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Así era hasta los 80 la fatídica rotonda de Santiago que siempre se inunda: «Onde quedou unha furgo anegada había un lavadoiro»

Vivir Santiago

Olalla Sánchez Santiago / La Voz

La rotonda de Fontiñas, de los 80 a la actualidad

La rotonda de Fontiñas, que se inundó más de cuatro veces en quince días, se ubica donde antes estaba la aldea de O Vieiro. Un historiador y antiguas moradoras recuerdan cómo era la zona

03 Nov 2023. Actualizado a las 21:26 h.

Mucha gente de Santiago ya se refiere a la rotonda de O Vieiro, en Fontiñas, como «la rotonda que siempre se inunda» al sucederse días en los que, ante intensas precipitaciones, ese punto, situado después de la ludoteca Espazo de Lecer María Miramontes y que conduce hacia Sar, se anega. En tan solo quince días fueron cuatro las ocasiones en las que sus resignados, o ya crispados, vecinos tuvieron que contemplar cómo bolsas de agua llenaban la rotonda. La última, el miércoles. La semana pasada incluso hubo un día en la que se inundó dos veces en menos de tres horas.

Aún así, nada comparable a lo acumulado la semana anterior cuando el diluvio del pasado 18 de octubre incluso dejó a tres coches atrapados en el medio de la rotonda. Una estampa que provocó nuevos comentarios en redes sociales, entre ellos, la de un historiador local que reflexionó sobre cómo en esa zona «un río vai canalizado subterráneo» y que «onde está a furgo branca houbo un lavadoiro ata finais dos anos 80». Una realidad, ya pasada, que recuerda para La Voz.

Imagen del pasado día 18 de octubreCedida por Rosana Aldrey

 

Andrés Seoane, de 45 años, creció en Casas da Hedra, unas viviendas situadas a escasos 200 metros de la actual rotonda de O Vieiro, a la que se llega por el túnel inferior a la vía del tren y a la SC-20. En una de esas casas aún continúan viviendo sus padres.

«Cando eu era neno esa zona que agora sempre se anega era unha aldea. De feito, coñecíase como aldea de Vieiro. Agora, consérvase a rúa do Vieiro, que é unha das próximas á rotonda», explica este santiagués poniendo el foco en la toponimia. «Hai que darse conta de que o barrio que creceu alí chámase Fontiñas polas fontes de agua», incide el historiador.

«Eu lembro perfectamente que ata finais dos anos 80 había alí un lavadoiro, bastante grande e relativamente recente. De feito, miña nai, que naceu no ano 1946, e ía a lavar nel, lémbrase de cando o fixeron. Estaba ubicado entre o centro da rotonda e onde quedou esa furgoneta branca inundada», detalla, compartiendo unos mapas -con copyright: Instituto Geográfico Nacional de España-Xunta de Galicia- que así lo avalan (si se pulsa sobre la imagen se puede ver cómo era la zona de O Vieiro en los años 80, cuando aún había un lavadero, y en el año 2020). 

El compostelano también alude al conocido en la zona como o «rego do Rufo». «Ese pequeno regato viña de Fontiñas e chamábase así porque pasaba polos terreos da familia Rufo. Cando se fixeron obras na zona, canalizouse por debaixo. Agora só se pode ver un tramo ao pasar ao outro lado do paso inferior da vía do tren, xunto ás pistas de pádel que están enfronte ás piscinas do Sar», explica, reflexionando que para él todo eso está detrás de los problemas de inundaciones que sufre la zona.

«Cando eu era neno, as Casas da Hedra non se inundaban porque estaban altas. Só se anegaba unha das zonas que están próximas ás actuais pistas de pádel. Eu, para ir ao colexio -ía a San Jorge- tiña que pasar por aí e só dous días ao ano non podía avanzar, pero a zona de O Vieiro, onde está agora a rotonda e antes o lavadoiro, non se anegaba», contrapone, razonando por qué en la actualidad tienen más presencia las constantes inundaciones de la zona.

«Antes, a aldea de O Vieiro e as Casas da Hedra non eran de paso. Por aquí non transitaba moita xente, salvo os días en que os veciños ían ao antigo pavillón de Sar, cando xogaba o Obradoiro», evoca el santiagués.

«Desde que se fixeron todos os pisos e desde que está a rotonda, facilitouse o acceso á cidade e xa se move por ela moita máis xente, o que fai que chamen tamén moito máis a atención as inundacións», señala, incidiendo, aún así, en que no recuerda nada parecido a lo vivido el pasado 18 de octubre.

«Antes dese día, lembro que outro moi impactante foi cando se celebraron as eleccións municipais, en maio», recuerda aún sorprendido. 

«Los jóvenes de O Vieiro nos citábamos en el lavadero»

No son muchos los vecinos del antiguo O Vieiro que sigan viviendo en la zona. Una de las más veteranas es María Teresa Puente, una compostelana de 85 años que nació en esa aldea y, tras las obras y construcción de nuevos edificios, reside en un piso de la rúa Budapest, junto a la rúa O Vieiro, una calle próxima a la rotonda. «Mi segundo apellido es Vieiro; muchos de los que vivíamos en la aldea lo compartíamos», evoca con cariño, recordando su vivienda. «Tenía un pozo, al igual que tenían más vecinos. Era zona de muchos prados. Me acuerdo que bajaba toda el agua de Fontiñas, pero, eso sí, nunca se inundaban nuestras casas», enfatiza con gran memoria, poniendo el foco en ello. «Lo que yo veo ahora en la rotonda nunca lo vivimos», insiste, pasándole el testigo a su hija, María del Carmen Martínez, de 65 años, quien encadena más recuerdos.

La rotonda se inundó de nuevo tras el paso de la borrasca CiaránSandra Alonso

«Yo claro que me acuerdo que hasta los años 80 había un lavadero donde está ahora la rotonda. Yo, de hecho, iba a lavar allí. Era donde nos citábamos los jóvenes para hablar. Era bastante grande, de piedra. Allí cabíamos diez personas. Acudía a lavar a él gente de otras zonas de Santiago, como desde la rúa de San Pedro. Mi madre cuenta que antes de ese lavadero incluso había otro en la misma zona», rememora risueña, constatando también que no recuerdan bolsas de agua como las actuales. «Nunca se inundaba, fíjate que yo ni necesitaba katiuskas», comparte de forma gráfica. «Donde sí se concentraba agua era junto a las actuales pistas de pádel», coincide con Andrés.

«Toda la zona se transformó mucho, pero hace 60 años, ¡y eso que llovía más!, no pasaba lo de ahora. Antes el agua del río discurría por debajo del puente. Ahora no tiene salida, apoza. Todo está de otra manera. Nunca contamos con ver esto así», atestigua.


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