La Voz de Galicia

Paraísos del relax a un paso de Santiago

Santiago

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Irene Rodríguez y Domi Alexandre llevan apenas tres meses al frente del complejo formado por la casa rural A Ribeira do Tambre, con su restaurante, y los apartamentos turísticos A Carballeira do Tambre, en Quintáns, Troitosende-A Baña

El área metropolitana ofrece iniciativas novedosas de calidad en entornos muy atractivos

20 Jul 2024. Actualizado a las 05:00 h.

El dinamismo del sector hostelero y, en general, de toda la actividad económica relacionada con el turismo, no se limita a la capital gallega y, más en concreto, a su casco histórico. El redescubrimiento de los paraísos cercanos, a tiro de piedra de Santiago, y la proyección de espacios naturales de enorme atractivo y cada vez más frecuentados como lugares de esparcimiento, conlleva la apertura de una nueva oferta de establecimientos, o la renovación de otros que ya existían, para dar servicio a esa demanda que va en aumento exponencial.

 

Los Caminos de Santiago, con una afluencia de peregrinos que año tras año es de récord, está teniendo un notable impacto en las comarcas por las que transcurren, y es muy visible en concellos como Melide, Arzúa —en este caso, con el factor añadido, para fomentar otro tipo de visitas, como es la mejora de la conexión por carretera con la capital a través de la autovía A-54—, y O Pino, donde el Camino Francés ha ampliado y renovado en su práctica totalidad la oferta de alojamientos y de restauración en la parroquia de Arca.

Lo mismo sucede por la parte sur del área metropolitana, con el bum del Camino Portugués y el mismo efecto en localidades que son fin de etapa: Padrón, donde se ha disparado la capacidad de alojamiento a través de albergues privados y todo tipo de hospedajes, así como nuevas propuestas hosteleras; y O Milladoiro (Ames), localidad que es pura ebullición por la presencia de peregrinos y con una nueva demanda que impulsa el lanzamiento de propuestas como el hotel que en pocas semanas abrirá sus puertas en Novo Milladoiro.

Restaurante O Piñeiro, del complejo vacacional rural Vila Sen Vento, en el concello de O PinoXOAN A. SOLER

Pero no es solo la dinamización económica vinculada a las rutas jacobeas. El atractivo de los parajes naturales del entorno de Santiago, con enclaves ideales para el relax, para la práctica del senderismo o incluso deportes de aventura en el entorno de los ríos Sar o Tambre, elevan la demanda de servicios hosteleros y son un nuevo revulsivo para la red de alojamientos de turismo rural, contribuyendo a incentivar la actividad económica en comarcas que, aparte de la que generan sus localidades cabecera para la prestación de servicios, carecen de medios alternativos para suplir el retroceso de las actividades vinculadas al sector primario.

En las siguientes páginas se muestran varios ejemplos, todos ellos muy recientes, de apenas unos meses, de nuevas iniciativas vinculadas a los servicios hosteleros, ya sean de alojamiento, restauración o ambos, en diferentes comarcas del área de Santiago. Son todas ellas iniciativas lanzadas por emprendedores que han visto la oportunidad de consolidar proyectos arraigados en su entorno rural e impulsados con el optimismo del valor que les da el entorno natural de atractivo imbatible en el que se enmarcan y con el esmero en la atención a una clientela creciente.

 

«Destaca la tranquilidad y el entorno con una naturaleza privilegiada»

Domi Alexandre e Irene Rodríguez acaban de hacerse cargo de un complejo hostelero en A Baña

Emilio Forján

Hay paraísos rurales muy cercanos, a tan solo quince minutos de Santiago. A Ribeira do Tambre, que atraviesa cuatro municipios como Val do Dubra, Ames, A Baña y Negreira, es uno de ellos. Un remanso de tranquilidad y un entorno privilegiado de naturaleza en estado puro que cuenta con la referencia del establecimiento de turismo rural del mismo nombre y que junto a los apartamentos turísticos A Carballeira do Tambre, ambos en Troitosende (A Baña), ofrecen una propuesta única que acaba de renovarse con la incorporación de una oferta de restaurante aparejada a la nueva gestión.

PACO RODRÍGUEZ
 

Al frente de A Ribeira do Tambre se encuentran Dominique Alexandre Gómes e Irene Rodríguez. Domi, como es conocido, es el chef del restaurante, que atesora una dilatada experiencia en Esteiro (Muros) y que junto a su pareja no desperdiciaron la oportunidad que se les planteó asumiendo la gestión: «Aceptamos este reto encantados. Cambiamos el concepto para incorporar una cocina de fusión entre tradicional e innovación con una carta completa, a la vez que reducida, siempre primando productos de calidad en carnes, mariscos y pescados», explica Domi, quien avanza que apenas llevan tres meses abiertos «y estamos muy satisfechos con la respuesta de nuestros clientes».

