Las impresionantes imágenes de las auroras boreales que también se vieron en Santiago y que, probablemente, se repitan este año
Vivir Santiago
En un período de máxima actividad solar, que es la causa principal del fenómeno, el cielo compostelano se tiñó de rosa y de morado
11 Oct 2024. Actualizado a las 17:16 h.
Unas ráfagas de color rosa y morado tiñeron esta noche el cielo de Galicia. Se trata de auroras boreales, un fenómeno que, aunque ya tuvo un antecedente el pasado mes de mayo, no es habitual poder disfrutarlo, como acaba de pasar, en la ciudad de Santiago. El causante es un período de máxima actividad solar que se produce, más o menos, cada once años. Se encuentra en su apogeo y, probablemente, se extienda hasta mediados del 2025. En los próximos meses, las noches compostelanas se pueden volver a pintar de colores.
El por qué lo explica José Ángel Docobo, director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller. Las auroras boreales se producen a raíz de una eyección de masa coronal solar, algo que el científico traduce como un «estornudo» directo de la estrella. Produce unas partículas que, cuando llegan a la Tierra, se reconducen por los polos magnéticos. Esa es la razón por la cual el fenómeno se suele asociar al Ártico, donde las auroras son comunes. «Es simplemente la interacción de esas partículas de viento solar con las moléculas de la atmósfera», resume Docobo.
Sin embargo, cuando el Sol está en un período de máxima actividad, el número de partículas que desprende es mucho mayor. Los campos se ven desbordados y, por eso, pueden llegar a latitudes más bajas. Ese el el motivo por el cual los cielos de Santiago se tiñeron tanto esta noche como aquella de mayo de rosa y de morado. Esta fase solar se repite, aproximadamente, cada once años. Lo que sí, el científico expone que de esta vez parece más intensa que otras. Por eso, no descarta que de aquí hasta mediados del año que viene los vecinos de Santiago vuelvan a ser testigos de este llamativo fenómeno.
«La probabilidad es alta», asegura, aunque la predicción no se puede hacer con una antelación mayor a dos días, que es cuando tiene lugar la eyección. Como contexto a las de este año, recuerda las del 1989, de tres horas de duración, y las del 1938, de seis horas. A finales del 2023 hubo un precedente, pero, al estar el cielo nublado y con lluvia en Santiago, no se pudo ver. Contemplar la de ayer, sin ir más lejos, también dependía de que el cielo se despejara. «Si fuera el día anterior, no se hubiera visto», sentencia Docobo.
En las redes, la emoción fue mayúscula. Una fotografía capturada en el barrio de Sar colgada en Twitter por @diegocidras llamaba la atención de aquel que la viera. «Non hai palabras para describir as emocións desta noite», escribía en el texto que la acompañaba. En él, aseguraba que el fenómeno había sido visible tanto a las 23.00 horas como a las 01.35 horas. «Unha pegada histórica nos ceos galegos», concluía.