La Voz de Galicia

París homenajea en la pasarela a la mujer fuerte y con carácter del siglo XXI

Sociedad

María D. Valderrama EFE

Los diseñadores Nehera, Léa Peckre y la holandesa Liselore Frowjin, de solo 24 años, han abierto la Semana de la Moda de la capital francesa

01 Mar 2016. Actualizado a las 19:51 h.

La mujer, llena de fuerza, carácter y personalidad, se convierte en la musa única y total de la moda de la mano de los diseñadores de Nehera, Léa Peckre y la holandesa Liselore Frowjin, que con tan solo 24 años se estrenó este martes en la Semana de la Moda de París.

Los desfiles de presentación de las colecciones otoño-invierno 2016/2017 dieron comienzo este martes en una jornada cargada con los diseños de los creadores noveles, que demostraron cómo los prototipos en el mundo de la moda también cambian. Dando un giro a lo que se ha visto en las últimas temporadas, los modistos defendieron a una mujer con carácter, creativa y poderosa, como demostró por ejemplo la jovencísima Frowjin en la firma que lleva su mismo nombre.

La holandesa se estrenó en el Atélier holandés, en pleno centro de la Rive Gauche parisina, un espacio diáfano en el que destacaron su propuestas: un sinfín de colores en faldas de tubo, chaquetas tipo «bomber» y pantalones de pata de elefante en estampados salvajes. El trabajo de la diseñadora, que se graduó hace tan solo dos años, está muy influenciado por el arte y aprovechó su estreno por la puerta grande de la moda para dedicar el desfile a las mujeres, concretamente a su gran musa, la escultora y pintora Niki de St. Phalle, fallecida en 2002.

Han sido sus esculturas las que han motivado a Frowijn a trabajar especialmente los textiles y las texturas de esta colección, donde los materiales se mezclan y se superponen. «Es muy importante para mí permanecer conectada a esa inspiración artística», explicó Frowijn a Efe tras el desfile. «Esta vez, inspirándome en el trabajo de Niki de St. Phalle, quería que fuera una colección muy optimista porque entiendo así su forma de ver la vida», aseguró.

Una línea de ropa dedicada a «todas las mujeres fuertes» que viven o han vivido en este mundo, mujeres que desprenden la misma vitalidad y energía que los diseños de la holandesa y que, como ella, disfrutan con lo inesperado y buscan lo original. «Siento que vivimos en el siglo de las mujeres, ya sea en política o en el cine», confió Frowijn, enormemente emocionada y agradecida al equipo con el que trabajó, ya que para ella el mayor reto ha sido la propia organización del espectáculo.

La firma Nehera fue más allá de los cánones de belleza al valerse en su desfile de mujeres de todas las edades, entre ellas Alexis, una sexagenaria que lució uno de los looks de la marca presumiendo de una larguísima melena larga peinada hacia atrás. Esta era la segunda colección del diseñador Samuel Drira para la firma tras su paso por el mundo de la edición de revistas, aunque también había trabajado como asesor y estilista para marcas tan reconocidas como The Row, Hermès o Hugo Boss.

En una gama de tonos tierra, Nehera cantó a la feminidad con prendas que se superponen, que envuelven y que atraen hacia ellas para que la mujer quiera tocarlas y, sobre todo, vestirlas. «He buscado la armonía en los colores como el beige, el tostado, rosado, camel y tonos más amarillos en piezas muy fluidas gracias al uso del satén y el algodón japonés, todo está entrelazado», describió Drira en declaraciones a Efe. A pesar del ímpetu con el que a veces los diseñadores intentan cargar a las colecciones de moda de significado artístico, Drira trató más bien de reflejar el mundo privado de la mujer, dejando que sea la cliente quien decida el mensaje que quiere darle a su moda y cómo quiere vestir. «En esta profesión hay que trabajar con el instinto y luego darle forma para que sea lo más coherente posible», defiende la diseñadora de Nehera.

Y otro de los nuevos talentos de la pasarela parisina, la francesa Léa Peckre, tan solo necesitó dos colores para hacer temblar el Palais de Tokyo, templo de la modernidad elegido como escenario para su muestra: azul noche y blanco pulcro. Con este simbolismo, Peckre trasladó a sus modelos a las 5 horas de la mañana, momento del día en el que todo se mezcla: los que comienzan su jornada y los que la terminan.

Por ello, las prendas se adaptan igualmente: vestidos ultra cortos con volantes revoltosos, como la noche, abrigos masculinos sobre prendas de lencería que siempre mantienen el toque «sport» gracias al uso de deportivas en los zapatos, presentes a lo largo de todo el desfile.


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