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Así afecta el cambio de hora a nuestro cerebro

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Esta madrugada queda instaurado el horario de verano con el adelanto de una hora: a las 2.00 serán las 3.00

26 Mar 2016. Actualizado a las 15:39 h.

Recién estranada la primavera, esta madrugada queda oficialmente instaurado el horario de verano. A las dos de la madrugada habrá que adelantar el reloj una hora, hasta las tres. Oficialmente, este día, que coincide con el último domingo de marzo, tendrá una hora menos con el fin de ajustarse al nuevo horario de la estación estival; una hora menos de sueño, que se le gana al anochecer. A partir de ahora, los días serán más largos, la luz del sol permanecerá hasta última hora de la tarde en el oeste de la Península Ibérica, mientras que en las latitudes, el sol saldrá antes.

Este cambio no es nuevo, en España empezó a aplicarse oficialmente desde hace 35 años, como una medida para aprovechar mejor la luz del sol y gastar menos electricidad en iluminación; en la teoría, los ciudadanos europeos ya se resignan a cambiar artificialmente sus relojes dos veces al año, pero este hecho tiene consecuencias para el organismo humano.

«Somos organismos que dependemos de los cambios de la luz que, a su vez, sincroniza las fábricas de nuestro interior pero, sistemáticamente dos veces al año, por conveniencias establecidas en base a criterios más que discutibles, alguien se empeña en modificar nuestros ritmos. Claro está que no es una catástrofe permanente y que solo hablamos de modificar una hora, pero hay peajes que pagar», asegura Javier Cudeiro, catedrático de Fisiología y director del Centro de Estimulación Cerebrla de Galicia y de Neurocom.

Cudeiro explica que la pérdida de una hora de sueño induce cansancio y estrés, lo que conduce a un aumento del 5 % en el número de ataques al corazón en los tres días que siguen al cambio de la hora en primavera. Y con la gente más cansada, hay más accidentes laborales y disminuye la concentración y la productividad en el trabajo, incrementándose un fenómeno llamado ciberpereza. Es decir, dedicarse a surfear en la web durante las horas de oficina.


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