta además el muy desigual peso sectorial en la provincia, donde frente a un 67 % de firmas del sector servicios, solo el 5 % pertenecen al industrial: «Dependemos muchísimo del sector servicios, y las iniciativas de lo que pueden ser empresas con generación de valor, desligadas del sector servicios, es muy difícil que tengan aquí oportunidad y viabilidad». Pereira entiende que tras surgir una idea y un proyecto, «hay que facilitar el emplazamiento. Y facilitar su inicio, no con una subvención, que creo que es una cultura errónea, pero sí con financiación, que es una cuestión distinta. Y para financiar, hay que creer en el proyecto: unos serán viables y se consolidarán, y otros pueden no llegar a buen puerto. Pero eso forma parte de la cultura emprendedora».

Para vencer la gran dependencia del sector servicios considera que se precisa una política activa que promueva otras ideas empresariales «con muchísima más potencia y posibilidades de generar valor añadido, de consolidación en el tejido económico-industrial, y que estoy convencido de que tendrían mucha mayor capacidad de generación de empleo. Tal vez sea la pata que nos falta por colocar en la mesa, para facilitar también salida laboral a los titulados universitarios. De manera recurrente nos dicen que estamos ante la generación con la mayor formación de nuestra historia, pero que desgraciadamente no encuentra aquí oportunidades de acceder al mercado laboral», y deben salir fuera del entorno gallego e incluso estatal, provocando una ineficiencia clara: «Financiamos su preparación con nuestros impuestos, y después sus conocimientos los aplican en otros países que no se han gastado un solo euro en su formación».

Roberto Pereira destaca la concentración empresarial en la comarca de A Coruña, que suma un 42 % del número de empresas de la provincia. En la comarca de Santiago, por su parte, destaca el porcentaje del 4,25 % de empresas entre los 10 y los 49 asalariados (667 firmas de las 15.677 totales), por encima del 3,85 % que se registra en la de A Coruña (1.342 de 34.774 empresas). El asesor empresarial compostelano apunta la tendencia de que firmas que se corresponden con personas físicas se transforman en sociedades mercantiles para limitar responsabilidades y ser cautos en la protección de su patrimonio personal: «Esas acciones no suponen generar valor añadido; son firmas que ya producían y contribuían al PIB».


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