El pago de la factura climática bloquea el acuerdo en la cumbre de París
Sociedad
China e India exigen que sean los países ricos los que asuman el esfuerzo inversor
09 Dec 2015. Actualizado a las 07:29 h.
Diferenciación. Es la palabra clave que puede marcar el éxito o el fracaso en las negociaciones de París dirigidas a conseguir el primer acuerdo global contra el cambio climático. Es el mismo escollo que hace seis años hizo reventar la cumbre de Copenhague. El concepto que está en la diana de todas las discusiones se refiere al diferente esfuerzo que han de asumir los países a la hora de reducir sus emisiones de efecto invernadero y, sobre todo, sobre quiénes debe recaer el peso de financiar un mínimo de 96.000 millones de euros anuales que serán necesarios a partir del 2020 para sufragar los costes de adaptación a los efectos del calentamiento global (inundaciones, sequías, aumento del nivel del mar...) y de mitigación para que los países en desarrollo puedan iniciar la transición de sus economías hacia un modelo energético basado en tecnologías renovables.
Este problema siempre estuvo sobre la mesa, pero parecía que el empuje dado por los líderes mundiales y la voluntad real de llegar a un acuerdo global harían posible limar las diferencias. Es posible que así sea el próximo viernes, pero ayer los países emergentes agrupados en el grupo Basic (China, India, Brasil y Sudáfrica) hicieron temblar a los negociadores al formar un frente común en el que piden que se mantenga el principio de diferenciación de responsabilidades establecido en la Convención de Río de 1992 y plasmado en el primer Protocolo de Kioto de 1997, en el que quedaron exentos de su cumplimiento Estados como China e India, que hoy en día son el primer y el cuarto contaminador del mundo. Las reglas del juego ahora son distintas, ya que todos los países se comprometen, mediante acuerdos voluntarios, a reducir o estabilizar sus emisiones para conseguir que la temperatura media del planeta no supere los 2 grados de aquí a fin de siglo con respecto a los niveles preindustriales, aunque por el momento sean insuficientes. Pero este esfuerzo debe ser financiado, a su juicio, por los países desarrollados que son los históricos contaminadores, un argumento que apoya el llamado G-77, un bloque formado por más de cien países.
Decepción
«Estamos decepcionados con el escaso apoyo prestado a la financiación en los compromisos que han traído a París los países desarrollados. Ellos tienen el dinero y la tecnología y la obligación de transferirlo a quienes no contamos con ello», dijo el ministro indio de Medio Ambiente, Prakash Havadekar.
China e India están dispuestos a adoptar compromisos voluntarios a la hora de ayudar a los países menos favorecidos, pero no quieren que el acuerdo les obligue a ello. La UE y EE.UU., por contra, argumentan que el actual escenario es muy distinto al de 1997 y que estos dos gigantes, al igual que Brasil o Sudáfrica, son ahora potentes economías que deben asumir la parte que les toca. Pese a estas diferencias, el cambio con respecto a Copenhague es que ahora sí parece que existe voluntad de resolver el problema.
Oviedo reabre su autopista de acceso al bajar la polución
El Ayuntamiento de Oviedo reabrió ayer al mediodía al tráfico el acceso a la capital asturiana a través de la autopista A-66, que la comunica con Gijón y Avilés, tras 43 horas cerrado ante los elevados índices de contaminación que se registraban en la estación medidora de contaminación de la zona. Tras las pequeñas precipitaciones registradas en las últimas horas, los sensores ubicados junto a la zona restringida al tráfico registraban una hora antes de la apertura 6 microgramos por metro cúbico de partículas en suspensión tras haber alcanzado el lunes una máxima de 61, once por encima del límite, y lejos de las 99 que llegó a detectar cuando se adoptó la medida en la noche del domingo.
La decisión fue cuestionada desde partidos políticos como Podemos, IU o UPyD, que reclaman la adopción de medidas desde el Principado sobre la contaminación registrada en el conjunto del área central de Asturias, así como por grupos ecologistas y asociaciones de vecinos de la ciudad al considerarla ineficaz.
Primer día de alerta en Pekín
Entretanto, Pekín vivió ayer su primer día de alerta roja por contaminación. La megalópolis presentaba un inhabitual escenario: poco tráfico, escuelas cerradas, padres inquietos por sus hijos y numerosas personas con mascarillas respiratorias, la única forma de no verse afectado por la inmensa nube tóxica. La densidad de las partículas de 2,5 micras de diámetro, particularmente peligrosas para la salud, alcanzaron ayer los 400 microgramos por metro cúbico, según niveles medidos por la embajada de Estados Unidos, cuando el límite establecido por la OMS es de 25.
La contaminación del aire provoca miles de fallecimientos prematuros cada año en China.
La UE se alía con 79 países vulnerables para salvar el pacto
La Unión Europea (UE) anunció ayer que ha formado una alianza con el Grupo de países de África, Caribe y Pacifico (ACP, por su siglas en inglés) para lograr un acuerdo ambicioso en la cumbre climática COP21 que se celebra en París. «La UE y los países de la ACP han acordado que el acuerdo de París tiene que ser legalmente vinculante, inclusivo, justo, ambicioso, sostenible y dinámico», dijo el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete.
Ambas partes también apoyan que en París se acuerde la creación de un mecanismo de revisión, que obligue a los países a presentar cada cinco años los progresos que han hecho en la reducción de sus emisiones.
Galicia, en el acuerdo del agua
También en la cumbre del clima de París, Galicia se sumó ayer al primer Pacto sobre agua y cambio climático. El acuerdo fue firmado por la conselleira de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Beatriz Mato, que participó en la conferencia de la ONU como parte de la delegación española. Mato también se comprometió a promover una movilidad más sostenible, un alumbrado público de menor consumo o edificios públicos más eficientes.
Seis eléctricas piden un precio para el CO2
Los responsables de seis grandes eléctricas europeas, entre ellas las españolas Iberdrola y Gas Natural Fenosa, reclamaron ayer en París el establecimiento de un precio a las emisiones de dióxido de carbono sobre criterios de mercado y con un marco normativo estable para las inversiones.
Los presidentas de esas compañías (Iberdrola, Gas Natural Fenosa, las alemanas RWE y E.ON, la francesa Engie y la checa CEZ Group) insistieron en la importancia de que la cumbre climática termine con un acuerdo de ámbito global de reducción de las emisiones causantes del efectos invernadero y que ofrezca una señal sobre el precio del CO2.