El nuevo comercio del casco histórico busca recuperar al cliente de Santiago
Santiago
El sector asume que la apuesta por los turistas aleja a los compostelanos
12 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.
En las últimas aperturas comerciales en el casco viejo de Santiago siguen siendo mayoría los locales enfocados, casi en exclusiva, en el turismo, pero también hay otros emprendedores que quieren marcar la diferencia y ponen en marcha propuestas dirigidas a los compostelanos y vecinos del entorno, con la intención de recuperar un cliente que, poco a poco, se fue alejando de la zona monumental. En el caso de nuevas propuestas hosteleras como Beher en la rúa Caldeirería, A Casa vella en O Preguntoiro o Moha en San Roque, entre otros, la elección de puntos más alejados de las zonas más visitadas por los turistas ya es una declaración de intenciones. Y también en otros segmentos comerciales, en los que las tiendas de recuerdos siguen siendo la opción mayoritaria, empiezan a aparecer propuestas diferentes orientadas a atender las necesidades de la clientela local, sin privar por ello a los turistas de hacerse con recuerdos originales y diferentes.
Pero esos intentos por recuperar o por frenar la fuga del cliente de Santiago son aún casos aislados y escasos. Roberto Almuíña, presidente de la Asociación de Veciños Fonseca, se muestra especialmente pesimista. Considera que la fuga continua de vecinos «non ten arranxo mentres non se revise o Plan Especial para facilitar a rehabilitación e para facer funcional o casco histórico». Asegura que los negocios tradicionales que se cierran «son ocupados por outros para turistas, porque no casco histórico cada vez vive menos xente». Almuíña insiste en que «os responsables son todos os que pasaron polo Concello nos últimos vinte anos. Teñen que dicir que modelo de cidade queren». En su opinión, la respuesta es «unha de churrasquerías e recordos, entón marchamos todos e facemos pisos turísticos; ou unha con veciños, entón ten que facilitar a rehabilitación e deixar facer unhas casas funcionais».
Tampoco José Antonio Seijas, presidente de la Asociación de Comerciantes Comercio Punto Compostela, ve con optimismo el futuro del sector comercial en la zona monumental. Al igual que Almuíña, considera que la clave está en la pérdida de población, que se está agravando día a día. Seijas recuerda los años dorados del comercio del casco histórico, cuando «el entorno de la Praza de Abastos estaba lleno de tiendas de ropa y de otros productos para atender a los que venían de Santiago y de los alrededores al mercado. Ahora, todo es hostelería», lamenta. Reconoce que «mejor un comercio de hostelería o de recuerdos que un local cerrado, pero falta atractivo para los de aquí». Seijas considera que la solución «es complicada, pero no imposible». Cree que pasa por una apuesta firme por la rehabilitación de las casas del casco histórico, para lo que pide «facilidades para que las reformas hagan de las viviendas espacios habitables». En opinión de José Antonio Seijas, «si se diera facilidades para vivir en el casco, florecería el comercio de calidad, que ahora se va a otros sitios».
«Sentí que el mismo local de Pepecillo pedía uno de chicos»
Cuando quedó vacío el bajo de la sastrería Pepecillo, situado al lado de su comercio de ropa para mujer, Julia Valenzuela sintió «la sensación de que el mismo local pedía que abrir una tienda de ropa para chicos». Y, sin experiencia de moda masculina, tomó la determinación de «empezar de cero» para ofrecer «algo novedoso, pero siguiendo la filosofía de La tienda de Julia para mujeres: innovar, pero ofrecer ropa ponible con precios accesibles para todos». Julia confía en que, aunque con otro estilo, su comercio logre «ser un referente en Santiago, aunque no podré llegar al nivel de Pepecillo. Aún entra gente a preguntarnos si hacemos trajes para ceremonias».
Cuando se le pregunta a Julia por las razones para abrir en el casco histórico, cuando tantos abandonan esta zona, apunta que el «comercio revitaliza las ciudades. Yo vivo en el casco y quiero dirigir mi tienda a todo tipo de público: de Santiago y de fuera. No sé por qué se tiende a dejar a un lado la zona vieja, como si fuera solo de los turistas». Rechaza los comentarios acerca de que el casco histórico es «solo para turistas, como si fueran invasores. Creo que los mejores sitios son aquellos donde se mezclan. Si son solo de turistas, son espacios más artificiales». Una de las directrices de su comercio, de la que es encargada Nerea Trigo, es que «es un local para todos. Quiero que el de Santiago se sienta a gusto, y al de fuera lo recibo lo mejor posible para que sienta el acogimiento. Al turista le gusta llevarse recuerdos, y la ropa también es una opción», defiende.
«Queremos que también sea un lugar referente para los de aquí»
Uno de los mejores locales de la rúa da Caldeirería se quedó vacío hace algo más de un año, tras la decisión del propietario de la zapatería Seijas de abandonar el casco histórico. Ese bajo comercial, sin duda uno de los mejores de la calle, en poco tiempo fue el elegido por Manuel Pombo y Jorge Hernández para abrir la primera tienda en Galicia de la empresa Beher, una conocida y prestigiosa marca de jamón ibérico de Salamanca. Manuel dejó su trabajo de delineante en un despacho de Santiago para probar suerte en el sector de la hostelería, que ya conocía de etapas anteriores. El local de Beher en Compostela no es una franquicia pura, ya que Jorge Hernández, uno de los dos nietos del fundador de la marca, es socio de Manuel. La apertura del nuevo local se demoró más de lo deseado, al ser necesario superar el largo proceso hasta la obtención de la licencia municipal.
«No es solo una tienda para comprar jamón ibérico, también es posible desayunar, comer y cenar, y degustar todas las partes del cerdo. Tenemos un pequeño obrador donde preparamos carnes a la parrilla, carnes nobles, croquetas de jamón...». Manuel explica que Beher «controla todo el proceso, desde la gestión hasta que el jamón está en la mesa, lo que permite garantizar la calidad», resalta. Los socios tienen muy claro el cliente que buscan: «Queremos que sea un local para la gente de Santiago, que cada vez tienen menos sitios para ellos en el casco histórico. Si quisiéramos solo turismo, estaríamos en otra calle».