Un regalo de Navidad sobre el féretro en el conmovedor funeral por Ari Behn
Sociedad
Noruega despide al exmarido de la princesa Marta Luisa en una ceremonia presidida por sus tres hijas y retransmitida por televisión
03 Jan 2020. Actualizado a las 23:42 h.
Una ceremonia altamente emotiva y casi de estado encabezada por sus tres hijas y su exmujer, la princesa Marta Luisa, marcó este mediodía la despedida en la catedral de Oslo al escritor Ari Behn, fallecido a los 47 años. Behn, que estuvo casado con Marta Luisa entre el 2012 y el 2017, se suicidó el pasado día de Navidad, tal como confirmó entonces su representante, Geir Håkonsund.
La familia real noruega, autoridades, amigos y cientos de ciudadanos anónimos llenaron el templo y los alrededores para hacer acto de presencia en una ceremonia que fue retransmitida por la televisión pública NRK y a través de YouTube.
El acto tuvo como grandes protagonistas a las tres hijas del fallecido: Maud Angelica, de 16 años; Leah Isadora, de 14; y Emma Tallulah, de 11. Fue la mayor de ellas quien tomó la palabra en la ceremonia, celebrada según el rito protestante y que duró una hora y media, según recoge Efe.
Maud Angelica, que subió al estrado acompañada por su madre, lamentó entre sollozos que nunca pudo entregarle a Behn un retrato suyo que ella misma había pintado y que reservaba para él como el regalo que nunca pudo llegar a depositar bajo el árbol. La tragedia se lo impidió. «Te lo iba a dar para Navidad. Mientras lo dibujaba, pensé en cuánto te amo», señaló la joven. El dibujo, del tamaño de un folio y con un mar dorado, quedó depositado sobre el féretro de su padre en una imagen desgarradora. Alrededor, decenas de coronas de flores, entre ellas la que le dedicaron las hijas del fallecido con el lema «Te querremos siempre».
«Debíamos pasar las Navidades juntos, y tenía tantas ganas de verte. Pero ahora nunca más podré ver tu tierna sonrisa y tus hermosos ojos», lamentó en su discurso Maud Angelica.
«Querido papá, siempre decías que estabas orgulloso de nosotras. Espero que sepas que también lo estábamos de ti. Eras mi héroe, te quiero tanto, te necesito tanto», dijo la joven, que defendió que un suicidio «no es culpa de nadie» y rogó con «corazón» y «alma» que quienes tengan problemas psíquicos pidan ayuda.
Los padres y los dos hermanos de Behn pronunciaron también emotivos discursos; en especial su hermano menor, Espen Bjørshol, incapaz por momentos de continuar su elogio del «protector» que le había ayudado a superar varias crisis personales a lo largo de su vida.
La ceremonia estuvo presidida por los reyes Harald V y Sonia, acompañados por los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit y por el resto de la familia real. Marta Luisa acudió junto a sus hijas -todas ellas adornadas con lazos de color rosa, el favorito de Behn-, pero sin su actual pareja, el polémico chamán estadounidense Durek Verret.
La primera ministra Erna Solberg, su predecesor en el cargo y ahora secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; ministros y políticos asistieron también al funeral. La representación de la realeza europea, sin embargo, fue exigua. Solo el príncipe Daniel de Suecia, marido de la princesa heredera Victoria, y la princesa Lorenza de Holanda acudieron al duelo.
Por expreso deseo de la familia, la ceremonia estuvo abierta al público. Muchos hicieron cola en el exterior de la catedral desde horas antes de que se abrieran las puertas y un par de cientos de personas quedaron fuera al llenarse el aforo, para unas 900 personas.
El suicidio de Behn causó una gran conmoción en Noruega y desató numerosas manifestaciones de duelo por parte de familiares, políticos, artistas, famosos y ciudadanos.
Cientos de personas se acercaron desde que se conoció la noticia de su muerte al Palacio Real de Oslo para depositar flores en recuerdo de Behn, cuyo divorcio de Marta Luisa fue el primero en la Casa Real noruega en dos siglos.
El propio Behn, que tenía la tutela compartida de sus tres hijas, ya había confesado con anterioridad sus problemas personales: en una entrevista concedida en el 2009 habló de que se sentía deprimido y solo y de que no era una persona con la que fuera fácil convivir.
En Infierno, su último libro, publicado hace un año, relató lo dura que había sido la separación de Marta Luisa y en la parte final incluía reflexiones sobre la muerte, así como una despedida de sus personas más cercanas.