«En Luxor vamos a reconstruir un coloso de alabastro de 200 toneladas»
Sociedad
Miguel Ángel López Marcos se ocupa en Muxía de la recuperación de la Pedra de Abalar. Acaba de aterrizar en las ruinas de Tebas para afrontar su decimotercera campaña egipcia
11 Feb 2016. Actualizado a las 13:40 h.
El proyecto internacional para la recuperación de los colosos de Memnón y el templo funerario de Amenofis III incorporó en el 2004 al arqueólogo Miguel Ángel López Marcos, que dirige la reconstrucción de la estatuaria colosal. Este gallego de adopción que se ocupa en Muxía de la recuperación de la Pedra de Abalar junto a la firma Terra-Arqueos, acaba de aterrizar en Luxor para afrontar su decimotercera campaña egipcia, en la que asumirá un reto histórico: la primera reconstrucción de un coloso de alabastro.
-¿Qué dificultades presenta esta ingente tarea?
-El coloso de alabastro sería el primero de la pareja correspondiente al tercer pilono de entrada al templo de Amenofis III en Luxor. Allí vamos a reconstruir por primera vez un coloso de alabastro, de 200 toneladas, ya que no hay ninguna escultura tan grande en un templo funerario. Es un material complicado por la existencia de vetas de arcilla y caolín que atraviesan su formación cristalina y debilitan la estructura, sobre todo al manipular los fragmentos, de más de 40 toneladas, o al taladrar para insertar espigas de acero.
-¿Quién fue Amenofis III?
-Su reinado fue probablemente el más próspero de Egipto, ya que se habían culminado con éxito las campañas expansivas de Tutmosis III y Amenofis II. Construyó el mayor templo funerario, de más de 700 metros y con las mayores estatuas, para inmortalizar su gloria eterna.
-¿Qué condiciones tiene usted en Egipto para trabajar después de los últimos atentados del terrorismo islamista?
-Las condiciones son las habituales en este tipo de actuaciones. En cualquier caso, al estar en un barrio a las afueras, entre El Qurna y El Barat, y después de tantas campañas, ya somos conocidos entre una población que antes vivía del turismo y ahora debe sobrevivir prácticamente con el trabajo en estas campañas de recuperación del patrimonio.
-¿Hay gallegos en su equipo?
-De Galicia soy el único representante, como gallego de adopción, ya que vivo en Ourense desde hace más de 15 años. Los compañeros de excavación, alemanes o franceses, me preguntan mucho si habrá otra campaña en el castro de Castromaior, en el de San Cibrao de Las o en el de Baroña, que es el que más impresiona por su paisaje único.
-¿Hay alguna vinculación entre su labor en Egipto y la que realiza con la Pedra de Abalar?
-Desde Luxor me llaman como arqueólogo y restaurador, especialista en piedra y grandes estructuras, para mover y reconstruir las estatuas colosales del templo. Desde la Xunta, para mover y musealizar el monumento de Muxía, así que hay más relación de lo que parece, por cuanto son grandes estructuras a desplazar y recuperar. La Pedra tiene gran valor como monumento natural debido a su situación en la Costa da Morte y a la fuerte tradición popular.
-¿Qué falta por hacer en Muxía?
-Está prevista la musealización del fragmento pequeño en la zona del atrio de la iglesia. El grande fue llevado hasta su posición original, con la incógnita de si volvería a abalar o no. Siempre se dijo que las condiciones se daban. Si no llegara a moverse, podría deberse a que con los temporales se hubiese dañado su único punto de apoyo, erosionado quizá por el vaivén del oleaje, o bien a que se hubiese anulado el precario equilibrio de un centro de gravedad ya inexistente al retirar las 3,6 toneladas del fragmento del atrio. En ese caso, parece que se iba a sopesar de nuevo la idea de pegar ese trozo para recuperar el equilibrio perdido.
-Dice el historiador Antón Castro que la Pedra no abala porque está distanciada 45 centímetros de su posición original.
-Me asombra que la profesionalidad y el gran esfuerzo empleados se echen por tierra con este tipo de afirmaciones que, por exageradas, pierden su valor. Quizá si se hubiera dicho que le falta un centímetro, sería discutible, pero medio metro? Aunque sería más fácil pensar que no abala porque se han eliminado 3.600 kilos precisamente de la punta donde se hacía la presión. Es decir, que además de la gente que la hacía oscilar, harían falta 50 personas extra para suplir el peso retirado.