Warren Buffett dona 37.000 millones de dólares a la fundación de Bill Gates

Un mundo mejor es posible. Con esta frase podría bautizarse la última oleada de generosidad que desde hace semanas sacude al mundo empresarial norteamericano. Apenas unos días después de que el hombre más rico del mundo, el magnate informático Bill Gates, anunciara su intención de retirarse de los negocios para dedicarse a la beneficencia, la segunda fortuna del mundo, liderada por el inversor estadounidense Warren Buffett, comunicaba ayer su adhesión al proyecto de Gates tras donar más de 37.000 millones de dólares a la institución benéfica que el creador de Microsoft lidera junto con su mujer Melinda. «Esta es una decisión meditada durante más de 50 años», declaraba en rueda de prensa Buffett, de 75 años de edad, quien tan sólo ha exigido como condición para su donación que el matrimonio Gates no abandone su dirección. Conocido como el Oráculo de Omaha por su instinto para los negocios, se calcula que la donación de Buffett supone un 85% de su fortuna personal. Un dinero que se unirá a los 30.000 millones de dólares con los que contaba la fundación, bautizada como Bill y Melinda Gates, y enfocada especialmente a equilibrar las oportunidades en el mundo en campos como la salud, la educación y las comunicaciones. Cinco veces la ONU La unión de las dos mayores fortunas del mundo en la lucha contra la pobreza ha sido considerada por muchos como el comienzo de una nueva era en el campo de la salud. Si se tiene en cuenta el presupuesto de la ONU para los países en desarrollo, apenas 12.000 millones de dólares, se puede hacer una estimación de hasta qué punto la nueva fundación podría marcar un nuevo hito en sanidad. Anteriormente las aportaciones de Gates han conseguido avances importantísimos en enfermedades como la malaria, que cada año mata a un millón de personas, y que gracias al informático cuenta ya con una cura experimental. Además la nueva macrofundación contará con la experiencia de Gates en los negocios. «La vida ha tratado de una forma terrible a miles de millones de personas en todo el mundo, y Bill y Melinda están empeñados en reducir las diferencias hasta donde puedan», dijo Buffett. ?Las fortunas sencillas Amigos desde hace años, gracias a la afición común del críquet, Gates y Buffett no sólo comparten una conciencia acusada, sino también un estilo de vida sencillo y falto de ostentación. Si el creador de Windows reconoce viajar siempre en turista y no poseer ni un solo mueble caro en su despacho, Buffett, por su parte, sigue viviendo en la misma casa que compró cuando todavía era una empresario normal, posee un sueldo anual de 100.000 dólares y no quiere crear una dinastía rica: «Mientras no nos falte lo necesario a mí a mis hijos, considero una obligación aportar al mundo las oportunidades que yo he tenido». El anuncio sorprendió, porque siempre había dicho que donaría su fortuna después de su muerte. Pero el fallecimiento de su esposa Susan, en el 2004, le llevó a cambiar de idea, porque creía que ella le sobreviviría y se encargaría de la beneficencia.