José María Caneda, expresidente del Compostela: «Estuve 10 meses sin comer y pasé de 95 kilos a quedarme solo en 64»
Santiago
«Mentalmente estoy muy fuerte, tengo muchas ganas de salir adelante, nunca me entregaré», explica el exmandatario blanquiazul ante el cáncer que padece
24 Jun 2024. Actualizado a las 13:56 h.
José María Caneda Antelo cumplió este miércoles 76 años (Santiago, 1 de febrero de 1947). El expresidente del Compostela, que con Fernando Castro Santos en el banquillo ascendió el equipo de la capital gallega de Tercera a Primera División en un tiempo récord, está jugando el partido más importante de su vida. Y quiere ganarlo. No está dispuesto a entregarse. Va a pelear hasta el último segundo, «con o sin prórroga», subraya, con todas sus fuerzas, como hizo siempre en el fútbol, contra viento y marea. Caneda lleva meses plantándole cara a un cáncer de estómago y esófago. «En casa no me voy a quedar, esta enfermedad no me va a encerrar en mi habitación», explica el exdirigente blanquiazul, que cada dos semanas tiene que enfrentarse a la quimioterapia y a la radioterapia. Pese a todo esto, Caneda afronta su gran batalla «con el humor de siempre y sin miedo», en todo momento bien arropado por su familia.
—¿Cómo se encuentra en estos momentos?
—Intentando salir. Estoy mucho mejor. Ayer me decía la doctora que nunca había visto un paciente con unas defensas tan extraordinarias, con tan buen ánimo y que se recuperase tan fácilmente.
—¿Cuánto tiempo lleva en esta situación?
—Estuve 10 meses sin comer. Y yo le echaba la culpa a la vacuna del covid-19. Ya no recuerdo cuántas veces ingresé por urgencias y siempre me decían que era un problema de los oídos. Por las presiones de una familiar por fin me prestaron atención. Me decían que era una inflamación de los oídos que me afectaba a la garganta. Por fin decidieron hacerme una endoscopia y fue entonces cuando se dieron cuenta: tenía cáncer. Si no fuese por esta familiar, que exigió la prueba, hoy estaría muerto.
—¿Cuál fue su reacción?
—Me desmayé cuando me lo comunicaron. Me derrumbé. Pero pocas horas después me dije a mí mismo que esto no me podía llevar tan rápidamente. Nunca me entregaré. Llevaba casi tres años con este problema, es increíble. Mentalmente estoy muy fuerte, tengo muchas ganas de salir adelante. Es un cáncer tremendo, pero lucharé hasta el final. Ahora me encuentro muy bien. Recuerdo que no tenía fuerzas ni para andar. Las pasé canutas.
«Me desmayé cuando me lo comunicaron. Me derrumbé. Pero pocas horas después me dije a mí mismo que esto no me podía llevar tan rápidamente»
—¿Qué le dicen los médicos?
—Inicialmente me dieron muy pocas esperanzas, pero si estuve tres años sin tratamiento y todavía estoy aquí, será por algo. La recuperación está siendo buena. Como bastante bien. Hace diez meses que tendrían que haberse dado cuenta de esto. Es cierto que ahora los cuidados son exquisitos. La atención es extraordinaria. Durante dos meses me atendieron un médico y dos enfermeras en mi domicilio, pues no querían que una infección agravase mi salud si salía de casa.
—En estas situaciones es cuando se ven los amigos de verdad, ¿no?
—Mi familia me ayuda muchísimo. Tuve momentos muy malos. Somos doce hermanos y nunca me fallaron. Lo que están haciendo por mí no se paga ni con todo el oro del mundo. El cariño que recibo es increíble, inmenso. Ahora cuento con amigos que no sabía que eran tan amigos. Me encontré con grandes sorpresas. Viví momentos realmente desesperados. También puedo decir que durante todos los años que fui presidente del Compostela le presté dinero a mucha gente, por no hablar de la infinidad de favores que le hice a algunos. Ahora, si les pido algo me lo niegan. A veces pienso que fui muy tonto a la hora de elegir a la gente que me rodeaba en la junta directiva.
—¿Cómo es el día a día de José María Caneda?
—Duro. Difícil. Cualquiera se lo puede imaginar. Pero yo me levanto con mucha energía, trato de ver la vida con mucho optimismo. Esta enfermedad no me va a derrumbar. No puedes encerrarte, tienes que afrontar cada día con ilusión. No puedes acojonarte, ni con la enfermedad ni con el tratamiento, pues eso te llevaría a la tumba. Hago vida normal. Como normal y a veces no le hago caso a los médicos. Me dicen que no le conceda entrevistas a los medios de comunicación porque eso me afecta mucho a la garganta, porque no paro de hablar. Pero yo si puedo hacer 40 entrevistas, pues hago 40 entrevistas. Llevo mis nietos al colegio y eso me distrae, me da mucha fuerza y energía.
