La Voz de Galicia

La Manada: cuatro errores judiciales y una víctima que nunca se rindió

Sociedad

Doménico Chiappe madrid / colpisa
Manifestación en Sevilla para celebrar la decisión del Supremo de elevar de nueve a quince años la pena de prisión para los miembros de la Manada

El Supremo subraya las equivocaciones de los jueces de Navarra y premia a la denunciante

24 Jun 2019. Actualizado a las 10:55 h.

Las sentencias de abuso sexual contra la Manada emitidas por las dos instancias judiciales de Navarra contenían cuatro errores, que no hubieran ocurrido de prestar atención a la jurisprudencia actual. «Incorrectas calificaciones jurídicas», en palabras de los jueces de la Sala Penal del Tribunal Supremo en el comunicado refrendado el mismo día de la sentencia. No hubo abuso sexual, sino violación, por existir un escenario intimidatorio y carecer de consentimiento por parte de la mujer. Tampoco hubo un único delito continuado, sino al menos diez agresiones. El tercer error es no determinar dos «agravaciones específicas»: trato vejatorio y «actuación conjunta de dos o más personas». El último gazapo se cometió con el delito de sustracción del móvil. No fue hurto, sino robo con intimidación.

«Las consecuencias serán importantes», considera Arantxa Elizondo, profesora del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad del País Vasco. «En el ámbito judicial facilitará una más adecuada interpretación de la actitud de la víctima en casos de agresión sexual, sin que sea necesario que haya habido una resistencia arriesgada para su propia integridad. En el ámbito político, el fallo y su impacto pueden contribuir a que se impulse la modificación del Código Penal, agilizando las propuestas realizadas por expertos en los delitos de agresión sexual».

El movimiento feminista no baja la guardia. «Nos sentimos satisfechas, pero no contentas. Desde el 2016 ha habido 89 violaciones múltiples», advierte Henar Sastre, portavoz del Fórum Feminista de Madrid. «La sentencia es un aviso a navegantes. Es pedagógica. Ellos estaban en la calle, con el mensaje de que aquí no pasa nada. Y sí que pasa. La lucha ha servido de algo».

Hay un tercer factor. La sensación de triunfo del movimiento feminista y su heroína, una joven que ahora tiene 21 años y que se negó a abandonar la denuncia de la violación sufrida a los 18. «No todas las mujeres tienen la fuerza para asumir dos años de denuncias y juicios después del trauma de la violación. Ella ha sufrido todas las consecuencias que tiene denunciar, que son muy duras. Se hizo público el vídeo y su nombre», dice Sastre. Ella, que vio cómo su nombre salía a la luz pública, primero por un error de la judicatura y después por una filtración de los defensores de la Manada, «generó una reacción popular sin precedentes en España, que impulsó el #YoSíTeCreo. Y acabó creyéndola también el Supremo.


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