Sprite, la leyenda se hizo realidad
Sociedad
Los científicos han realizado nuevas observaciones de un fenómeno que se consideraba un invento de los pilotos
28 Oct 2019. Actualizado a las 09:32 h.
La historia de la humanidad está plagada de mitos y leyendas. La ciencia ha permitido averiguar que algunos son reales. Por ejemplo, siempre se creyó que la existencia de la conocida como «ola solitaria» era producto de la imaginación desbocada de los hombres de mar. Los marineros hablaban de una ola gigante que se alzaba sobre las demás en un mar revuelto. Sin embargo, hace ya unos años se registró una ola con unas características que se ajustaban a esa descripción. Actualmente, gracias a la tecnología, incluso es posible predecirlas, algo muy útil para la seguridad marítima.
Otro relato considerado durante décadas como pura fantasía era el que contaban los pilotos de los aviones, que a menudo aseguraban haber visto unas misteriosas luces de colores por encima de las nubes. Los testimonios fomentaron todo tipo de teorías. Se especulaba con la posibilidad de que fuesen ovnis. Al final se acabó hablando de «duendes de las tormentas» un concepto que reforzaba todavía más el carácter ficticio de ese supuesto evento.
Pero en 1989 llegó la sorpresa. Una cámara instalada en un cohete espacial fotografió un extraño fenómeno luminoso, hasta ese momento desconocido. A partir de esa prueba gráfica, la comunidad científica se tomó en serio el asunto y se puso a investigar. A lo largo de los años se consiguieron tomar algunas imágenes más pero no fue hasta el 2010 cuando se grabó un vídeo de sprites, su término científico, con buena calidad.
Lo que se descubrió con el tiempo es que el fenómeno se asemeja bastante a la propuesta que había realizado en 1925 un físico británico llamado Charles Wilson que señaló que por encima de las nubes de tormenta se producen intensas descargas eléctricas capaces de generar destellos de luz.
Hoy el evento se observa con frecuencia aunque todavía existen muchas más preguntas que respuestas. Al menos se sabe que están asociados a la presencia de cumulonimbos. En este sentido, la tesis más aceptada explica que se forman cuando coinciden este tipo de nube de desarrollo vertical y un rayo positivo. Normalmente las nubes de tormenta tienen cargas negativas en su base y conectan con las positivas del suelo a través del aparato eléctrico.
En la parte superior existen también cargas positivas capaces de producir una descarga entre la parte más alta de la nube y los siguientes 50 kilómetros que se extienden hacia la atmósfera superior. Aparecen entonces esas ráfagas de luces de colores, que parecen fuegos artificiales de colores rojos y azules y que tienen forma de cebolla.