Adoptó un gato en el Refuxio de Santiago y a los tres meses tuvo que sacrificarlo

Nieves Gallego fue el pasado mes de junio al Refuxio de Bando, y quedó prendada de Ecco, un gato blanco de ojos azules. Tras los trámites, en una semana se lo llevó a casa. Todo parecía perfecto, pero no fue así. El gatito «llegó muy delgado y estornudaba», pero «comía y dormía, pensamos que era normal por la adaptación». Les llamó la atención «que no engordaba, y que tenía mucha barriga». Ante esto, lo llevaron a su veterinario.

Ecco tenía una peritonitis infecciosa felina, «una enfermedad mortal». Aunque lo operaron, el veterinario dejó claro que el final era irreversible. «Tuvimos que sacrificarlo solo tres meses después de adoptarlo», dice Nieves entre sollozos. Ella está segura, por las valoraciones de su veterinario, de que Ecco llegó enfermo a su casa. «Es una enfermedad infecciosa y pudo contagiar a otros gatos. Les dijimos que teníamos otro gato, Shana, que pudo enfermar», denuncia. Nieves lamenta que no se hubieran hecho todas las pruebas antes de la adopción. Asegura que en el Refuxio, cuando fue a realizar la adopción, solo le dijeron que el gato había tenido gripe, pero que «ya estaba bien, que estaba curado». Su denuncia pública «es para reclamar más medios para el Refuxio, para que puedan hacer todas las pruebas necesarias», con el fin de que los animales «estén lo mejor posible y sin riesgo para a otros».

El Concello aclaró que Ecco sufrió coronavirus felina, una infección indetectable, que puede derivar en peritonitis. El Refuxio tramita trescientas adopciones de gatos al año y un caso como este es una excepción, según las fuentes consultadas.