Los pájaros ya tienen competencia
Sociedad
El uso de «drones», todavía incipiente, ha pasado del ámbito militar al privado
08 Dec 2013. Actualizado a las 07:00 h.
El lunes Amazon anunció que estudia la posibilidad de utilizar drones, vehículos no pilotados, para desarrollar tareas de mensajería. Pero el anuncio de Jeff Bezos, presidente de Amazon, de crear aparatos para suplantar a los tradicionales carteros, no fue el primero. La firma australiana de libros Zookal ya efectuó antes pruebas. Y también una cadena de pizzerías británica llamada Pizza Domino´s, que fletó incluso un robot cargado con dos pizzas de peperoni para un cliente, envío que tenía un fin estrictamente comercial.
Hasta el momento solo la tintorería Manayunk, de la ciudad estadounidense de Filadelfia, tiene operativo un sistema que emplea drones para devolver al cliente su abrigo. Eso sí, limitado a una entrega al mes. Aunque Bezos insiste en revolucionar el transporte por vía aérea con estos ingenios, apenas existe legislación sobre su control. Se estima que en el 2015 Estados Unidos permitirá libremente la circulación aérea de drones; Europa lo hará un año después. Por de pronto, el presidente Barack Obama ya ha ordenado invertir en drones más de 25.000 millones de euros. Los expertos estudian cómo estructurar el espacio aéreo para que no se produzca un caos. La regulación para una explosión futura ya está en el horno. A pesar del alza de la demanda de estos aparatos por particulares -en los últimos años se tramitaron 1.400 licencias en EE. UU.- su uso aún está restringido.
Pero, ¿qué es un dron?
Los primeros aviones no tripulados o UAV, como también se les conoce, fueron militares. Estados Unidos aplica el invento a la lucha contra el terrorismo y al espionaje, no sin polémica, pues el uso de drones en Afganistán e Irak ya ha causado víctimas.
De la esfera militar la tecnología pasó a la privada. Pero, ¿qué son? Los drones son aparatos no tripulados, pueden portar cámaras y están dotados de GPS y un sistema computerizado. Una máquina que posee unas funciones similares a un smartphone. Y se puede manejar desde una tableta o un teléfono móvil con conexión wifi. Tan sencillo como marcarle una ruta y que eche a volar. Existe una larga lista de modelos de drones en el mercado, aunque quizás el más popular entre los usuarios sea el Parrot AR, un cuadricóptero. Hay también hexacópteros, octocópteros; cientos de nombres que dependen del número de hélices que presentan. Y un mercado de segunda mano que comienza a ser considerable en la red.
En España, varias firmas fabrican estos artefactos voladores: Fulmar, Pelícano, Atlante o Centauro son algunas de ellas. Pero la auténtica revolución se encuentra en la multiplicidad de usos que ofrecen los drones.
¿Para qué sirven?
Disciplinas como la arqueología se valen hoy de ellos. Sobre las ruinas romanas de Pompeya un dron, el Pompeii Aerial Survey, toma datos de los restos que sepultó la lava del Vesubio; los arqueólogos pueden levantar planimetrías, tomar ortofotos y descubrir asentamientos. La agricultura se vale de estos aparatos para el estudio de plagas y sistemas de riego o el desarrollo de cultivos.
También los volcanes pueden ser estudiados con los UAV sin temor a los gases nocivos, pues no exigen piloto; la policía ya vigila con drones las fronteras, mide manifestaciones -como la de la Diada de Barcelona este año-, la prevención de incendios, la caza ilegal y el furtivismo, e incluso -como en el servicio público de trenes de Alemania- sirven para disuadir y perseguir a los grafiteros. El cine y la publicidad ya lanzan drones para captar imágenes aéreas en alta definición. Las vistas cenitales de algunos anuncios de automóviles, que en la actualidad se emiten en nuestras pantallas, fueron tomadas por estos robots voladores que adelantan el futuro.