—¿El diagnóstico es ahora más optimista?
—Por supuesto que sí. Esto tiene cura. Llevo mucho tiempo luchando contra este cáncer, con síntomas desde hace tres años. Pasé de 95 kilos a quedarme solo en 64. Ahora ya recuperé mucho peso y me veo muchísimo mejor.
«Esto tiene cura. Llevo mucho tiempo luchando contra este cáncer, con síntomas desde hace tres años»
Caneda: «Me quitan la mitad de los 1.800 euros de pensión»
«Yo podía ser millonario, pero confié en la gente y me engañaron muchas veces. Siempre pensé en el Compostela y nunca en mi cartera», recuerda José María Caneda.
—¿Cómo está usted ahora en el aspecto económico?
—Con los millones de pesetas que llegué a tener, no es justo que esté pasando por esta situación. Tengo una jubilación de 1.800 euros y solo cobro la mitad. Hacienda me saca unos 200 euros cada mes y todavía estoy pagando un crédito de 800 euros del Compostela. Cuando recuperé de nuevo el Compostela, el alcalde Sánchez Bugallo se comprometió a ayudarme con 200.000 euros, pagué deudas pensando en ese dinero y volvió a joderme. El club está en donde está ahora porque yo lo recuperé y gracias a Antonio Quinteiro pude amortizar parte de la deuda de los 200.000 prometidos. Hoy todavía debo 70.000 euros y los estoy pagando con mi pensión
—¿Le cuesta llegar a final de mes?
—Somos doce hermanos. Ellos siempre están. Lo que hacen por mí nunca podré pagárselo. Están a mi lado constantemente. También hay amigos que me ayudaron, porque hubo momentos en los que ni siquiera tenía para el combustible del coche. Siempre fui honrado con el Compostela. En todo momento actué por el bien del club. Nunca nadie podrá decir jamás que robé un euro del Compostela.
—Sus guerras con Hacienda no paran.
—Hacienda va a tener que devolverme todo lo que me quitó desde el 2008. Cada año me lleva 2.300 euros y sé que al final voy a ganar ese pleito. No tengo dudas.
«En Primera División no los hay más listos que Fabiano, es muy inteligente»
Caneda recibió muchas llamadas para felicitarle por su cumpleaños. Una de las que más le agradó fue la de Ohen, aquel delantero centro nigeriano que tantas alegrías le dio al compostelanismo.
—Qué grandes tiempos aquellos.
—Fueron maravillosos. Fue una época extraordinaria. La pena fue que los políticos no supieron estar a la altura de las circunstancias. Nos hicieron mucho daño.
—Usted y los políticos nunca se llevaron bien.
—Lo que hicieron conmigo y con el Compos no tiene ni pies ni cabeza. Fue un atropello. Las deudas que tenía con nosotros el Concello y la televisión fueron un desastre para el club. Todo el mundo se lavó las manos. El Compos desapareció porque tenía una deuda de 430 millones de pesetas [hoy serían cerca de 2,6 millones de euros]. Eran 170 millones con los jugadores, 135 con Hacienda y 123 con la Seguridad Social. Y a nosotros nos debían en ese momento 1.570 millones de pesetas la televisión [más de 9 millones de euros], 200 millones el Concello, 30 millones la Consellería de Deportes y había 700 millones de pesetas en la Federación. Si nos hubiesen pagado, el Compos tendría superávit y nunca hubiese desaparecido.
—¿Se sintió traicionado?
—Tiro con bala porque tengo documentación para poner contra las cuerdas a los que me hicieron daño a mí y al Compos. En fútbol fui listo, pero fui algo tonto por no saber elegir las amistades. Me falló gente de mi confianza que estaba en la directiva. Pero eso es pasado. Tengo cosas más importantes en las que pensar.
—¿Cómo ve el Compostela actual?
—No está jugando mal, pero para ascender hay que invertir. Si no gastas dinero no puedes subir. El Compostela tendría que haberse reforzado para la segunda vuelta con dos jugadores veteranos, uno para el centro del campo y otro para el ataque. Con dos buenos futbolistas ascendería con la gorra. Hace un buen fútbol gracias a Fabiano, que le da al equipo un aire distinto. Hay que sacarle el sombrero como entrenador. Fabiano es muy inteligente y sabe mover bien las piezas. En Primera División no los hay más listos que Fabiano. Es una persona a la que le tengo un gran cariño.
—¿Cree que el Compos conseguirá cambiar de categoría?
—Si no se invierte no irá a ningún lado. Lo tiene todo para crecer. No le voy a pisar el terreno a los que están, aunque hay gente dispuesta a poner dinero y llevar el Compostela mucho más arriba.