Los meteorólogos gallegos: «Si el cambio climático continúa puede llegar un gran huracán»
Sociedad
La comunidad científica de la comunidad sostiene que el caso de Pablo «se veía venir y habrá más en el futuro»
11 Nov 2020. Actualizado a las 12:10 h.
En octubre del 2017 y 2018 se formaron los huracanes Ofelia y Leslie cerca de las Azores. Ambos ascendieron en latitud y afectaron a Galicia de manera indirecta como ciclones extratropicales o borrascas. Una situación que volvió a repertirse a comienzos de este mes con Lorenzo. Durante su ascenso pasó a poca distancia de la costa gallega convertido también en un sistema de bajas presiones de toda la vida. Ya son varios años consecutivos con huracanes rondado cerca de la Península. «La probabilidad de que este tipo de eventos sucedan está aumentando en el contexto del cambio climático y ya había estudios que advertían de que esto podría suceder. Parace probable que en los próximos años sigamos viendo estos fenómenos», advierte Juan Taboada, de MeteoGalicia.
Pero incluso en un contexto en el que la actividad ciclónica aumenta a las puertas de Europa, el caso de Pablo ha puesto en jaque a los científicos gallegos. «La verdad es que ha resultado sorprendente, sobre todo por su rápida evolución a huracán en condiciones muy poco habituales para que se produzcan este tipo de transiciones», reconoce Francisco Infante, delegado de la Aemet en Galicia. «La diferencia reside en que Pablo alcanzó la categoría de huracán mientras se movía hacia el norte», añade Taboada. «Puido converterse en furacán sobre augas cunha temperatura de 18 graos. O umbral típico que se emprega é de 26,5. Por debaixo desa temperatura non pode sobrevivir», explica Damián Insua, investigador en física no lineal de la USC.
El papel del «jet stream»
La influencia de la corriente en chorro ha sido decisiva para entender por qué una tormenta se transformó en huracán de categoría 1 a escasos 700 kilómetros del litoral gallego. «Unha borrasca asociada ao jet stream descólgase cara o sur e transfórmase en tormenta tropical, un proceso que se coñece como «transición tropical». Unha vez que a borrasca se descolga, a cizalladura vertical do vento é baixa. Ademais, a borrasca trae consigo aire frío en altura. Estes dous factores, xunto cuns altos valores de humidade, fixeron que a inestabilidade se mantivese forte a pesares da baixa temperatura da auga do mar, polo que a tormenta tropical intensificouse e converteuse en furacán», sostiene Insua. «En las latitudes medias los vientos en capas medias y altas de la atmósfera suelen ser intensos y esto inhibe la formación de estos eventos. Pero quizá la tendencia a que la corriente en chorro adopte un modo más meridional puede hacer que esta cizalladura disminuya en muchos lugares», propone Taboada.
Pablo ostenta ahora mismo varios récords. Ha protagonizado la metamorfosis de tormenta tropical a huracán más tardía, a unas semanas del final de la temporada. También ha transitado en el punto más al este y al norte del océano desde 1979, cuando comenzó a realizarse un seguimiento de la actividad ciclónica en el Atlántico con la ayuda de los satélites. «El antecedente del ciclón tropical que había viajado más al norte y este fue Vince, en el 2005. De hecho, aquel llegó a entrar por el suroeste de la Península, aunque no como huracán sino como tormenta tropical», recuerda Infante.
Pablo podría obligar a replantar muchas investigaciones y a reescribir artículos y libros sobre la naturaleza de estos eventos meteorológicos. En concreto, la parte sobre las zonas donde pueden o no nacer. «En principio sí contradice la lógica científica de que no se pueden formar huracanes en las aguas gallegas. Aunque la temperatura del agua del mar nunca es suficientemente elevada, en el caso de Pablo hemos visto que si la convección es alta por otros motivos, como la presencia de aire frío en altura, ese requisito puede suavizarse», reconoce Taboada. «É preciso seguir investigando pero para iso resulta necesario que os gobernos se impliquen e aporten os cartos necesarios para levar a cabo estas investigacións», asegura Insua.
Nuevo contexto climático
El año pasado un artículo publicado en la revista Nature Geoscience señalaba que el cinturón tropical, que se encuentra entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, a 23 grados norte y sur, se está expandiendo como consecuencia de la redución del gradiente térmico entre los polos y el ecuador. Las últimas estimaciones indican que se desplaza algo menos de un grado de latitud por década, concretamente entre 138 y 277 kilómetros hacia el norte y el sur.
En condiciones normales, las tormentas tropicales surgen en las aguas de Cabo Verde. El proceso arranca con una ligera perturbación del aire que sale del continente africano. Los vientos alisios, que soplan del este al oeste, ejercen de transporte para que el ciclón se mueva por la parte tropical del Atlántico. Durante el viaje atraviesa aguas cada vez más cálidas y va ganando categoría.
El cambio climático podría estar gestando un nuevo orden que permitiese que estos gigantes de la atmósfera se desarrollen, evolucionen e impacten en Galicia. «Convén estar preparado para o que poida ocorrer, pero o certo é que a comunidade científica aínda non ten unha resposta clara en canto a como o cambio climático está afectando á formación de furacáns preto das nosas costas», confiesa Insua. «Actualmente es prácticamente imposible que nos afecte un gran huracán, pero si el calentamiento global sigue elevando las temperaturas del agua de mar, aumentarán las posibilidades de sufrir huracanes en la Península. Esto encaja con las proyecciones que viene realizando la comunidad científica desde hace años», comenta Infante. «Todos pensábamos que era imposible que pudiese afectar un gran huracán a Galicia hasta que llegó Ophelia, que mantuvo la categoría 3 muy cerca de la comunidad. Es complicado saber qué va a pasar pero en un contexto de calentamiento y expansión del cinturón tropical no se puede descartar nada», dice Gonzalo Míguez, profesor titular de Física en la Universidade de Santiago.