PACO RODRÍGUEZ

Las expectativas para el verano son realmente muy buenas: «Tenemos entre un 75 y un 80 por ciento de reservas, lo que no está nada mal, entre comidas y hospedaje. Estamos a 15 minutos de Santiago, Bertamiráns o Negreira, y aunque pueda parecer que es difícil llegar hasta aquí, después los clientes se muestran encantados con el entorno», añade Domi, que asume que la ubicación es privilegiada.

La oferta gastronómica cuenta con tres menús que van desde los 23 hasta los 30 euros, «sin bebidas», y que incluyen entrantes, un marisco o un pescado y, un segundo plato de carnes. En la variedad está su esencia y también realizan paellas por encargo. Domi relata que están empezando a tener cada vez más grupos para comidas familiares, de amigos o eventos aunque el comedor, en dos plantas, tiene capacidad limitada.

Este paraíso rural del Tambre concentra su oferta en dos tipos de alojamiento. La casa rural típicamente gallega con todas las comodidades, aunque sin perder su aire tradicional y que dispone de siete habitaciones dobles, dos con bañera de hidromasaje, así como dos individuales.

Además, en el mismo complejo hostelero, cuentan con los seis apartamentos turísticos A Carballeira do Tambre, dotados con un moderno y completo equipamiento, que incluyen terraza en su parte posterior, hacia la zona del río Tambre, y bañera de hidromasaje.

Marcos Ferro, al frente de la coctelería Botánico, en PadrónSANDRA ALONSO

«A veces incluso é difícil ter sitio»

Botánico abrió sus puertas en Padrón y ya triunfa con sus cócteles prémium

S. GÓMEZ

Marcos Ferro tenía muy claro que le tocaba dar el paso. Después de años trabajando en hoteles y eventos privados, el barman decidió montar su propio negocio en Padrón. Le llamó Botánico, nombre que casa tanto con el espíritu de la villa, como con el nombre de esos ingredientes que son fundamentales en coctelería y que se utilizan para crear sabores, sensaciones y aromas únicos. El éxito, confirman los propios vecinos de la capital del Sar, ha sido absoluto e incontestable. Tomarse una copa en el Botánico es lo más parecido a saborear la ambrosía que bebían los dioses de la mitología griega.

 

«Queríamos facer algo diferente, que levara o noso selo de identidade», reconoce el propio Ferro, que afirma que el negocio marcha sobre ruedas: «Non hai queixa e os fines de semana a veces incluso é complicado atopar sitio. Pola noite é cando mellorar traballamos, sen dúbida».

Aunque los peregrinos forman parte de su clientela, destaca que la mayoría son vecinos de Padrón que se acercan a saborear los destilados que ofrecen. «A nosa especialidade son os cócteles, pero tamén temos unha ampla carta de cafés e almorzos. Pero o que máis traballamos son as bebidas prémium, de primeira calidade. Saen moito máis do que nos poderíamos imaxinar cando abrimos», dice Ferro.

Aprovechando el éxito de un inicio fulgurante, han ampliado el local, que se encuentra en la calle Alonso da Pena, para dotarlo de una amplia terraza que se ubica en el entorno de una casa en ruinas, que han decorado para que sea el enclave perfecto en el que pasar una noche de verano: «Collémola hai un par de meses. Conta cun xardín privado no que plantamos moitas plantas e no colocamos unhas 15 mesas. Dálle un toque diferente que encaixa co local e coa nosa filosofía de moito verde, plantas, flores...».

 

Lo más vendido

Aunque el Botánico ofrece productos de primer nivel, Ferro reconoce que han intentado apretar los precios lo máximo posible: «Os cócteles van dende os sete euros ata os nove ou dez se pides prémium. As copas básicas custan seis. Cremos que están bastante ben, xa che traballamos con bos produtos, boa cristalería e tratamos de dar un bo servizo».

Por el momento, lo que más venden son los clásicos, especialmente el mojito y el daikiri. A mayores está el Botánico, combinado que homenajea al nombre de un nuevo local que ya se ha convertido en indispensable en Padrón: «É unha receita inventada por nós. Leva ron escuro Santa Teresa, zume de limón, laranxa e troita da paixón. A verdade é que está saíndo moito».

