Conceden la licencia en Santiago para cambiar un bajo comercial vacío por una vivienda de cinco dormitorios con baño y vestidor
Santiago
El estudio que logró la modificación en la rúa da Estrada reconoce que con la actual normativa es algo excepcional
03 Dec 2024. Actualizado a las 09:42 h.
Complicado pero no imposible. El dueño de un bajo comercial en la rúa Estrada —muy cerca de la rotonda del Castiñeiriño, con vistas en su parte trasera hacia El Corte Inglés— logró este lunes el deseado permiso para cambiar sus usos originales y poder transformar una propiedad que nunca llegó a acoger ningún negocio, como era su destino, en una vivienda. Se trata de un espacio rectangular de doscientos metros cuadrados que darán para un formato residencial amplio, con un salón-cocina, una zona de trabajo y cinco habitaciones, la mayoría de ellas con baño y vestidor.
El estudio compostelano que ha logrado la modificación, Romero Arquitectos, reconoce que, a diferencia de otras ciudades gallegas como A Coruña o Vigo, que están siendo muy dinámicas en este tipo de cambios, en Santiago se trata de un caso excepcional. Su titular, Carlos Romero, explica que las características del local han permitido salvar los tres problemas a los que se enfrentan los técnicos que están siendo consultados por propietarios y agencias inmobiliarias: salvar la normativa urbanística general, muy restrictiva en Compostela; dar con una solución para la salida de humos, que debe ser independiente y llegar hasta la cubierta; y solucionar con destreza la normativa autonómica de habitabilidad, que fija medidas para la iluminación y la altura de las ventanas que resolverá retranqueando una parte de la entrada (en la segunda foto).
La licencia necesitó medio año de tramitación, y se enredó más por «papeleos» que por exigencias urbanísticas, reconoce el arquitecto, que trasladó al Concello un presupuesto de ejecución material de 94.600 euros. «Se engades outros gastos e os impostos vai supoñer un investimento de 140.000 euros», asegura el arquitecto, que descartó desde el primer momento proyectar dos viviendas, ya que sería obligatorio que cada una tuviese un acceso directo a la calle. Una opción complicada en este caso porque en la otra mitad del edificio sí hay actividad comercial.
En la zona se están construyendo promociones —una de ellas pública— que no van a llevar bajos comerciales. El propietario quiere destinar la nueva vivienda al alquiler tradicional.