Radiografía de los monumentos ocultos y peor conservados de Santiago, que deberían brillar mucho más de lo que lo hacen
Vivir Santiago
Tres joyas arquitectónicas de la rúa das Casas Reais que no pasan por su mejor momento
Muchos edificios ilustres están totalmente descuidados tras haber caído en manos privadas que no les dan uso pero sí privan a los compostelanos de su ciudad
21 Feb 2023. Actualizado a las 23:46 h.
Todas las piedras del casco histórico de Santiago de Compostela ocultan su propia historia, pero solo alguna ha llegado hasta el día de hoy. Son célebres incontables edificios, perfectamente conservados y accesibles para el picheleiro y el turista, pero la Zona Vieja podría dar mucho más de lo que da, tanto en forma de viviendas como de puntos monumentales.
El problema se palpa cuando uno conoce perfectamente el terreno, pasea por las callejuelas medievales y se va fijando… «Ese pazo é o edificio máis caro na historia das vendas inmobiliarias de toda Galicia, foi casa de aristócratas durante séculos e é unha xoia do movemento de secesión vienés en Santiago, das poucas modernistas que hai, pero está pechado dende hai anos e nun estado máis que dubidoso de conservación». Son las reflexiones de Javier Raposo, historiador y guía oficial de Turismo de Galicia, especialista y amante de su capital, Compostela, donde reside desde hace veinte años.
Caminar por Santiago con él asegura una sorpresa a cada paso. Se sirve solamente de la rúa das Casas Reais para evidenciar el propósito de este reportaje: hacer un repaso por la ciudad que debería lucir mejor de lo que luce. «Nesta rúa temos tres bos exemplos de edificios históricos e monumentais, auténticos emblemas da arte en Compostela, que nin podemos visitar por dentro nin ver en boas condicións por fóra». Esto se debe a que han sido comprados recientemente por propietarios de carácter privado, que ni comen ni dejan comer.
Asimismo, la acumulación que tiene esta calle de obras arquitectónicas de tanto nivel no es casual, pues las Casas Reais no recibieron su nombre en vano. «Por esta rúa entraban todas cantas autoridades visitaban aquela Compostela medieval e moderna, pois pasaban pola porta do Camiño Francés, que viña dende Castela». De esa manera, los nobles del momento instalaban sin excepción sus palacios allí, para rendir homenaje a quien pasase y dejarse ver.
El pazo de Fondevila
La primera parada de esta corta pero ejemplificante ruta se produce en el pazo de Fondevila. «Mándallo edificar o alcalde Pedro Varela Fondevila, irmán do bispo auxiliar de Santiago Xoán Varela Fondevila, ao arquitecto barroco Clemente Fernández Sarela, que naqueles mediados do século XVIII era algo así como Santiago Calatrava a día de hoxe, un dos máis famosos arquitectos». Se trata de una edificación de tres alturas que hace esquina ante la Capela das Ánimas, «bebedora de tódalas características do barroco de placas compostelán, herdadas do gran Simón Rodríguez: ventás e portas encadradas, balcóns volados, esferas, placaxe e frontón co escudo en chaflán, moi decorativo e maxestuoso».
Muchos recordarán este pazo por haber sido una biblioteca a principios del presente siglo, perteneciente a la extinta Caja Madrid. En aquellos años era totalmente visitable y se encontraba en perfecto estado, «pero a cousa cambia no 2019, cando foi mercada por un grupo de restauración culinaria moi famoso, chamado La Penela, coa idea de convertilo nun restaurante de cociña galega». En ese instante se cierran sus puertas, pues a pesar de haber sido anunciado, el local hostelero nunca llegó a abrir. El uso social, si es que vuelve a tener alguno, se ha esfumado.
Su estado es bueno en el interior, pero el exterior deja mucho que desear. Se fue dejando ir, sin mantenimiento, hasta el punto de que tiene la placa donde se explica su historia totalmente rota, se ve claramente sucio y, sobre todo, tiene las ventanas y puertas de su planta baja tapiadas con tablones repletos de pintadas y restos de adhesivo de antiguos papeles que allí fueron pegados. Llaman más la atención los cables que bordean su fachada que los escudos y adornos barrocos que cuelgan de ella.
