La Voz de Galicia

Los jóvenes que salieron de fiesta en la víspera del festivo, contra el servicio de taxi en Santiago: «Colapso total, parecía Tarasca»

Vivir Santiago

Andrés Vázquez Santiago
Jóvenes esperando un taxi en la parada de la praza de Galicia durante la noche previa al jueves festivo.

Nadie se esperaba tanto movimiento el miércoles, cuando pubs y discotecas compostelanas estuvieron a rebosar prácticamente a todas horas

13 Oct 2023. Actualizado a las 22:00 h.

Los estudiantes y los jóvenes de Santiago tuvieron este miércoles, víspera de festivo, una de las noches más movidas del año, según ellos mismos cuentan. Pubs y discotecas colapsados, gente en la calle hasta altas horas de la madrugada haciendo cola y taxis que no dieron abasto en ningún momento. Ese es el resumen de una noche de fiesta típica en Compostela cuando el jueves es festivo y el tiempo acompaña, justo lo que pasó esta semana.

El problema del taxi viene de lejos. Hace un par de semanas quedó claro durante la celebración de un congreso de neonatología en San Lázaro: «Cuando hay algún certamen, la ciudad se queda sin servicio para que el evento sí lo tenga», afirmaba una de las asistentes, que además es compostelana. Es algo que se lleva arrastrando desde hace tiempo, y para lo que tanto el Concello como la Xunta de Galicia ofrecieron soluciones, tanto la estipulación de horarios de servicio por parte del primero como la implantación de más plazas de taxi por parte de la segunda.

«Que no tengamos taxi a las once de la noche hasta lo puedo entender, porque es una hora con poca demanda en la que quizás a muchos profesionales no les compense salir a trabajar, pero que sea imposible coger uno a las seis y media de la mañana de uno de los días con mayor movimiento en las calles de Santiago… Pues me parece que deja mucho que desear», expone Gerardo, un exalumno de la USC que retornó a Santiago desde Madrid, donde trabaja, para pasar el puente en Galicia y la noche del miércoles con sus amigos. Había llegado en tren a la estación intermodal esa misma tarde, para luego irse a su casa y, desde allí, a las afueras de Santiago, coger un taxi para ir al centro. En esa carrera no hubo problema, pero para volver todo cambió: «Colapso total, el servicio parecía Tarasca o algún otro de estos pubs míticos en sus mejores noches».

Llegadas las seis de la mañana, «luego de una noche en la que fue imposible entrar en ningún local por lo colapsados que estaban, que me parece también que es para hacérselo mirar», Gerardo y unos amigos se pasaron por la histórica pizzería Galicia para rematar la fiesta con el estómago lleno. La idea que tenían después era coger un taxi e irse a casa, ya que todos viven por la misma zona. Junto a Gerardo, Diego y Martín se encaminaron a la plaza Roxa, para encontrarse con una cola enorme de gente esperando por un taxi, que brillaban por su ausencia en la parada.

Con ese panorama, los tres jóvenes se encaminaron a la plaza de Galicia, «pensando que la cosa estaría mejor en esa parada, pero encontrando una situación muy similar, de colas de chavales sin taxis por los que esperar», en palabras de Diego. Justo por ello se fueron a la de Porta Faxeira, en la calle que sale desde la jefatura de la Policía Nacional, «donde no había gente, pero tampoco taxis». Sus llamadas para pedir uno no servían para nada, ya que nadie contestaba. «Los coches que pasaban por allí, muchos con la luz verde, ni siquiera paraban», indican los muchachos. Finalmente consiguieron un transporte, una hora después y en la plaza de Galicia.

Parada de taxi en Porta Faxeira, en imagen de archivo y con taxis preparados para partir.Alvaro Ballesteros

Mientras tanto, el servicio en la plaza Roxa se activaba con cada vez más frecuencia. Al estar allí todo el mundo concentrado y ser el punto principal para el cual se solicitaban los servicios, el total de los taxis operativos tomaron rumbo a ese lugar. Gracias a eso la situación se fue normalizando, «no teniendo que esperar más de un cuarto de hora por un taxi», en palabras de Lucía y Elena, dos amigas que consiguieron allí su coche para ir a casa.

Pasaban los minutos y, con la activación de los autobuses urbanos y la llegada de refuerzos taxistas, todo se fue normalizando. «Ahora bien, yo no recuerdo nunca tener estos problemas tan graves anteriormente», dice Gerardo. Justo por ello pide medidas, como la instalación en Compostela de otros servicios, tales como Uber o Cabify, «que al menos aligerarían la demanda en momentos como los de esa noche», aun con el riesgo de que, ante tantas solicitudes, podrían subir sus tarifas.

«As melloras están chegando»

Los cambios en el sector, dicen los taxistas, deberían empezar a notarse desde ya. «Esta semana entraron catro novos profesionais a traballar, polo que as melloras están chegando», aseguró Jesús García, presidente de la Asociación Compostela de Autotaxi, la organización que reúne a los profesionales en la capital gallega. Están a la espera de que otras noventa personas que han aprobado el examen para obtener el carné municipal consigan su licencia y se pongan a operar cuanto antes, «algo que, por suposto, evitaría situacións como as do mércores, na que nos vimos sobrepasados».

Su organización, a través de él mismo, lleva reclamando desde hace años la convocatoria de un examen municipal, algo que se hizo en el 2021 pero se suspendió por no haber suficientes usuarios inscritos. Para esta otra ocasión, que ya comienza a dar sus frutos, se rondó el centenar, «aprobando 93 persoas as probas». En estos momentos, «quen teña a licencia e o carné pode entrar a traballar mañá mesmo».

Señala García que están trabajando codo con codo con el Concello, además de estar también negociando con él nuevos giros y accesos que les hagan la faena del día a día más sencilla. Sobre casos como el del congreso de neonatología de comienzos de mes, el presidente de los taxistas recuerda que debería ser responsabilidad de los organizadores el garantizar un servicio adecuado a los asistentes, «e non deixalo sen máis nas mans dos profesionais que teña ou non a cidade, sen planificación ningunha con eles».

Colapso en todos lados

Si el servicio de taxi no daba abasto, algo similar ocurría en las discotecas y pubs compostelanos. «Fue imposible entrar en ningún lado, las colas ocupaban las calles de un lado a otro», indica David, pasadas las horas de bailar, ya comiéndose una pizza en el Galicia, donde finalizan su jornada nocturna tantos jóvenes. David destaca que tanto en la zona vieja como en la nueva se vivían estampas similares, por lo que no había forma de escapar.

«No era un día tan grande, como puede ser el primer jueves universitario o algo así, por lo que entiendo que quizás los taxistas se vieran hasta sorprendidos», comenta el joven, que al vivir en el centro no necesitó que nadie lo llevase a casa. Él mismo, y su grupo de amigos, no daban crédito al ver a tanta gente en todos lados, por lo que la noche resultó seguro un éxito para la hostelería nocturna.


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