Alfred Sonnenfeld, experto en cómo ser feliz: «Existen seis cosas que debemos cumplir para hacer un buen uso de nuestro cerebro, ¿quiere saberlas?»
Santiago
El médico, teólogo y antropólogo, que también ha escrito sobre las relaciones sociales y el liderazgo ético, asegura que «las dos enfermedades que más están creciendo son el narcisismo y el perfeccionismo»
26 Oct 2023. Actualizado a las 08:45 h.
No resulta sencillo resumir quién es Alfred Sonnenfeld, pero en su cuenta de X deja una frase que lo define a la perfección: Stop and think. Párate y piensa. Con un marcado acento alemán, el médico, teólogo, filósofo y antropólogo explica que, ante todo, es un hombre feliz. Eso lo ha llevado a dar conferencias en todo el mundo; la última, este martes en el Colegio Peleteiro de Santiago. Felicidad, liderazgo ético y amor son las temáticas sobre las que versan sus libros, y también sobre las que habla en esta entrevista.
—Párate y piensa. ¿Sobre qué debemos pararnos a pensar?
—Por ejemplo, sobre qué significa la palabra eudaimonía, un concepto que procede de Aristóteles y que significa: llevar una vida lograda. Es algo importantísimo y para desarrollarlo me apoyo en los conocimientos actuales de la neurobiología. Por ejemplo, en el hecho de que podemos tener un desarrollo enorme, fantástico. Si desarrollamos bien nuestras posibilidades podemos hacer mucho más de lo que pensamos. Me acuerdo cuando estudiaba medicina en Bonn, en Alemania, y nos decían que una vez nace un niño, el número de neuronas que tiene se detiene. Hoy en día eso es falso. Cuando una persona sabe entusiasmarse, ilusionarse y ver las cosas en positivo, en su cerebro están creciendo sustancias neuroplásticas que, para entenderlas, son como abono en el cerebro. Eso es lo que nos ayuda a vivir con esa eudaimonía, que no significa hacer cosas espectaculares, sino disfrutar de lo que estás haciendo.
—La felicidad parece que no vive su mejor momento.
—No, no, ahí está el tema. La felicidad es algo muy individual y depende de muchas cosas. Suelo decir que a una persona le puede tocar la lotería y en un año no estar contento. Quizás no ha hecho un buen uso de ese regalo. En cambio he visto personas que se han quedado tetrapléjicas por un accidente que gracias a una buena rehabilitación y a su voluntad han logrado andar de nuevo. Eso es una maravilla. Debemos ver la vida en su totalidad, no solo de manera parcial. Hoy en día la gente piensa en ganar dinero y la vida depende de más cosas. Ya lo dijeron los griegos clásicos de un modo contundente, hay que tener en cuenta a la persona en su totalidad. Y Platón afirmaba que lo más importante no es vivir, sino vivir bien. De eso he hablado en las últimas charlas que he realizado en Inglaterra.
—¿Las expectativas que nos marcamos pueden convertirnos en infelices si no las logramos?
—Efectivamente, pero un empresario americano aseguraba que lo importante era ver las oportunidades en las dificultades. Ese es el reto. Ya se sabe que en la vida pasan cosas tremendas, basta con abrir los ojos. Uno puede quedarse paralizado y eso es fatal. Existen seis cosas que debemos cumplir para hacer un buen uso de nuestro cerebro, ¿quiere saberlas?.
—No se corte.
—Primero, cuidar nuestros vínculos, los humanos. Es muy importante porque nuestro cerebro es un cerebro social que necesita cuidar las relaciones humanas. En segundo lugar, el ejercicio físico. Basta con dar un paseo, pero hay que hacerlo todos los días. Eso ayuda al hipocampo, que es una parte muy importante del cerebro para la memoria y hace que se desarrolle mucho mejor. En tercer lugar hemos de mantenernos interesados por las cosas de este mundo. En alemán lo traduzco por captar el signo de los tiempos, estar al día, como cuando una persona estudia un nuevo idioma. En cuarto lugar está la dieta. En el quinto, manejar bien el estrés. Esto no quiere decir que no tengamos estrés, que también necesitamos un poco, pero existe el peligro de que sea excesivo. Y en sexto lugar, dormir bien. Esas son las seis cosas que le recomiendo a cualquier persona.
—Ha escrito sobre relaciones de pareja. ¿Por qué cree que uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio?
—[Ríe] Es sumamente profunda la pregunta. Hoy falta el compromiso, el comprometerse. Los chicos y chicas quedan a un nivel que se llama eros. ¿Por qué me gusta esa chica? ¿Por qué me gusta el helado de chocolate y no el de vainilla? Pero las cosas no son solo eso. Debemos tener en cuenta que contamos con razón. Hay que cuidar mucho el diálogo y lo que se conoce como ágape, que significa la entrega total. Yo quiero envejecer contigo, aprendo de ti cada día. Verse a la misma altura de ojos, sin que uno esté por encima del otro. Esas cosas hay que cuidarlas mucho. Nadie quiere decir me comprometo contigo los próximos cinco años, sino que lo hace para toda una vida. Cuando una persona hace eso desarrolla mucho mejor el potencial tan grande que tiene. Muchas veces quedamos a un nivel raquítico de lo que podíamos llegar a ser.
—Hay quien dice que el que acierta con quién casarse ya no tiene que acertar más.
—Claro que sí, pero aún así hay que manejar nuestras imperfecciones. Le digo una cosa, las dos enfermedades que más están creciendo son el narcisismo y el perfeccionismo. Cuando un chico y una chica se casan ninguno va a encontrar a una persona perfecta. Cada uno tiene sus defectos. A mí me gusta decirlo en inglés: good enough, suficientemente bueno. No puedo exigir la perfección. Si la exijo me voy a quedar solo. Cuando hay un verdadero amor las dos personas se van complementando cada vez más.
—¿En qué consiste el liderazgo ético del que habla en sus conferencias?
—Es lo que hoy nos hace falta. La clave es la coherencia, un líder tiene que ser una persona coherente. Debe ser la misma persona a la mañana, al mediodía y a la noche y, sobre todo, que no esté pensando solo en sí mismo. Debe querer ayudar y tener influencia sobre los demás. A mí me gusta utilizar cuatro conceptos que caracterizan hoy en día al buen líder. Tiene que saber invitar, animar, inspirar y entusiasmar.
—Hablaba antes de que la gente puede ser más de lo que cree.
—Cuando Thomas Edison tenía 12 años le entregó a su madre una carta de un profesor de la escuela. La madre la vio y le dijo a su hijo que el maestro le había escrito para asegurarle que no había ningún profesor que tuviera la capacidad suficiente para ayudarlo a dar el salto que necesitaba. Después de años, cuando ya había hecho más de 200 descubrimientos, encuentra la carta y comprueba que en realidad le decían a la madre que no mandara más a su hijo al colegio, que no entendía nada y que se ocupara ella de él. Y eso hizo la madre, que era una líder, y que le ayudó a dar ese salto en su vida. El ser humano tiene grandes capacidades para alcanzar metas fantásticas.