Antiguo pazo de los condes de Priegue o Casa de José Cotos
Calle abajo, pero para nada lejos, que la calle da para lo que da, se encuentra el antiguo pazo de los condes de Priegue, que a día de hoy es la Casa de José Cotos. El guía Javier Raposo pide en este momento un ejercicio de abstracción: «Imaxinemos unha praza no medio desta rúa, sen a existencia dos edificios de en fronte, que datan do século XX. Este lugar pertencía aos señores de Priegue, unha das familias nobiliarias máis antigas de Galicia. Constaba do seu pazo, as vivendas do servizo e unha capela, que será a seguinte parada». Detrás del edificio actual hay un gran jardín, existente también en aquella época, y del que a día de hoy solo se pueden ver las copas de los árboles al alejarnos de la fachada lo suficiente.
De ese pazo tradicional compostelano nada queda, igual que ya no existe la plaza. «O que si temos é unha casa modernista, datada en 1913 e coa firma de José Franco Montes, arquitecto vigués de gran sona dentro dos seus colegas». Para ser exactos, este edificio es un ejemplo de la secesión vienesa, un movimiento vinculado al modernismo que este maestro, junto al también vigués Manuel Gómez Román, se encargó de introducir en Galicia. Se trata de una edificación de cemento cuya parte baja es de granito, con un primer piso en el que destaca la mampostería y un ático cubierto de pizarra, «no que vivía o servizo, a pesar de ter unhas vistas maravillosas con toda seguridade».
Tras estar décadas vacío y abandonado, el edificio fue comprado en el 2020 por unos cinco millones de euros, la cifra más alta jamás pagada por una edificación en Galicia. «O proxecto agora é facer oito vivendas, pero todo está parado e o estado continúa sendo o mesmo que nas últimas décadas, de total abandono». Tan solo volvió a brillar durante el rodaje de La sombra de la ley, una película del 2018 ambientada en los años 20 y protagonizada por el actor gallego Luis Tosar.
Su estado no mejora el del pazo de Fondevila, aunque en esta fachada destaca el mal estado de las paredes, sucias y con evidentes signos de humedad. Sus adornos no están mejor y lo poco que se puede ver del interior quizás sea todavía más preocupante, pues las ventanas están tapiadas con papeles visiblemente mohosos. La madera de las puertas también hace aguas, con zonas muy dañadas y hasta pintadas sobre alguna de ellas. Una dejadez total en un edificio tan especial, con un único equivalente en Compostela en la rúa do Preguntoiro. Ese no es que esté en mucho mejor estado y de él cuelga un cartel de venta, pues lleva en desuso desde que cerraron los grandes almacenes que le daban vida hace años.
Iglesia de Santa María do Camiño
Según entra el peregrino desde el Camino Francés, la primera iglesia que se encuentra dentro del recinto de la Zona Vieja compostelana es la iglesia de Santa María do Camiño. No es casual su nombre, pues ya aparece referenciada en el Códice Calixtino. «O seu estilo actual, malia ter unha orixe románica, é profundamente Barroco compostelán, co loureiro e o seu campanario, que busca movemento», señala Raposo.
Cuando es reformada en el siglo XVIII por el arquitecto Miguel Ferro Caaveiro, este se da cuenta de que tiene problemas de estructura, «que lle cae cara á dereita». Es por ello que actualmente tiene una más que visible grieta que la recorre desde la puerta hasta el campanario, atravesando las piedras de granito con un color rosado. «É ten sentido que lle pase iso, pois naqueles primeiros anos de vida de Compostela, cando imperaba o Románico, non había arquitectos, había canteiros, que se dedicaban a copiar dos libros dando lugar a edificios que pouco máis tarde revelaban ter problemas».
«Outro dos problemas máis notables de Santa María do Camiño está no altar maior, concretamente no retablo, que é obra de Manuel Prado Mariño. Os seus enganches están soltos, de xeito que eu non me achegaría moito a el», asegura Javier Raposo. Pero ya no son solamente los daños personales hipotéticos, y que serían los más graves, sino que la iglesia tiene problemas serios y de lo más básicos que le pueden pasar una factura importante el día de mañana, a ella y a todos los compostelanos por perder una pieza de esta relevancia artística.
Todos estos contratiempos tienen su base en el agua, esa que inunda el subsuelo de Santiago y que hace a la iglesia inclinarse. Urgen reparaciones, que corresponden a la Iglesia, pero también a Patrimonio. Otra de las preguntas que convendría hacerse es por qué este templo no está abierto, como sí lo estuvo durante el año 2022, Xacobeo. «Débese buscar un párroco que a manteña accesible, tanto para os santiagueses como para os peregrinos, pois xa o dicía o Códice Calixtino: Santa María do Camiño é a primeira parada da peregrinaxe dentro da cidade de Compostela, e non debera ser admisible que non se poida entrar nela con facilidade».