«Eu estou ben e aínda apañaba herba se me deixaran facelo»
Dodro
03 May 2015. Actualizado a las 04:00 h.
El día 25 de este mes cumplirá 105 años, pero a Soledad Tarrío Pérez, vecina de Imo, en Dodro, no se le echa esa edad. Ella misma lo ratifica: «eu estou ben e, de cabeza, estou coma ti», dice en alusión a la periodista. Físicamente confiesa que hay alguna que otra molestia, pero nada destacable, pese a que solo toma una pastilla diaria, para la tensión, tal y como confirma la persona que la cuida, su hijo Gerardo.
Soledad vive, además, con su inseparable hermana, María, de 95 años. Por la mañana, nada más levantarse, hace la cama en la que duermen ambas en invierno, no solo por el frío, sino también «porque así aínda falamos un pouco antes de durmir», asegura la centenaria de Dodro.
Cuenta, eso sí, que «teño traballado moito na vida», a lo que su hijo añade que fue una mujer de «sacho e fouciño e se aínda puidera ir a horta era a muller máis feliz». «Eu aínda apañaba herba agora se me deixaran», corrobora la propia Soledad. Esta recuerda que, de joven, «ía descalza as campías porque non había botas». El secreto de su longevidad puede estar en los genes. Su madre y su abuela fallecieron con 95 y 99 años, respectivamente y sus hermanos varones, pasados los 85. Soledad tiene un hijo, tres nietos, seis bisnietos y, desde hace un año, una tataranieta. Ve y oye sin problemas, come bien, tiene buena memoria y la compañía de su hermana. ¿Que más se puede pedir con casi 105 años?
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