El albergue de Manuel Castro y Lurdes Mallo, que está en el lugar de Ventosa, en Ames, cuenta con 24 plazasPaco Rodríguez

«Hai clientes de aquí, pero moitos están facendo o Camiño a Fisterra»

Manuel Castro y Lurdes Mallo abrieron en Ames A Casa do Boi tras 17 años como hosteleros

S. GÓMEZ

Después de 17 años regentando el Mesón Alto do Vento, Manuel Castro y Lurdes Mallo decidieron que era el momento idóneo para abandonar las comandas y el trajín de los fogones, las parrillas y el incesante ir y venir de clientes. «Foron moitos anos pelexando. Tiñamos esta oportunidade diante nosa e decidimos lanzarnos», explica Manuel Castro, conocido popularmente como Lito. Habla de la casa que, justo delante del que es el hogar de la familia, convirtieron en el albergue Casa do Boi que, además de su estilo tradicional esconde un vello jardín donde desconectar de la frenética vida urbana.

 

El hospedaje ya se ha convertido en una parada indispensable para aquellas personas que están haciendo el Camino hacia Fisterra. Ubicado en el lugar de Ventosa, en Ames, queda a unos 10 kilómetros de distancia de la capital gallega. Aquellos que se toman la ruta hacia la Costa da Morte con mayor calma, lo encuentran idóneo para dividir la primera etapa en dos trozos, pernoctando allí una noche: «O negocio está funcionando moi ben. O Camiño está vivindo un auxe total e a verdade é que estamos traballando moi ben».

Para poner a punto el albergue, tuvieron que habilitar una «casa que estaba practicamente en ruínas. Cremos que quedou moi ben. Queríamos manter a filosofía de estarmos nunha zona rural. A verdade é que aos clientes que veñen gústalles moito». Ese cambio hacia una vida más tranquila y sosegada ha sido posible gracias a la colaboración de sus hijos, que echan una mano al matrimonio desde la recepción y con las redes sociales, ya que el local también ofrece desayunos, comidas y cenas. El cambio, reconoce el propio Lito, ha resultado un éxito: «Queríamos algo máis tranquilo e, aínda que o albergue da traballo, temos un total de 24 prazas de hospedaxe. Non é o mesmo que levar unha parrillada».

 

Los locales

Aunque el público foráneo acostumbra a ser mayoría, Lito reconoce que también «hai clientes de aquí, pero moitos están facendo o Camiño a Fisterra, iso é certo». Los vecinos de Ventosa todavía siguen visitando la Casa do Boi para tomarse algo en su espectacular jardín, que brilla con más fuerza cuando empieza el verano. Con el éxito en sus manos, hay días que la reformada casa incluso se queda pequeña. «Faríanos falta unhas cantas habitacións máis», admite entre risas Lito Castro.

Diego ?izquierda? se incorporó como camarero al gastrobar de Ceballos y DiéguezSANDRA ALONSO

«Trabajamos con expectativas a largo plazo»

Alexandre Diéguez y Nailen Ceballos abrieron en Melide un gastrobar, tras años empleados en el sector

NATALIA NOGUEROL

Materia prima de calidad, bien tratada en la cocina, donde Alexandre Diéguez desempeña con esmero y respeto el oficio para el que se formó en el santiagués Lamas de Abade. Tras su paso por ese reputado centro de formación de profesionales de la hostelería —en el que, además de en cocina, se tituló en restauración—, y varios años adquiriendo experiencia en el sector, este joven de 28 años abrió recientemente su primer restaurante propio en Melide, la cabecera de comarca de su municipio natal, Santiso. «Desfruta» es el nombre del gastrobar con el que el cocinero y su pareja, Nailen Ceballos, levantaron la persiana, y renovaron, el local que en su día fue mesón en la céntrica avenida de La Habana. Tras ocho años trabajando con Kike Piñeiro y Eloy Cancela en A Horta d’Obradoiro, y dos, al frente de la cocina —en alquiler— de un albergue, Alexandre dio el salto como emprendedor. «Quería hacer algo diferente, y vi que en Melide no había locales que trabajasen mucho la propuesta que quiero ofrecer, sobre todo los fines de semana», cuenta.

