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El piso de estudiantes de Santiago que asusta: «El problema no son los ratones o las termitas, sino las humedades del salón, al que ya no vamos»

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Crece en redes el estupor ante la vivienda en la que conviven tres estudiantes de Filosofía, cercana a la estación intermodal

20 Jan 2024. Actualizado a las 21:44 h.

No hace falta escarbar mucho para que afloren por Santiago testimonios de estudiantes que denuncian la situación en la que se encuentran los pisos que alquilan durante el curso y que, en más de un ocasión, distan mucho de parecer un hogar. El último ejemplo, ubicado en el entorno de la estación intermodal compostelana, y sacada a la luz por Salseo, la cuenta de Instagram que concentra la mayor comunidad de universitarios, no deja de generar estupor y comentarios en redes, a pesar de que sus inquilinos pongan el foco en el que esas situaciones son «tristemente normales».

«En el piso convivimos tres estudiantes de Filosofía. Lo alquilamos en verano. En ese momento ya vimos que había alguna humedad en la galería y en una pared del salón, pero, en esta última, de forma muy reducida. Como en principio la galería no la íbamos a utilizar mucho, no nos pesó. Valoramos que es un piso de tamaño considerable, que es sobre todo céntrico y que tiene un precio no elevado, en torno a los 475 euros. Cada uno pagamos 158 euros al mes, casi 200 con gastos... Me acuerdo que mi padre también lo vio antes de que lo alquilásemos y las humedades no le llamaron la atención. El casero nos había aclarado que el piso no estaba en su mejor momento a nivel estético, pero que no íbamos a tener problemas para convivir en él, algo que, una vez dentro, rápidamente comprobamos que no era así. Pasas una mano por la pared y se queda empapada. En él no hay calefacción, tenemos calefactores», explica Víctor D’Ambrosi, uno de sus inquilinos.

Tres estudiantes denuncian el mal estado de su piso en Santiago

«El problema surgió a mediados de septiembre, con las primeras lluvias intensas. Las humedades del salón se acrecentaron, empezando por una esquina y ocupando una pared entera, que conecta con la galería, cuyo techo ya casi es negro. Comenzaron las goteras, hasta por tres puntos distintos, las filtraciones...», aclara desde un piso que sumó más incidentes. 

«Nos encontramos ratones, pero al tener uno de nosotros un gato, eso lo pudimos solucionar. Fue algo puntual. También sufrimos plagas de termitas, que nos obligaron a mover algún mueble. Pero el gran problema para nosotros no fue eso, sino las humedades del salón, al que ya no vamos; que evitamos. Realmente hacemos vida cada uno en sus habitaciones, que sí están en buen estado», remarca, queriendo poner, de todas formas, el foco en la buena comunicación que mantienen con su casero, cuyo nombre prefieren no dar al estar todo, defienden, en vías de solución. «Cuestiones menores, como problemas con la instalación eléctrica, ya las abordó. Queda lo grande, las humedades, que no sé si nosotros veremos solucionadas este curso», afirma el estudiante, aclarando en todo caso que no dudan en continuar en él hasta junio.

«Este es mi tercer año. Estoy curado de espantos. Me acuerdo que hace dos me habían ofrecido un piso por una zona cercana al Museo do Pobo Galego por el que, además de pedirme tres meses de fianza, se incluía una habitación que tenía solo tres paredes. ¡La cuarta era una cortina!, a pesar de que la casera lo negase», rememora aún asombrado.

«En otro piso todas las ventanas estaban agrietadas, pasabas frío...», añade, remarcando por tanto que la vivienda de la estación intermodal no les sorprendió.

«Sabes que por 200 euros es posible que el piso pueda tener alguna humedad, pero esto no debería ser lo normal», razona, quitando importancia a que su piso se haya viralizado en las redes. «La gente de la facultad se alegra que pongamos de nuevo de relevancia la situación cotidiana en la que muchos viven», concluye.

Si quieres compartir tu experiencia en alguno de los pisos en los que has vivido puedes enviárnosla al correo electrónico vivirsantiago@lavozdegalicia.es

 


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