Emparejan a jóvenes y mayores para aprender unos de otros en Vedra: «Foi un "feeling" marabilloso»
Vedra
En este pionero programa a nivel autonómico de intercambio intergeneracional participaron doce vecinos, entre ellos Elvira y Carlos, quienes cuentan su experiencia personal
24 Nov 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Puede parecer que hay una distancia insalvable entre los jóvenes de hoy en día y nuestros mayores. Sin embargo, un programa pionero a nivel autonómico de intercambio intergeneracional de Vedra ha demostrado todo lo contrario. La iniciativa consistía en emparejar a chicos de entre 16 y 35 años con personas de más de 55 para que aprendiesen unos de otros. Participaron doce voluntarios: Carlos y Elvira; Miriam y Ana; Inés y Marta; Gabriela y Luís; Víctor y Virgilio; y Pau y José. Los reunieron a todos ellos a comienzos del verano para explicarles en qué iba a consistir esta iniciativa, que contó con la colaboración de la Consellería de Política Social e Xuventude a través de los fondos Next Generation de la UE.
Así es como se conocieron Carlos Lobato, un vedrense de 26 años que estudió Políticas y trabaja actualmente como disyóquey, y Elvira Gestoso, una estradense de 74 años extremadamente curiosa y activa empadronada en Vedra junto a su pareja. La vecina de San Mamede de Ribadulla afirma que congenió desde el minuto uno con el joven de Vilanova: «Foi un feeling marabilloso. Conectamos do mellor, non como se foramos descoñecidos senón coma se houbera xa anos de boa amizade entre nós. Coincidimos con todo: cando el propoñía algo eu aceptaba e ao revés».
De las tres líneas de acción del programa (turística, agroalimentaria y tecnología), ellos se centraron en el manejo del móvil. «A Elvira le gusta usar el teléfono, sacar fotos y buscar cosas. Es bastante curiosa en ese aspecto. Y, lo que más le interesaba, era aprender cómo crear contenido en TikTok u otras plataformas. Para mí fue una experiencia bastante gratificante y me llevé muy bien con ella. No me lo esperaba, la verdad, pero te das cuenta hablando con una persona mayor que muchas de las cosas que nos preocupan hoy a los jóvenes también les preocuparon a ellos en su día. Saben, por su experiencia y rodaje en la vida, cómo afrontar problemas a los que tú no y siempre tienen un buen consejo. Creo que no solo deberíamos escuchar más a los mayores, sino a todo el mundo que pueda aportarnos algo», indica Carlos, un vedrense que tuvo una relación especial con sus abuelos desde niño porque «mis padres trabajaban y ellos eran quienes me llevaban a la parada del bus, me daban de comer y acostaban».
A Elvira le enseñó su hijo lo más básico para empezar a utilizar un smartphone, aclara, «e o resto aprendino pola miña conta, fedellando, e cando vía algo no que dubidaba non entraba. Nunca se acaba de aprender nesta vida e hai que saber de todo. Venche moi ben aprender a manexar o móbil porque tes a aplicación do banco, retomas contactos polo Facebook e consultas calquera cousa que che interese». Cuando le propusieron participar en este programa aceptó porque «gústame colaborar coa xente nova e tamén cos maiores ca min».
Ella, que trabajó toda la vida como ganadera, también le dio alguna lección al veinteañero sobre cómo segar con guadaña, aprovechando un vídeo que hicieron juntos en el que se ve de lejos la complicidad que hay entre ambos, además de enseñarle alguna copla de la tradición oral gallega. «Fixémolo sen ensaiar nadita, en dous días do verán, porque ademáis os dous somos moi activos e nos gusta cumprir canto antes mellor», apunta con su gracia natural Elvira, a quien le dieron la incapacidad con cuarenta y pico años y ha aprovechado el tiempo libre para apuntarse a corales, grupos de teatro y a muchas otras actividades que se cruzan por su camino. «Ata fixen un corto de cine como actriz e, como directora, un sketch xunto coa mina parexa... eu non che teño vergonza ningunha», añade entre risas.
Carlos, que ya había participado anteriormente en otros programas de voluntariado municipal, recuerda que entre lección y lección compartían un café, al ser dos dos cafeteros y también era una excusa esta para intercambiar experiencias. «Ella me contaba cómo se hacía el café de pota de antes y yo le decía que ahora lo que se llevan son las cápsulas. Eran situaciones graciosas», indica un joven que repetiría sin dudarlo si llegado el día tiene tiempo libre para hacerlo, al tiempo que considera que este programa debería extenderse a otros concellos.