 

Fue así como él y su compañera, con un currículo vinculado al sector de la restauración en el que figura su experiencia como sumiller en el doble Estrella Michelín de Pepe Vieira, acabaron abriendo su propio local, con comedor independiente para más de una treintena de comensales. Entre semana, trabajan el menú, y, desde el viernes por la noche, una «carta reducida», a elegir entre hasta ocho entrantes —hay desde jamón ibérico y cecina de angus hasta un par de mariscos frescos, y diferentes tostas—, tres carnes, dos pescados —que, como los mariscos, pueden variar, en función de lo que haya en lonja— y varios postres caseros. «Me gusta trabajar con un producto bueno», defiende el autor de una cocina «casera, rica y sencilla». El gastrobar abrió a mediados de junio. La acogida fue «de maravilla», afirma el cocinero. Ahora, sostiene, «lo que queremos es ir poco a poco, trabajar el verano, pero con expectativas a largo plazo».

José Manuel Varela y Ángeles López con sus hijos, Manuel y Ángela, en el patio del hostalSANDRA ALONSO

«A xente recibiunos ben; ata enchemos a pensión»

Desde su apertura en mayo, Casa Cruceiro, un hostal de tres estrellas en el centro de Arzúa, no deja de cosechar reseñas positivas que avalan una oferta asequible de calidad excepcional

NATALIA NOGUEROL

Son acogedores como la pensión de máxima categoría —tres estrellas— con la que Arzúa ganó una treintena de plazas de alojamiento a todo confort en el centro urbano. Porque en el número 6 de la calle Ramón Franco —a dos pasos del consistorio—, abrió sus puertas, a mediados de mayo, Casa Cruceiro, un proyecto muy familiar con el que José Manuel Varela se embarca, con 65 años recién cumplidos, en el sector turístico. «Tócame pola idade, pero pola cabeza, non», mantiene este reputado empresario arzuano, hecho a sí mismo, que rehúye de la jubilación.

 

No viaja solo en esta nueva travesía. Zarpó acompañado por su mujer, Ángeles López, y por los dos hijos del matrimonio: Manuel y Ángela. Sus padres —Eugenio y Carmen—, sus cuatro nietos —Sofía, Mariña, Roque y Cloe— y hasta fincas de la familia también, de alguna manera, lo acompañan, dando nombre a las doce equipadas habitaciones que, además de un apartamento con todos los servicios, tiene el hostal. La acogida inicial conduce al optimismo en las expectativas. Sin gota de publicidad, «a xente recibiunos ben, tivemos traballo, e, incluso, enchemos a pensión», comenta Ángela, que, a sus 31 años, lleva con mucha disposición el timón en la gestión diaria del establecimiento. Especialmente agradecida está la familia «cós veciños que tamén teñen negocio, e nos mandaron hóspedes», cuentan.

Ahora bien, desde el momento de la recepción hasta la salida, el mérito es de ellos. Hubo quien entró para una noche y acabó pernoctando tres. No se engaña Ángeles cuando afirma creer que «os que viñeron marcharon contentos». Las reseñas en Booking, el único portal de reservas en el que figura la pensión, están para ver. «Me alojé aquí haciendo el Camino de Santiago y me sorprendió que esté catalogado como pensión y sea tan bonito, elegante y cuidado. Además, tienen servicios para los peregrinos, como lavadora, secadora, etc... Pero si no estás haciendo el Camino, también es ideal para alojarte. Las habitaciones son preciosas, la ropa de cama, las toallas son de excelente calidad, mucho mejor que en hoteles de lujo. La cama muy cómoda, y todo muy nuevo y cuidado. El servicio y el desayuno, más que excelente», se lee en una de ellas. Y hay unanimidad en las opiniones, que también coinciden en la hospitalidad del personal, que, subrayan, «te ayuda en todo lo que necesites».

Con esa carta de presentación, «a diario están entrando reservas para xullo, agosto e setembro, e xa hai días coa pensión completa», cuenta José Manuel. También descuelgan el teléfono para atender «axencias novas que chaman case todos os días», comenta, en alusión al interés que la pensión está suscitando en el sector, que cuenta en Arzúa con una dimensionada oferta que responde a su condición de final de etapa de dos itinerarios jacobeos: el Camino Francés y el del Norte. «Aquí hai moita oferta, pero tamén moita demanda», admite la familia.

La apertura de Casa Cruceiro también supuso la recuperación de un emblemático inmueble, sometido a una integral, y necesaria, rehabilitación. Solo se conservó la fachada, que impone sobre todo de noche con una acertada iluminación. «O resto houbo que facelo todo novo», cuenta Manuel, al frente de la granja familiar en la parroquia de Rendal. La pensión «foi a solución a unha propiedade que se comprara por inversión, e que estaba en ruínas no centro do pobo», explica el ganadero, también dispuesto a remar. «Entre todos, temos que facer que isto funcione», defiende.


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